CIUDAD DEL VATICANO.— El Papa Francisco presidió una de las dos grandes ceremonias del Jueves Santo en la Basílica de San Pedro, en la Ciudad del Vaticano; ahí, animó a los sacerdotes que se enfrentan al ‘desencanto‘ a entregarse completamente al Espíritu Santo aceptando sus debilidades.
La voz de su Santidad sonó fuerte durante la misa, en la que leyó una larga homilía dedicada al sacerdocio. El pontífice argentino, de 86 años, recibió el alta hace cinco días en el Hospital Gemelli de Roma, donde fue recibió antibióticos por vía intravenosa para tratar una bronquitis.
⇒ Los reclusos de una prisión de menores en las afueras de Roma esperaban al Papa Francisco más tarde en el día para la misa y el ritual del lavado de pies que conmemora la última cena de Jesús antes de su crucifixión.
Cuando salió del hospital el sábado, el Vaticano indicó que el Papa Francisco cumpliría con todos los actos de su agenda de Semana Santa, incluyendo el Vía Crucis del Viernes Santo en el Coliseo de Roma y la misa del Domingo de Pascua en la Plaza de San Pedro.
Durante la misa de este Jueves Santo en la Basílica de San Pedro, docenas de sacerdotes ataviados con sencillas sotanas blancas se sentaron frente a los católicos que abarrotaban el templo; ahí, su Santidad habló de la “crisis” que afecta a los curas.
“Tarde o temprano, todos experimentamos decepción, frustración y nuestras propias debilidades”, dijo el Papa. “Nuestros ideales parecen retroceder ante la realidad, una cierta fuerza de la costumbre toma el poder y las dificultades que antes parecían inimaginables parecen desafiar nuestra fidelidad”.
Improvisando algunas palabras, el Papa Francisco se dirigió en particular a los sacerdotes ”desorientados”, instándolos a tener ”valor”. ”El Señor es mayor que vuestras debilidades, que vuestros pecados”, afirmó, y animó al clero a confiar en el Espíritu Santo ”sin retener nada” y estando dispuestos ”a servir allí y como se nos pida”.
La ceremonia en la Basílica incluyó la tradicional bendición de ungüentos —que este año es perfume de bergamota procedente de árboles de terrenos confiscados a la mafia al sur de Italia— y la renovación de las promesas que los sacerdotes hicieron en su ordenación.
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AM.MX/dsc