CIUDAD DE MÉXICO.- Desde el año 2001, el investigador y científico australiano Paul Zimmet acuñó el término de “diabesidad”, en referencia al estrecho vínculo entre la obesidad y la diabetes y como una forma de visibilizar la problemática de este padecimiento caracterizado por la presencia de altos niveles de glucosa en sangre. A nivel global, se estima que existen 422 millones de personas con diabetes en el mundo, de las cuales más del 95% tienen diabetes tipo 2.
Si bien se reconoce que la diabetes es un padecimiento multifactorial que involucra aspectos hereditarios, genéticos, de raza y sexo, así como una alimentación inadecuada y tabaquismo, el hecho de ser una persona con sobrepeso u obesidad y tener poca o nula actividad física, aumenta el riesgo de adquirirla, señala la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Asimismo, un estudio publicado en el año 2020 en la National Library Medicine de los Estados Unidos, consultado por el Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO), revela que el riesgo de tener obesidad aumenta hasta en 8 veces la posibilidad de desarrollar diabetes tipo 2, en comparación con una persona que mantiene un peso promedio en función de su edad y sexo.
Para dimensionar esta problemática, un artículo científico de la revista médica británica The Lancet proyecta que, tan solo en los Estados Unidos, para el 2030 uno de cada dos adultos tendrá obesidad, de los cuales, aproximadamente uno de cada cuatro tendrá obesidad severa.
Aunado a ello y para entender qué es primero, si la obesidad o la diabetes, en la Revista de Endocrinología y Nutrición, perteneciente a la Sociedad Mexicana de Nutrición y Endocrinología A.C., se sostiene que si bien la obesidad es multifactorial, influye la ingesta continua y desregulada de alimentos ricos en contenido energético, el cual al no ser aprovechado ante una baja actividad metabólica y/o sedentarismo, se almacena y acumula en tejido graso, lo que pone en riesgo a las personas de padecer diabetes.
Respecto a la prevención, otro estudio publicado en 2009 en la ya referida revista The Lancet detalla que es posible identificar y predecir hasta con 6 años antes del diagnóstico oficial de diabetes los cambios en las concentraciones de glucosa, la sensibilidad a la insulina y la secreción de insulina, circunstancia que impacta en el tratamiento preventivo y de calidad de vida.
AM.MX/fm