Carlos Ferreyra Carrasco
Nos encontramos por primera ocasión en la redacción de Ultimas Noticias, la famosa Extra de Excélsior. Yo llegaba de una larga marcha en las filas de la agencia cubana Prensa Latina, de recorrer arriba y abajo el subcontinente y antes, de trabajar para Gustavo Alatriste en la histórica revista Sucesos para Todos bajo la dirección de Raúl Prieto, más conocido como Nikito Nipongo.
Abelardo pasó su experiencia primaria en El Heraldo de México donde era un velocísimo teletipista y donde empezó a mostrar sus cualidades como reportero de excepción. Como anécdota, ante la ausencia de medios técnicos para recibir la información (no se habían inventado) nos tocaba recibir las informaciones que nos enviaban los compañeros.
Así, cuando el receptor era Abelardo, mientras escribía a velocidad de espanto la nota, platicaba con quien estaba a su alrededor. No perdía el hilo de lo que le enviaban ni el hilo de la conversación. Como fenómeno de circo, la verdad.
A partir de nuestro encuentro en Excélsior, con etapas de distancia laboral caminamos juntos por muchos lugares. Cuando abandonamos Unomásuno ocupamos distintos cargos en oficinas de Prensa, hasta que nació Milenio bajo la égida de Raymundo Riva Palacio y de Carlos Marín, dos muy queridísimos amigos, ex compañeros de redacción, y parte de nuestro entorno social.
Tratamos de inscribirnos de inmediato, pero algo sucedió que mientras Raymundo fue el director no nos dieron entrada; al subir al cargo Marín, nos aceptaron y empezamos a laborar en la naciente empresa, surgida a partir de una revista del mismo nombre, entre cuyos fundadores, Federico Arreola, hoy socio periodístico de Televisa.
Distintos caminos nos llevaron a mí, siete años como director de la revista que murió en manos de mi sucesora en esa responsabilidad, un par de años como director editorial adjunto… una época maravillosa, inolvidable y muy formativa.
Abelardo, a su vez, pasó por varias oficinas de Prensa, incluyendo la Presidencia de la República. Se convirtió, digámoslo así, en un especialista en el manejo de la publicidad (información, si lo prefieren) política.
Pero no alarguemos más el comentario. Tras laborar con el PRI, como todos los mexicanos puesto que no había más, manejar la información de la panista secretaria de Educación, Josefina Vázquez Mota y en el cargo anterior de la señora, llegó en este sexenio con el titular de Agricultura, un señor Martínez y Martínez al que pronto defenestró el presidente. La comunicación fue deficiente.
Y de allí la salvación de Abelardo; en medio y como suele suceder, se metió un sujeto que obstaculizaba los proyectos de comunicación. Se erigió en vocero y mandó a la trompada lo demás. Martínez y Abelardo.
Nos acabamos de enterar que será responsable del manejo de prensa de la candidata al gobierno del Estado de México, la morenista Delfina Gómez Álvarez. Quise esperar hasta ver la reacción de quienes conocen a Abelardo. Fue maravillosamente positiva.
Veamos: en el ámbito electoral tenemos dos colados, un colombiano y un venezolano cuyos nombres no me importan. Los tipejos participaron en campañas del sol amarillo, han estado con los panuchos y supongo que habrán prestado colaboración, nunca gratuita, desde luego, a los tricolores.
A éstos “especialistas” además de repletarles la cuenta del banco, les aplauden y les reconocen méritos que no tienen. Hablan de triunfos electorales en varios países de Suramérica y si hurgamos un poco encontraremos que fracasaron.
Hay otro más, emblemático por tramposo, un hispano de apellido Solá de reciente contratación priista. A este sujeto se atribuye la expresión de “AMLO, un peligro para México”; hizo desde la trinchera de Fox la guerra sucia electoral que luego continuó con Calderón.
Por estas razones, principalmente, me alegra que se reconozca la capacidad, el conocimiento del medio de un especialista, éste sí, mexicano, con lo que se impide que factores exógenos nos metan toda suerte de porquerías en la cabeza, y contribuyan a encochinar más un ambiente que de por sí –y podemos atribuirlo a estos tipejos—está inmerso en toda suerte de indecencias.
Bien por nuestro Abelardo, del que en forma insólita y eso demuestra que lo merece, en las redes sociales elogian su participación en los comicios de la vecina entidad, que pueden ser ejemplo de limpieza, y de manejo correcto.