viernes, abril 19, 2024

Miguel Hidalgo durmió en Parras antes de su fusilamiento

Adrián García Aguirre / Parras de la Fuente, Coahuila

* “Las casualidades históricas son sorprendentes”: Rosa Galindo.

* La hacienda de San Lorenzo fue propiedad de Evaristo Madero.

* Su nieto Panchito administró la exitosa empresa de vinos.

* La dejó para emprender la lucha contra la dictadura porfirista.

* Exportación de vinos a 27 países, incluidos Francia y España.

Desde La Paila empiezan a verse las extensas siembras de vid que manifiestan un desarrollo agrícola que coloca a este Pueblo Mágico en los primeros lugares de la producción de vinos y licores famosos y apreciados, producidos desde finales del siglo XVI que, a petición de las órdenes religiosas, la corona española, les autorizó su cultivo para sus servicios litúrgicos.

Esto atrajo la atención de extranjeros procedentes de Alemania, Francia, Gran Bretaña, Italia y Grecia, que llegaron como asesores técnicos y vitivinícolas, dando origen a un

mestizaje y a una mezcla cultural y racial que produjo un carácter especial en los habitantes del lugar.

“Las casualidades históricas son sorprendentes, y en este caso no hay excepción”, dice la cronista de esta población, Rosa del Carmen Galindo, al señalar que, la última semana de marzo de 1811, procedentes de Monclova, Coahuila, Miguel Hidalgo y Costilla y los personajes insurgentes que lo acompañaban pasaron por aquí.

En su traslado a Chihuahua para ser fusilados, en su condición de prisioneros de guerra durmieron algunas noches en la hacienda de San Lorenzo, que a fines del siglo XIX pasaría a ser propiedad de Evaristo Madero, abuelo de Francisco I. Madero, iniciador de la Revolución mexicana.

A lo largo del siglo antepasado, el lugar fue propiedad de Juan de Lasaga hasta 1815; y de 1821 en adelante de Manuel Ibarra, Manuel Larrea, Isabel Goribar de la Fuente e hijos, quienes lo heredaron en 1859 a Leonardo Zuloaga y Luisa Ibarra Goribar, que deciden vender la hacienda a la compañía francesa San Lorenzo Mexique.

El 12 de abril de 1893, Evaristo Madero, patriarca de la familia Madero, compró la hacienda de San Lorenzo a los empresarios franceses en medio millón de francos para modernizar las instalaciones, adquirir tres alambiques (charentaises), enviar en Europa a sus hijos y un nieto para conocer el cultivo de la uva y el proceso de elaboración de vinos y brandies.

El nieto era Panchito, quien a partir de este año administró y supervisó la empresa -que entonces adquirió el nombre comercial de Casa Madero-, dejando esa responsabilidad para emprender la lucha política contra el gobierno de Porfirio Díaz, hasta su caída y exilio en mayo de 1911, para ser presidente de México, hasta la noche de su asesinato, el 22 de febrero de 1913.

Exitosa a lo largo de más de un siglo –explica la profesora Galindo-, la Casa Madero había importado, hasta 1970, 33 diferentes variedades de uvas finas para la elaboración de vinos, con el fin de hacer pruebas de adaptación al valle de Parras.

En 1973, José Madero Milmo Garza, ingeniero químico por la Universidad de Notre Dame y miembro de la cuarta generación de la familia Madero, tomó la dirección de las bodegas, impresionantes por su infraestructura, que conserva los edificios originales del siglo XIX, modernizándolos e iniciando en 1980 una nueva etapa de producción de vinos con equipos de la más alta tecnología europea y californiana.

En 1981, la Casa Madero declaró su consolidación al producir bebidas destiladas como Blanco Madero, Reserva de la Casa, Madero Brandy y Madero XXXXX, y así aproximarse al centenario de su fundación con la primera cosecha de Casa Grande Cabernet Sauvignon.

Tras un año de experimentar cultivos en convenio con la Universidad de Adelaida en Australia, la plantación de distintos clones permitieron el manejo de técnicas en los viñedos, comenzando a cultivar distintas variedades, especialmente de la uva llamada Shiraz que, en 1999, comenzó a tener una óptima adaptación en Parras.

El mismo año, las exportaciones de Casa Madero llegaron a 27 países, entre los que destacan Francia, España, Inglaterra, Holanda, Suiza, Alemania, Dinamarca, Japón y Estados Unidos, explica Rosa del Carmen Galindo.

Los enólogos de la empresa refieren que, en 2001, se liberó la primera cosecha de Casa Grande Shiraz, vino con 24 meses de barrica, bajo la línea Premium, convertida en variedad emblemática del valle de Parras gracias a una simiente obtenida en poco tiempo.

En las vitrinas de la sala de ventas de la empresa destaca la mención a la medalla de oro en el Concurso Mundial de Bruselas, Bélgica, en 2003, uno de los eventos vitivinícolas internacionales más prestigiados, con lo cual la Casa Madero fue reconocida en el mundo por la gran calidad de sus vinos.

Otro diploma establece que la Casa Madero es pionera al haber sido certificada por sus viñedos orgánicos a través la compañía alemana BSC, en cumplimiento a la norma de la National Organic Program (NOP) de Food & Drug Administration, con el aval de la USDA Organic, United States Department of Agriculture.

Del pasado remoto, además de haber hospedado a Miguel Hidalgo en su condición de prisionero de guerra, la compañía fundada por Evaristo Madero tiene el orgullo de producir el vino Casa Madero Chenin Blanc 2012, que en 2013 compitió en el concurso celebrado en Vinalies, Francia, en el que hubo casi tres mil 500 muestras de vinos provenientes de 43 países.

Un documento certifica esa calidad, y dice: “Todas las muestras fueron analizadas en cata a ciegas por 134 catadores profesionales de todo el mundo, y el Casa Madero Chenin Blanc 2012, además de obtener medalla de oro, fue seleccionado como el mejor vino blanco de este magno evento. Nuestro premio representa el reconocimiento más importante que ha obtenido la industria vitivinícola nacional en toda su historia”.

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