jueves, abril 18, 2024

Votos a crédito en el proyecto esperanzador de Ucrania

Luis Alberto García / Moscú

*Zelenski es presidente como resultado de los errores de Poroshenko.

*El comediante y payaso expresó deseos de cambio y renovación.

*Con nulos antecedentes políticos, el futuro está plagado de incógnitas.

*El payaso Volodímir celebró estruendosamente su victoria en Kiev.

*De la pantalla a la vida real, los ucranianos están a la expectativa.

*Con Rusia de por medio, quieren que el país salga de sus problemas.

En la historia de Ucrania desde su independencia en 1991, ninguno de sus presidentes obtuvo el apoyo dispensado a Volodímir Zelenski en las urnas: más de un 70% frente a menos de un 30% para Petró Poroshenko, quien inútilmente intentó reelegirse debido a sus credenciales indudablemente corruptas.

Hasta el domingo 14 de abril de 2019, los mejores resultados electorales correspondían a Leonid Kravchuk -61.6% en primera vuelta en diciembre de 1991- aunque en mayo de 2014, también en primera vuelta y en circunstancias amenazadoras para la misma existencia de Ucrania, Petró Poroshenko venció con un 54.7% de los votos.

Casi cinco años después, los ucranianos castigaron a este político y empresario de los chocolates por su corrupción, por la guerra en el Este de la nación y por las penurias e inseguridades que sufre una ciudadanía cansada de tanto pillaje y rapacidad oficiales.

“Soy el resultado de sus errores”, le dijo Zelenski a Poroshenko dos días antes de los comicios, un viernes agitado en el Estadio Olímpico de Kiev, y así fue, pero lo que ha recibido el triunfador eson votos a crédito; es decir, un adelanto por un proyecto de cambio esperanzador y plagado de incógnitas.

Mas no el pago de una gestión ya realizada, y si se exceptúa su agudeza verbal, la capacidad del triunfador para ejercer la política está por demostrarse, y dejando los territorios bajo control o en la órbita de Rusia –Crimea, Donetsk y Lugansk-, Zelenski obtuvo mayoría en toda Ucrania: Este, Oeste, Centro, Norte y Sur.

Se confirma así que la injerencia expansionista de Moscú ha consolidado a los electores, que en el pasado configuraban dos grandes zonas distintas y representativas de dos concepciones diferentes del Estado ucraniano.

Zelenski no muestra todas sus cartas ni en su programa ni en su equipo, lo que sirvió a Poroshenko para acusarlo de tener “gato encerrado”, luego de que el comediante afirmara sin detalles que confiaba en recuperar Crimea cuando Rusia cambiara de régimen.

En cuanto a los territorios separatistas del Este, el presidente electo rechazó la vía militar, apuesta por la diplomacia y pide ayuda a los periodistas para lanzar una ofensiva informativa, aunque se niega a conversar con los líderes rebeldes.

Zelenski quiere un alto el fuego y el relanzamiento del cauce negociador de Minsk con nuevos representantes, y como prioridad se ha fijado la vuelta al hogar de todos los ucranianos “prisioneros de guerra”, desde los soldados cautivos en el Este del país a los marineros apresados por Rusia en el estrecho de Kerch.

El paisaje político de Ucrania se configura en torno a un presidente que habrá de demostrar su capacidad de formar un equipo eficaz y su habilidad para imponerse a los oligarcas, incluido el que ha sido considerado su principal financiero, Igor Kolomoyskyi, magnate de los medios electrónicos, quien ayudó a impulsar su campaña electoral de modo evidente.

La clase dirigente ucraniana ha demostrado en el pasado su rapidez en reorientarse hacia los vencedores y en huir de los vencidos, por lo que cabía esperar un nuevo “reformateo” de los partidos y bloques para adecuarse a las nuevas condiciones.

Para su comodidad, Zelinski deberá obtener un apoyo mayoritario en las elecciones parlamentarias, previstas para noviembre de 2019, respaldo que puede venir del robustecimiento de su partido “Servidor del Pueblo”, meramente testimonial y simbólico, producto de la alianza con otras fuerzas.

En la noche del estruendoso triunfo electoral, a Zelinski le brindó su colaboración el alcalde de Kiev, Andriy Sadovyi, uno de los fundadores del partido Samopomish (traducible por Autoayuda), fuerza política de orientación liberal-conservadora.

Formó parte de la primera coalición en torno a Petró Poroshenko en 2014 y donde convergieron nuevas figuras forjadas en las protestas de la plaza del Maidán; pero Sadovyi no ofrece ayuda gratis y ya insinuó que tenía un candidato al puesto de ministro de Defensa.

Poroshenko superó con elegancia la noche electoral al reconocer su derrota y ofrecerse a orientar a su sucesor, aunque siempre listo a ejercer las intrigas parlamentarias, que, como presidente saliente, aspirará a ser el jefe de la oposición.

Hay quienes dan su figura por amortizada, pero la experiencia de Poroshenko, sobre todo en temas internacionales, puede aún ser útil a Volómir Zelenski y a Ucrania para salir de sus graves conflictos, políticos y militares, con Rusia de por medio.

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