Fernando Irala
Como desde hace cuarenta y seis años, este 8 de marzo se celebra en todo el mundo el Día Internacional de la Mujer.
La fecha ha venido tomando importancia a partir de que la participación femenina en todo tipo de actividades económicas, políticas y sociales, ha crecido sin interrupción.
También ha crecido entre ellas y entre todos, la conciencia de sus derechos, en particular los de vivir en paz y en igualdad, y la exigencia de no ser violentadas en forma alguna.
El mundo en crisis en que vivimos produce en este y en otros frentes avances y retrocesos, y en especial vivimos una época en México en que la violencia criminal se ha incrementado y contamina todos los ámbitos de la realidad.
Las mujeres, que siempre han resentido maltrato y desigualdad, muestran que ya no están dispuestas a soportar más agresiones y discriminaciones.
Algunos grupos de ellas en ciertos momentos, han optado por expresiones violentas y destructivas. Aducen en su defensa que se trata de una respuesta ante el aumento de la violencia y los feminicidios, y para impedir que esa situación perdure.
La respuesta simple y primitiva del gobierno no ha sido llamarlas al diálogo, enfrentar en conjunto la problemática y buscar de manera integral soluciones.
No. La respuesta ha sido aislar con altas vallas metálicas y de madera donde no alcanzaron los recursos, edificios y monumentos; señaladamente el Palacio Nacional, donde habita el gran solitario que gobierna.
No hay diálogo ni manera de entenderse: el movimiento de las mujeres, con hondas raíces históricas en el siglo pasado y aun antes, es una avanzada hacia el porvenir.
La visión de quien nos gobierna es que debimos quedarnos hace medio siglo, o tal vez más atrás, cuando todos éramos felices sin saberlo.
Es un muro de paz, dice la versión oficial, como pudo haber dicho Trump del suyo, o quienes construyeron el Muro de Berlín.
Pero ya sabemos que los muros son las construcciones humanas más endebles, y que el futuro los sepulta con pena por el tiempo perdido pero sin nostalgia alguna.