lunes, mayo 27, 2024

ISEGORÍA: ¿Tiempo de los adioses?

Sergio Gómez Montero*
Para Julio, con afecto
Los tempi (plural de tiempo en latín) en política son implacables. O se cumplen las tareas a cumplir o el tiempo no regresa para hacerlas, así de implacables son las cosas. En política, no hay segundas oportunidades para hacer lo que no se hizo. Así, hoy que se acerca el adiós al gobierno de López Obrador la sensación de finitud definitivamente no se siente. Habrá pausa, sí, y habrá también cambio en la forma de hacer las cosas. El claudismo se comenzará a sentir y su proyecto de nación –que dará continuidad a los cambios iniciados por AMLO– se dejará sentir con fuerza.
Mas, como sea, ese cambio en apariencia minúsculo, históricamente será de gran trascendencia ya que, por primera vez, luego de 68 años, el modelo de capitalismo que predominó en el país –de búsqueda inútil de un iluso por inalcanzable estado de bienestar– se verá olvidado y sustituido por lo que sus promotores llaman nuevo humanismo y que esta columna califica como transición sedosa, que no se sabe qué persigue socialmente, pero que, hasta hoy, ha cerrado las puertas al neoliberalismo que lo procedió en el gobierno y que, por otra parte, ha estabilizado a la economía del país y ha impulsado un crecimiento relativo de ella, lo que ha permitido otorgar una serie de beneficios sensibles a los sectores más depauperados de la sociedad y, por ende, al sector trabajo de ésta. Luego de seis años del nuevo modelo económico puesto en marcha, el proceso electoral que hoy se está llevando a cabo va a permitir que ese nuevo modelo económico inaugurado por AMLO siga adelante, con las singularidades que el claudismo le va a imponer.
Nada sencillo, pues, el cambio trascendental que se avecina y que, todos los sectores sociales del país, vamos a saber, después de seis años, cómo él va a operar después de una primera etapa en la cual, venciendo problemas de diferente naturaleza, logró no sólo que la economía se estabilizara, sino también lo que fue su triunfo más significativo –como va a quedar demostrado el próximo dos de junio–: que la mayoría de la población se encuentre satisfecha con lo hasta hoy logrado y quiere seguir empujando para alcanzar el futuro que ya se vislumbra.
Un cambio más, manifiesto: luego de convivir seis años con el modelo de país que impulsó AMLO es que la mayoría de l población, a pesar de la guerra sucia tan brutal que impulsaron los conservadores del país –a la que el INE, contando con evidencias irrefutables, nunca quiso detener ni sancionar–, saldrá a votar próximamente a favor de eso, el modelo de país nuevo, que no tiene totalmente satisfecho todavía a un buen número de electores, pero sí a la aplastante mayoría de ellos.
Así pues, por eso suena raro este final de sexenio, porque es y no, a la vez, final y continuidad de un proyecto de Nación que, inaugurado hace seis años, va a tener continuidad al menos otros seis, y lo que s más importante: puede durar muchos años más, pues lo que es más significativo: el pueblo comienza a tener poder.
Muchas cosas pues, se van a decidir el próximo 2 de junio con el fin de gobierno de AMLO (saludos, Maestro).
Profesor jubilado de la UPN/Ensenada

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