Otra vez la maldita fuga
En la CDMX, habitan 9 millones 209 mil 944 personas
Abasto de agua para consumo diario, un reto titánico.
Mientras que en algunas zonas de la CDMX el agua potable es escasa de manera crónica y donde los habitantes carecen totalmente del líquido, existen usuarios cuyo consumo excede tres veces el promedio mínimo necesario que recomienda el propio Sistema de aguas de la Ciudad de México (Sacmex) para satisfacer las necesidades mínimas de un individuo al día (higiene y alimentación): 96 litros.
Los usuarios del precioso líquido que pueden consumir 288 litros diarios son una minoría privilegiada. A la distribución inequitativa del agua se le suma la sobreexplotación del manto acuífero, cuyo incremento tiene a la CDMX en el umbral de una catástrofe hídrica. “El agua se acaba” no es una figura retórica, es la cruda realidad.
SACMEX envía 32,100 litros de agua potable (cada segundo), de los cuales el Sistema Cutzamala provee al Valle de México 32%; el otro 68% se obtiene de vías subterráneas y pozos.
A pesar de la enorme cifra 32 mil litros por segundo no son suficientes para abastecer a millones de habitantes que requieren agua diariamente para satisfacer sus necesidades básicas.
Inaugurado el 3 de mayo de 1982, Cutzamala es un sistema enorme que requiere de mantenimiento permanente, en su almacenamiento y conductos, plantas de bombeo, instalaciones eléctricas y plantas potabilizadoras.
Cada vez que se presenta una avería, el cierre de válvulas se convierte en una pesadilla para los habitantes de muchas alcaldías y municipios conurbados a la CDMX.
Cutzamala, es uno de los 10 sistemas más grandes, complejos y costosos del mundo, por ejemplo, tiene un consumo de energía de dos mil 200 millones de kilovatios hora (kWh) al año, equivalentes al tamaño de una ciudad como Puebla (CONAGUA 2014)
Por otra parte, los pozos de donde se obtiene agua proveniente del subsuelo alcanzan un kilómetro de profundidad, si no están contaminados con aceites industriales o heces fecales, lo que los vuelve inoperables o muy difíciles de potabilizar.
Un dato catastrófico y que tienes que conocer: Las redes de distribución de agua potable del Valle de México desperdician cerca de 35 por ciento por fugas en las tuberías, esto significa una merma de 11,235 litros por segundo que se pierden irremediablemente.
La UNAM, ha realizado estudios en Tláhuac y Milpa Alta, alcaldías en las que se encontró evidencia de que el sismo de 2017 afectó tuberías de drenaje que contaminaron mantos freáticos, pozos y redes de distribución de agua potable.
Las redes de distribución no alcanzan para cubrir la amplitud y complejidad del territorio capitalino, por eso existe la distribución de agua potable a través de auto tanques (pipas) sobre todo en Alcaldías de territorio montañoso como Tlalpan, Magdalena Contreras y Álvaro Obregón.
Estas sufragan el servicio con un alto costo en subsidios para su presupuesto y por lo regular tiene un tiempo de entrega de una vez al mes.
Una pipa de agua potable de servicio particular tiene en promedio un costo de 1700 pesos, pero cuando se presentan los mega cierres del Sistema Cutzamala, y obedeciendo al mandato de la oferta y la demanda los precios se incrementan.
Si me ha acompañado en la lectura hasta aquí, lo cual agradezco profundamente, te pediría una reflexión sobre la sustentabilidad en el uso del agua, ya que se han realizado tímidos esfuerzos como el de “cosechar” agua de lluvia y crear aljibes familiares, que no dejan de ser “garbanzos de libra” como diría mi abuela Cuca.
La lluvia ácida, y los elementos externos como insectos, roedores y otras alimañas, así como un mal uso o mantenimiento inadecuado de las cosechadoras pronto dan al traste con los todavía perfectibles sistemas.
Una respuesta ciudadana al uso sustentable del agua es la opción mas cercana para mitigar los estragos de una ciudad sin agua. Las políticas públicas no son ni eficientes ni eficaces y el tiempo al igual que el agua; se agota.
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