miércoles, mayo 22, 2024

OTRAS INQUISICIONES: Los últimos meses del sexenio

Pablo Cabañas Díaz
En los últimos meses de un sexenio los presidentes de México, enfrentan a una figura fantasmagórica. Obras, logros y aciertos que pudieron tener son olvidados, en cambio, errores, descuidos, acciones involuntarias negativas y hasta dicharachos se convierten en su sello frente a la historia. Enrique Peña Nieto comienza a recorrer ese trecho que todos sus antecesores caminaron. El 1 de julio de 2018, se conocerá el nombre de su sucesor.
Pocas veces en la historia contemporánea llega  un presidente de la República en condiciones más difíciles que en este sexenio. El desencanto general se debe a la impunidad que goza el equipo gobernante de cara a los agravios que ha sufrido la sociedad mexicana en estos seis años. Corrupción y violencia nos satura día a día con noticias sobre matanzas, extorsiones, secuestros y robos.
La historia muestra que el presidente Gustavo Díaz Ordaz, que gobernó el sexenio 1964-1970, no es recordado por haber propuesto en 1967 el Tratado para la Proscripción de las Armas Nucleares en América Latina y el Caribe, conocido como el Tratado de Tlatelolco, que fue la plataforma para que  el mexicano Alfonso García Robles ganara el Premio Nobel de la Paz, en 1982.
Díaz Ordaz tampoco es recordado por haber sido el precursor en 1967 del Sistema de Transporte Colectivo Metro en la ahora Ciudad de México, que actualmente tiene 203 kilómetros, en 11 líneas y transporta diariamente a 4.2 millones de personas, es más, ni en la historia oficial del Metro lo mencionan. Y mucho menos es evocado por haber construido en su sexenio 107 presas.
Gustavo Díaz Ordaz es conocido porque el 2 de octubre de 1968, en la Plaza de las Tres Culturas, un grupo paramilitar llamado Olimpia disparó indiscriminadamente en contra de una manifestación de estudiantes.

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