Pablo Cabañas Díaz.
El gobierno mexicano recordó a la administración del presidente estadunidense Donald Trump que ya detuvo y deportó a más de 80 mil 537 personas centroamericanas desde diciembre pasado, y le advirtió que imponer aranceles a las importaciones de productos mexicanos “podría reducir su capacidad para abordar los flujos migratorios”.
En un documento que entregado al gobierno de Estados Unidos, precisó que como parte del programa “Quédate en México”, detuvo a 400 personas vinculadas con el tráfico de personas y recibió cerca de 30 mil solicitudes de asilo durante los primeros seis meses de administración de Andrés Manuel López Obrador.
De nueva cuenta regresamos al problema de la migración de Centroamérica, situación que se presenta por el deterioro de las condiciones políticas y económicas de esa región desde el final del siglo XX. Es importante considerar que la frontera que comparten México y Guatemala, de 962 km de longitud, ha sido siempre extremadamente permeable. En la frontera hay regiones selváticas de muy difícil vigilancia, y zonas comerciales transfronterizas estratégicas para ambos países. Hasta los años ochenta, la mayoría de los cruces eran indocumentados y no se manifestaba al respecto inquietudes políticas en ninguno de los dos países.
Fue a partir de las guerras civiles en Centroamérica cuando la frontera sur de México se volvió visible para el Estado mexicano y problemática en extremo desde un punto de vista geoestratégico. El desplazamiento de centenares de miles de centroamericanos hacia México provocó que desde la mitad de los años noventa del siglo XX esa frontera fuera considerada por el Estado mexicano como un área estratégica de Seguridad Nacional.