Francisco Medina
CIUDAD DE MÉXICO.- Muere el guitarrista Javier Bátiz, pionero del rock mexicano y maestro de Carlos Santana, que comenzó tocando en las calles de Tijuana con apenas 14 años e introdujo el blues y sus derivados más enérgicos en la escena mexicana desde la década de los cincuenta del siglo pasado.
Su esposa Claudia Martín informó a través de una publicación en sus redes sociales dio a conocer la muerte del maestro Batiz a la edad de 80 años.
“Queridos amigos y familia. Para informarles que nuestro adorado u querido esposo Javier Bátiz trascendió el día de hoy. Su legado y su música quedan para la eternidad. Te amo, amor mío, vuela alto mi ángel”, se lee en el post realizado este 14 de diciembre acerca del fallecimiento del músico.
El músico tijuanense se encontraba delicado de salud e incluso la esposa del guitarrista que tocó al lado de Carlos Santana compartió información acerca de presentaciones para recaudar fondos y cubrir gastos médicos de Javier Bátiz.
En un viaje a Tijuana, allá por 1962-63, los hermanos Waldo, Polo y Américo Tena, fundadores de Los Rebeldes del Rock, descubrieron a un cantante veinteañero ideal para sustituir a Johnny Laboriel, quien había decidido ser solista.
Los Tena convencieron a Javier Issac Medina para integrarse a Los Rebeldes. El tijuanense llegó a la capital con el ánimo en alto, pero no se acopló al estilo del conjunto y emprendió su propio camino bajo el nombre de Javier Bátiz y tocando blues; así empezó a crear fama: nadie, en el entonces DF, bluseaba como lo hacía él.
Con el tiempo Javier Bátiz creó un personaje infaltable en los cafés cantantes, en las pistas de hielo donde se hacían tardeadas de rocanrol; poco después la presencia del también llamado Brujo se hizo cotidiana en centros nocturnos, festivales y en algunos hoyos fonqui.
Bátiz vivía en una casa en la Colonia Condesa, hasta que decidió retornar a su terruño: Tijuana. Aquí o allá, es innegable su permanencia durante 60 años en el historial rocanrolero mexicano.
Javier Isaac Medina Nuñez, mejor conocido como Javier Bátiz, nació en Tijuana, Baja California, el 03 de junio de 1944, allá por la calle 4, a cuadra y media del parque Teniente Guerrero; donde logró hacer a un lado los cabarets de mujeres desnudas y poner el blues y el rock and roll a toda la avenida Revolución.
En 1986 junto con mi amiga Hebé Sánchez-Amaya, Bátiz nos concedió una entrevista en donde nos expuso el panorama del rock mexicano en esa época y la falta de verdaderos rocanroleros. Nos narró el impacto que tuvo en él la película ‘Blackboard Jungle’ (1955), la cual –explicó– en Tijuana se estrenó al mismo tiempo que en el otro lado (ventajas fronterizas). El tema de Bill Haley ‘Rock around the clock’ con el que abrió el filme se convirtió en un clásico instantáneo que maravilló principalmente a los de inquietudes musicales: se trataba de una pieza que poseía una intensidad todavía no acostumbrada, una pieza que asustaba a los padres de adolescentes pues incitaba a sus hijos a rocanrolear todo el día.
“Mis inicios fueron muy suaves porque estando aquí en la frontera de Tijuana, tan cerca del otro lado, nos llegó al mismo tiempo que como salió en Estados Unidos la película ‘Blackboard Jungle’, y estaba muy suave la película. Empezaba con una canción de Bill Haley, la de ‘Rock around the clock’, entonces fuimos todos a ver la película y nos encantó a todos mis amiguitos y a todas nuestras novias. Oí la música y dije ‘esta música es la que tengo que tocar’, aparte que yo ya traía todas mis ilusiones porque había escuchado yo en el radio a T-Bone Walker, Elmore James, Howlin Wolf, John Lee Hooker y a todos los jazzistas negros, entonces yo ya quería hacerla pero gacho en el rock”.
Batiz se aventuró a formar un grupo musical con amigos a quienes les proporcionó instrumentos y la enseñanza para saber ejecutarlos. Y hoy, 67 años después, la fecha de su debut la recuerda bien: 28 de junio del ‘57, en la escuela Álvaro Obregón (hoy Casa de la Cultura de Tijuana), bajo el nombre de Los TJ’s. con el que recogía fielmente las influencias musicales que se recibían en las ciudades fronterizas mexicanas de la música negra, blues y R&B de gente como T-Bone Walker, Muddy Waters, B.B. King, Chuck Berry, Howlin Wolf, James Brown, entre otros.
