viernes, mayo 24, 2024

OTRAS INQUISICIONES: Grandes maestros: Armando Ramírez

Pablo Cabañas Díaz.
Armando Ramírez Rodríguez (1952- 2019), fue un cronista y novelista comprometido con el lenguaje y la cultura de las clases populares de la ciudad de México, en particular de la zona de Tepito, donde nació. En su obra se refleja el habla y múltiples  problemas sociales como el desarraigo, la miseria, la incultura y el alcoholismo. Logró  a través de diversas estrategias narrativas dar voz a  personajes que vivían en la marginalidad social. Estudió en la vocacional número 7 del Instituto Politénico Nacional  y participó en el movimiento estudiantil de 1968. No tenía formación académica . En 1971 inició su carrera con su libro: Chin chin el teporocho,  que adaptó al cine y rodó en 1975 el director Gabriel Retes. El texto de Ramírez,  trata sobre la historia de una persona  alcohólica que relata las desventuras que ha vivido y lo han hecho terminar en las calles. En 1977 el filme recibió el premio Ariel en la categoría de mejor Ópera Prima.
En 1974 colaboró en el periódico El ñero y la revista Desde el zaguán. Participó en el grupo  Tepito Arte-Acá.  Fue guionista en varios programas televisivos, como Letras vivas, que estuvo a cargo de José Agustín; jefe de información del programa Hoy en la cultura, de Canal 11, reportero y cronista de Imevisión y del programa Para gente grande, transmitido por Televisa. Publicó sus crónicas en los diarios Unomásuno, El Financiero y Reforma. Sus obras Chin, Chin el teporocho y Noche del Califas, fueron llevadas al cine y al teatro; Violación en Polanco, al cine, y Quinceañera, al teatro.
En El regreso de Chin Chin se cuenta la vida de un pugilista. Las crónicas de Bye bye Tenochtitlan son cuadros de la vida nocturna de los habitantes del barrio de Tepito. Su novela Noche de Califas retrataba la vida en los salones de baile como el “California Dancing Club”, contada por un periodista; Violación en Polanco relata un homicidio gestado en el submundo de los cines de segunda; Quinceañera, que desemboca en la fiesta y en tragedia, está escrita, a propósito, con erratas, en tanto que el narrador es un escritor principiante; Me llaman la Chata Aguayo es la historia de una lideresa de vendedores ambulantes y Sóstenes San Jasmeo, la de un personaje que se transforma de niño de la calle en líder y amigo de poderosos. En la La casa de los ajolotes, presenta una sucesión de actos de corrupción  y violencia que se dieron en el  México en la segunda mitad del siglo XX.

Artículos relacionados