Por Norma Meraz
Una sociedad participativa que se ocupa de ejercer sus derechos y obligaciones civiles abona a la edificación de una democracia, si más adornos no calificativos.
Literalmente dignifica a la sociedad: el poder en manos del pueblo.
Cuando nos referimos a un pueblo con organización socio-política que cuenta con una estructura de poder conformada por distintos grupos representativos de la sociedad y encabezada por un dirigente elegido por los ciudadanos y, este dirigente gobierna para todos, se trata de una democracia perfecta, o casi.
México es una Nación libre, una República cuyo gobierno lo conforman tres poderes que hacen una unión.
El poder Ejecutivo encabezado por un Presidente y que gobierna con un gabinete de colaboradores; el Poder Judicial que lo ejerce la Suprema Corte de Justicia; y el poder Legislativo conformado por las Cámaras de diputados y de senadores .
En este año se realizarán elecciones para Presidente, senadores, gobernadores, diputados locales y federales además de alcaldes. Miles de cargos de elección popular en un ejercicio que no tiene precedente por el número de participantes y por el número de cargos en juego.
El proceso electoral que culminará el uno de julio, es el más complicado de la historia del país.
En la contienda participan múltiples partidos políticos fracturados y candidatos independientes que convierten la arena política en un curvo romano .
Con tantos actores políticos en acción, cualquiera diría que México transita democráticamente de la mano de la historia .
Pero qué sucede al interior de este sistema político mexicano?
Primero: un Presidente de la República que gobierna con un mínimo de aprobación de los mexicanos, con colaboradores que enfrentaran serias acusaciones o denuncias de posibles actos de corrupción;
Segundo: un Poder legislativo despoblado porque muchos de sus integrantes han dejado su curul con la intención de acomodarse en otro lado y los que quedan , prefieren no complicarse discutiendo y aprobando leyes o nombramientos , como el del Fiscal General y el del Fiscal anticorrupción.
Tercero: un Poder Judicial que aplica la Ley de tal modo que, al final, resulta una justicia enana.
La administración de la justicia es a todas luces desigual.
Para no ir más lejos, en el tema de la corrupción, tenemos a la vista innumerables casos ; ya de gobernadores (por cierto la mayoría priistas) que han abusado robando abiertamente las arcas de sus Estados; además la famosa Estafa Maestra; ya con el desvío de miles de millones de pesos que se destinarían a programas sociales; ya el caso de ODEBRECH , por citar algunos y todos sin resultados o investigación.
Por otro lado, crímenes mayúsculos como el de Ayotzinapa y Tlatlaya, concluyen con una “verdad histórica” sin convencer a nadie .
La violencia desafía a la democracia y el gobierno mejor se ocupa de las elecciones.
Sin duda la inconformidad social va en aumento y la democracia, vive amenazada cuando las instituciones son utilizadas en favor de ciertas preferencias político- electorales. muchos nubarrones y la amenaza de tormentas de todo tipo.
Ante esto: Digamos la verdad!