“En la escuela empezó toda mi odisea, porque canté por primera vez el 28 de junio de 1957 en la escuela Álvaro Obregón, y bien suave porque no había músicos y nosotros no éramos músicos, pero a mí Santa Claus me había traído saxofones, batería, guitarras, un piano, una guitarra acústica de seis cuerdas. Entonces ahí les dije a todos mis amiguitos que iban conmigo en la escuela ‘tú vas a ser baterista, tú vas a ser bajista, tú vas a tocar el saxofón’, y yo les enseñé a todos a tocar e hicimos una bandita que se llamó Los TJ’s. Y mientras les estaba enseñando a ellos también llegó Carlos Santana, pero también el Meño Peraza, el Bayoye García, el Cali, el Arturo Granados, el Arturo Martínez, el Chichí López, un montonal de músicos y aprendieron a tocar conmigo, nos hicimos muy famosos y esa fue mi entrada aquí al rock en Tijuana”, nos comentó en esa entravista.
Para 1968, Javier Bátiz se había convertido en una de las figuras más famosas del espectáculo en México y es contratado para realizar en el Terraza Casino la temporada más exitosa en centro nocturno que la historia del rock nacional haya registrado en toda su historia. Personalidades de todas las esferas sociales se reunían todas las noches para acusar llenos impresionantes en ese lugar, incluyendo a políticos, artistas, intelectuales, científicos, snobs, guaruras y golfos.
Entre los más famosos que recuerde viendo a Bátiz, destaca Jim Morrison, cantante de The Doors, grupo que actuó en México en el Night Club más elegante de esa década: El Forum, ubicado a solo tres cuadras del Terraza Casino, de allí se explica que Morrison solo, sin guardaespaldas o amigos del grupo, de pronto haya aparecido sentado en una mesa bebiendo una cerveza y escuchando con gran agrado a Bátiz.
Esa popularidad lo llevó a presentarse en 1969 en el primer concierto masivo al aire libre en México celebrado por autoridades del departamento del Distrito Federal en la Alameda Central y en donde según cálculos de testigos presénciales, Javier tocó ante una audiencia de por lo menos 18 mil personas.
Para Javier Bátiz, como para la mayoría de los exponentes del rock, la década de los setenta se volvió critica a partir de la realización del festival de Avándaro en 1971 tanto La Revolución de Emiliano Zapata como Javier Batiz quienes no pudieron asistir, los primeros por un compromiso previo y el segundo porque quería todo el dinero destinado a las bandas sólo para él (aunque hay otras versiones que apuntan que Batiz venía en camino y debido a las complicaciones en la carretera saturada de jipitecas le fue imposible llegar).y la otra version es que (evento en el que Bátiz no participa porque su actuación en el Terraza Casino no le permitió trasladarse al festival a tiempo por carretera).
Santana y Bátiz, amigos de siempre.
Conocido como maestro de músicos como Carlos Santana (“Un día su mamá me preguntó si podía darle clases a su hijo y le dije que con mucho gusto. Le pregunté a Santana: ¿Ya tocas?, me dijo sí, ¿qué tocas?, dijo guitarra de mariachi y violín, le propuse entonces tráete el violín mañana y si tocas “El son de la Negra” te enseño. Llegó y la tocó muy suave, entonces le enseñé la guitarra y el bajo. Ahora él toca así porque yo lo instruí y él lo admite… y por eso me debe un carro del año”, afirmó Bátiz.), Abraham Laboriel, Fito de la Parra (Canned Heat), y Guillermo Briseño, la figura de Javier Bátiz va mucho más allá.
Con una impresionante Carrera de más de 50 años de rock ininterrumpido, Javier comienza el nuevo siglo mejor que nunca, Empezando con su colaboración en el disco Boogie 2000 de Canned Heat, con el tema The world of make believe canción que tomó los primeros lugares en Europa, por la cual viaja con Canned heat en gira por Milán, Ceseña, Terramo y Nápoles, en Italia.
Presenta su grabación Metromental que apareciese el genio setentero, con un tratamiento actual en arreglos y producción de Tony y Beto Méndez y con colaboraciones especiales de Alex Lora, Lalo Toral (Locos de ritmo), Guillermo Briseño, Nando Estevané, y Fernando Vahaux, entre otros.
En el 2001, presenta material inédito que se grabó en los sesenta, llamado “El rock de los 60’s” con Javier Bátiz. Este año parece ser un año lleno de giras y mucho trabajo, fue muy especial ya que Javier fue reconocido en diferentes eventos por su trayectoria musical, y uno de los más importantes en el que se develara su figura en el Museo de Cera de la CDMX.
En el 2002, presentó una recopilación en un disco doble con la música que lo dio a conocer con el nombre “El baúl del brujo”, vuelta a grabar en sonido digital, sin perder el estilo Bátiz este material dejó un buen sabor de boca, también presentó un disco instrumental el cual se llamó “La pura lira” y otro disco de rock en español en cual también tuvo a grandes invitados como a Felipe Souza, entre otros.
