sábado, noviembre 23, 2024

Vasili Záitsev, el francotirador más letal de la URSS

Rajak B. Kadjieff / Moscú

*Sus hazañas fueron recreadas en Enemigo a las puertas.
*Causó estragos al liquidar a cuatro centenas de nazis.
*Los alemanes fueron abatidos en la batalla de Stalingrado.

Una de las escenas de mayor dramatismo de la película Enemigo a las puertas, muestra los bombardeos y las ruinas de Stalingrado sitiada en el otoño de 1942 por los nazis, en una cinta protagonizada por Jude Law en el papel de Vasili Ivánovich Záitsev.
La producción cinematográfica trata de los mejores momentos del soldado de la Unión Soviética que, desde la soledad y bajo las circunstancias más duras, logró abatir a cerca de cuatro centenares de oficiales y soldados alemanes, sin que a la fecha nadie haya superado esa cifra mortal.
En su adolescencia y luego de escuchar y asimilar los consejos de su abuelo Andréi en sus cacerías de lobos por bosques y estepas cercanos a los montes Urales, Vasili Záitsev en todo momento y con su patria agredida por los nazis en junio de 1941, estuvo listo y alerta para las acciones.
Al tiempo que participaba en combates con la infantería del Ejército Rojo, continuó con otras tareas al entrenar a un equipo de tiradores que contribuirían de forma decisiva a esa derrota otoñal e invernal de Adolfo Hitler.
Trabajó a diario, liquidando sin cesar alemanes uno tras otro, junto con francotiradores de su batallón durante la batalla de Stalingrado, considerada entre las más enconadas de la Segunda Guerra Mundial, y en donde la máquina de guerra de Hitler mostró absolutas debilidades.
Vasili Ivánovich -nacido el 23 de marzo de 1915 en Yelenika, un pueblo perdido de los Urales a las puertas de las estepas de Siberia-, cuyo abuelo acostumbraba llevarlo a los bosques y a los montes a cazar renos y ciervos, aprendió a interpretar las huellas de los animales como quien lee un libro.
Asimiló la forma de buscar las guaridas de lobos y osos, y a construir escondites tan bien camuflados que ni el abuelo podía encontrarme hasta que yo lo llamaba, según contaría luego en sus memorias.
Su habilidad como cazador enorgulleció al abuelo, que había ahorrado y regalado una escopeta de caza cuando cumplió los doce años, arma con la que Záitsev cobró su primera presa en el bosque, una cabra montesa que luego defendió por la noche de un lobo al que abatió de un disparo mientras acechaba el campamento.
Fue durante esos años de adolescencia en los montes Urales que aprendió la paciencia y el sigilo de todo buen cazador siberiano, esperando a que su presa se pusiera a buena distancia para el tiro y abatiéndola de un disparo.
En otra escena de la cinta, un grupo de efectivos soviéticos combaten contra los nazis en la fábrica de tractores Octubre Rojo, en un edificio que sería una de las zonas más disputadas de Stalingrado, cambiando de manos muchas veces a lo largo de la batalla.
La toma fílmica hace una retrospección y vamos a la feliz infancia de Vasili, que no iba a durar para siempre, porque en octubre de 1937 fue reclutado por el Ejército Rojo en nombre del Estado soviético en 1937 y alistado en la Flota del Pacífico, donde pronto fue ascendido a suboficial.
Y pese a ser fusilero naval, la invasión nazi de la Unión Soviética del 22 de junio de 1941 con tres millones de soldados, artillería y aviación descomunales e imparables, lo animó a ofrecerse como voluntario para luchar contra el nazi-fascismo, por lo que fue trasladado a la defensa de Stalingrado en ese verano.
La ciudad había sido designada por Hitler como el segundo de los objetivos de su conquista, después de la ocupación de los campos petroleros del Cáucaso; pero la tenaz resistencia de sus defensores había provocado el envío de más y más soldados a la batalla hasta convertirla en el punto más violento del frente oriental.
La ciudad de Stalingrado en una fotografía aérea tomada desde un Junker-53 de la Luftwaffe. La explosión de numerosos depósitos de combustible convirtió a la zona de los muelles en un infierno en llamas.
Cuando Vasili y los suyos avistaron la metrópolis industrial por primera vez la estampa les causó una vívida impresión, según Záitsev “Stalingrado estaba en llamas, el humo negro se alzaba formando una columna de humo negro, [mientras] la artillería machacaba la tierra y los aviones enemigos dejaban caer sus bombas sin piedad”.
El único acceso a la ciudad en ruinas era a través del río Volga, un peligroso cruce en el que los aviones caza Stuka 109, Junker-53 y la artillería alemana habían hundido más de una embarcación, pero por suerte para el siberiano la noche en la que atravesaron no se produjo ningún incidente.
Cubiertos por el fuego de una ametralladora ligera un grupo de rusos avanzan a través de la ciudad en ruinas. Los alemanes habían arrasado Stalingrado con un bombardeo aéreo en los primeros días de la batalla, convirtiéndola en un paisaje lunar de cráteres y edificios reventados.
Ya en la orilla occidental la primera misión del pelotón de marineros en el que luchaba Vasili fue tomar una serie de nidos de ametralladoras, posición que asaltaron armados con subfusiles entre las llamas de unos depósitos de combustible que habían estallado en llamas bajo el bombardeo enemigo.
Pronto quedó claro que el papel de un simple soldado de infantería era un desperdicio de sus habilidades, pues tras apoderarse de un rifle Mosin-Nagant que encontró entre las ruinas abatió a tres alemanes a más de 700 metros.
Esta hazaña llamó la atención de su coronel que inmediatamente le equipó con un rifle equipado con mira telescópica y lo convirtió en francotirador que, con el tiempo, sería el más efectivo y preciso del Ejército Rojo

Desempólvate

Ahora, en “Desempólvate”, Octavio Herrero lanza esta producción independiente y autogestiva en la que, ante la cercanía de alcanzar su séptima década de vida, señala que “ser viejo es lo mejor que me ha pasado en la vida; la experiencia es el cimiento del instante, lo que convierte a la vejez en presente potenciado”.

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