viernes, junio 28, 2024

VENEZUELA EN MÉXICO

Hugo Rodríguez Barroso.

 

¿Las historias de México y Venezuela son historias cruzadas? ¿O historias paralelas? ¿Desfasadas?

 

Se ha propagado cada vez más la idea de que López Obrador es muy parecido a Hugo Chávez y a su hijo heredero al trono Nicolás Maduro. Que el Sr. López convertiría a México en la nueva Venezuela (impulsada por Cuba que ante la crisis económica que vive, busca oxígeno en un tercero y qué mejor que en nuestro país). Lo que es un hecho, es la similitud en las condiciones del entorno político, económico y social que se dan hoy en México respecto del entorno general previo al surgimiento del Chavismo y de la nueva idea de la República Bolivariana.  Tal entorno multifactorial en ambos países se ha destacado por la polarización de la sociedad, derivada del enfrentamiento entre grupos ideológicos fundamentalistas de derecha e izquierda, y que son aprovechados por organizaciones de una falsa izquierda caudillesca: la otra, ya está casi muerta. Así esa falsa izquierda que se autocalifica como demócrata y salvadora de la humanidad, tiene todo menos eso, más bien es autoritaria y enferma, genera una muy elevada corrupción, desigualdad entre los habitantes, menor bienestar social y económico, e impone el socialismo entre los demás mientras que sus promotores e impostores viven en la opulencia, el dispendio, los excesos, los lujos y la acumulación de riqueza ilícita y desproporcionada: ellos, sus familias, compinches y favorecidos.

Al final de sus tiempos, dejan mayores rezagos, caos económico, injusticia social y un enorme endeudamiento. Para que luego de varias décadas sean sustituidos por gobiernos de una mayor radicalización de derecha que los primeros contra los que lucharon. El mejor ejemplo en cuanto al desastre político, económico y social que ocasionan es lo que acontece en la Ciudad de México. No necesitamos ir a Venezuela para abundar en detalles. En la capital de la República Mexicana, López Obrador gobernó como Jefe de Gobierno durante cinco años (porque el sexto lo ocupó para irse de campaña a la presidencia y para cerrar la Avenida Reforma). Y como debemos recordar, dejó mayor inseguridad, más corrupción, más deuda y un desequilibrio imperdonable en el gasto público del Distrito Federal en su relación gasto corriente – gasto de inversión. De aquí todos los problemas actuales de la capital que se han hecho exponenciales por la incompetencia y corrupción del Sr. Mancera, quien nunca se imaginó que sería Jefe de Gobierno y por lo tanto no sabe gobernar: no sabe que gobernar es un honor, como no lo saben esos falsos socialistas.

Lo grave es que como ciudadanos no veamos lo anterior, que lejos de examinar de manera exhaustiva la administración del Sr. López en el Distrito Federal del año 2000 al 2005, que recurramos a ver qué sucede en Venezuela. No siendo suficiente, hoy muchos se mantienen pasivos frente a la nueva amenaza de esa falsa izquierda y neoliberal mexicana, que representada por un grupo de corruptos delegados, se quieren apropiar de la Ciudad de México por dos décadas más (los bandidos más cercanos al lopez-obradorismo). Y mientras tanto, nadie hace nada: ¡Qué vergüenza! A pesar de que como Plan B, ese cártel político, planea tomar las finanzas de la capital. Para privatizar y manejar a su gusto y antojo la Hacienda Pública de la Ciudad de México, pues buscan preservar sus intereses económicos y facciosos. Lo que menos les importa es la Ciudad de México, lo que menos les importa es el país y lo que menos les importa es la gente.

En este proceso, un puñado de extremistas, que literalmente convierten sus frustraciones personales en rencor y odio hacia la Patria, se hacen promotores del voto y defensores a ultranza de un grupo de farsantes que los utilizará y al final los desechará como residuos inorgánicos no reciclables. Por el otro lado están los que de buena fe o por ignorancia ven a aquellos adefesios político – sociales como una opción para sus vidas, porque están desesperados o desamparados u oprimidos, quizá porque creen en los superhéroes como los gringos creyeron en el hombre araña y en Trump.

Chávez, Maduro, López y hasta Trump crecieron por el entorno, por las malas condiciones de vida de la gente. En el caso de nuestro país, todos los mexicanos somos culpables, desde los gobiernos priístas viejos (a los que alguna vez perteneció el Sr. López, como el Sr. Cárdenas, como el Sr. Muñoz Ledo y demás) hasta el actual gobierno. Así también los dos gobiernos federales panistas ineficientes y generadores de ingobernabilidad y corrupción que administraron del año 2000 al 2012; pero además los gobiernos locales y municipales de todos los partidos políticos y el Poder Legislativo a nivel federal y los estatales. Y desde luego el Poder Judicial completo. Para ponerle la cereza a ese mal hecho e insalubre pastel, hasta los llamados organismos autónomos, que emergen de cuotas partidistas y que nada tienen que ver con la autonomía, independencia y dignidad, se suman a la descomposición (basta ver lo que acontece en la conformación del Sistema Nacional Anticorrupción).

Lo anterior concluye en una combinación gravísima y altamente explosiva para el país y para el pueblo mexicano: del que somos parte todos. La solución no es quedarse pasivo ni inmóvil, como tampoco es acabar de alcahuete irresponsable o mercenario. Aunque tristemente veo que una u otra posición, es la posición, de las mayorías.

Por cierto, hoy se cumplen 100 días de las protestas en Venezuela y van 91 muertos. Y que no se nos olvide, que también se cumplen 1,017 días de aquel 26 de septiembre de 2014, cuando un gobierno municipal de la falsa izquierda, emanado del PRD, con gobernantes impuestos por el grupo totalitario que controla al partido MORENA, desapareció a 43 jóvenes estudiantes en Iguala, Guerrero, con la complicidad de un gobierno estatal surgido de una Alianza PAN – PRD y el contubernio, o en el menos grave de los casos, omisión y pasividad, de un gobierno federal priísta.

Artículos relacionados