El 2003 fue un año muy importante para Bátiz, ya que su recopilación “El baúl del brujo” fue un éxito, por lo que se grabó el volumen 3 y 4, en los cuales continuó teniendo un estilo único. Ya en el 2004, empieza con los siguientes dos que serían el volumen 5 y 6, pero ahora con la colaboración del ingeniero Merecio Mazzetti, y como productora musical su esposa Claudia Madrid y la fotografía de Víctor M. Vera, logrando sacar a la luz pública estos dos nuevos discos en donde se logra juntar en la recopilación canciones más bluseras y más negras, con una pizca de rock en español que no se le deja de lado, se logra incluir dos canciones inéditas del maestro Bátiz, este año también fue el inicio de una gira muy importante por el país con la gira de Mexicanos al grito de rock, por varias ciudades del país.
En 2006 fue un año lleno de vigor, de trabajo, de reconocimientos, empieza temporada en una prestigiada empresa en Tijuana: inicia con su Escuela de Guitarra. Sale a la venta a mediados de año su disco número 14 para Discos Denver, titulado Javier Bátiz, 16 grandes éxitos.
2007. Empieza el año Num. 50 de carrera, festejando este gran acontecimiento sale a la venta una selección de 3 discos llamados “LAS SESSIONES DE Medina” donde se encuentran canciones inéditas de su autoría, donde comparte con muchos artistas conocidos entre ella, MACARIA donde canta una serie de canciones, Valerie Jodoroski, Baby Nuñez, entre otros. además de una serie de conciertos por el interior de la Republica, presentaciones con Ricardo rocha en Animal Nocturno, y su presentación como invitado especial de Canned heat a Festival de Blues en Puebla.
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2008 es un año lleno de retos, y proyectos muy ambisiosos para Medina, presentaciones en Santa Ana, CA, En El Whisky a Gogo, Monterrey, así como en el Festival Blues Fest. la realización de su libro, El Vuelo del Angel, donde escribe toda su vida. el comienzo de una nueva etapa con su escuela de guitarra de blues, en la Cd. de Tijuana. sin dejar de mencionar el Nuevo Disco el Brujo desde USA, es una disco literatura, por llamarlo de alguna manera, ya que es un proyecto hecho en el 69 y estuvo perdido por mucho tiempo, recuperado por Fito de La Parra (Canned Heat) y vuelto a remasterizar en Bruselas, Belgica. y comprado por Discos Denver, este disco ya esta a la venta para todo aquellos que gusten del buen Blues y del Buen Medina, así como el lanzamiento de su nueva Guitarra la Tijuanera, diseñada totalmente por el Maestro Medina.
En 2015 Bátiz regresa con un nuevo disco, inédito, titulado “El laberinto del brujo”, bajo la producción del productor y compositor Guillermo Sánchez Guzmán. El primer sencillo del álbum se titula “La flor del Sans Souci” y está inspirado en una bailarina de nombre Flor que trabajaba en el bar Sans Souci de la avenida Revolución de Tijuana, y que protegía a los, en ese entonces, adolescentes músicos del lugar Carlos Santana y Javier Bátiz.
En su visita más reciente a la Ciudad de México, El Brujo ofreció una charla en el Tianguis del Chopo junto con Norma Valdez y Álex Perales y el lunes 19 de febrero pasado, Bátiz asistió como invitado al estreno del documental Avándaro 52 aniversario en la Cineteca. Allí, durante el coctel, se echó unas rolas.
Diez días después, ya en su querida Tijuana, Bátiz fue internado de urgencia por una neumonía. A partir de ese día, los reportes médicos han sido difundidos por Claudia Madrid, esposa del músico, quien en la transmisión en vivo hecha el pasado 5 de mayo por Facebook dio a conocer el estado de salud del famoso guitarrista, cuyo diagnóstico señala complicaciones a causa de diferentes males: pasa por una situación muy difícil. Ante esta inesperada secuela y después de sus intervenciones quirúrgicas y la gran cantidad de estudios, los recursos económicos de la familia Bátiz-Madrid se han agotado y Claudia solicitó el apoyo de la comunidad rocanrolera.
Bátiz, maestro de Carlos Santana, otro ícono del rock, enfrentaba diversos problemas de salud desde hace meses. En marzo, una neumonía agravada por altos niveles de glucosa lo dejó postrado. Aunque se sometió a una cirugía y mostró optimismo, su condición fue deteriorándose progresivamente.
Su legado musical
Javier Bátiz no solo marcó un hito en la música mexicana, sino que también dejó un profundo impacto en la cultura popular. Su capacidad para fusionar géneros y su talento como guitarrista lo convirtieron en un referente del rock.
Con su partida, deja un vacío en la escena musical, pero su legado continúa vivo en las generaciones que se inspiraron en su talento y en aquellos que seguirán escuchando sus inolvidables acordes.
AM.MX/fm