jueves, abril 25, 2024

TEMAS CENTRALES: Reacomodos y oportunismo en el Congreso

Miguel Tirado Rasso

 

mitirasso@yahoo.com.mx

Con la instalación de la LXIV Legislatura, inicia la avanzada de los nuevos-viejos tiempos políticos en el país. Tiempos del partido aplanadora, sólo que ya no de aquel PRI gobierno de los setentas del siglo pasado, pues tras la debacle electoral de julio, este instituto quedó seriamente lastimado y reducido a una frágil tercera fuerza política en el escenario nacional, se trata ahora de una nueva versión tan demoledora o más que aquél, representada por Morena, un joven partido que le debe todo a su fundador.

 

Por lo pronto, con el inicio de actividades en la Cámara de Diputados se hizo ostensible el peso de la mayoría de la bancada de Morena y sus aliados, quienes habrán de ocupar las presidencias de las comisiones estratégicas y los principales puestos en la Mesa Directiva. Ni manera de evitarlo, con 247 diputados Morena está a sólo cuatro curules de alcanzar la mayoría absoluta, lo que le daría derecho, de acuerdo al reglamento interior del recinto legislativo, de presidir la Junta de Coordinación Política (JUCOPO) durante los tres años de esta legislatura. Además de que ya preside la Mesa Directiva y la Mesa de Decanos, en ambas cámaras. Y justo, el martes pasado, el partido Verde le cedió cinco diputados de su bancada, con lo que Morena consigue la ansiada mayoría absoluta, con todas sus consecuencias.

 

Tras unos ajustes en la ubicación y movilidad de los diputados, y todavía quedando pendientes algunas resoluciones de la autoridad electoral, la Cámara de Diputados queda integrada por 8 bancadas, según el informe del presidente de la Mesa Directiva Morena, Porfirio Muñoz Ledo, Morena, como lo mencionamos, con 247 curules; el PAN con 80; el PRI, subió dos posiciones y queda como tercera fuerza con 47 diputados; le siguen el PES con 31; PT con 29; MC con 28; PRD con 20; PVEM con 16, y dos diputados sin partido.

 

En el Senado, las cosas se dieron de manera similar, con morenistas al frente de las mesas Directiva y de Decanos. Aquí Morena arrolla con 58 senadores de 128, le siguen el PAN con 24; el PRI con 15; MC con 7; el PRD, PT y PVEM con 6 cada uno; el PES con 5 y uno senador sin partido. Queda pendiente el caso de la procedencia o no de la bancada del PES como grupo parlamentario, lo que no es poca cosa ya que le significaría tener acceso a un ingreso mensual de un millón de pesos, además de contar con un lugar en la Junta de Coordinación Política.

 

La Ley Orgánica del Congreso señala que únicamente puede haber grupos parlamentarios de partidos políticos con registro. El PES no alcanzó el mínimo del 3 por ciento de la votación en ninguna de las tres elecciones para diputados, senadores o presidente, que la ley exige como requisito para conservar el registro, por lo que la autoridad electoral ha determinado cancelar el registro a este partido. Al desaparecer su partido, los legisladores pesistas quedarían como senadores sin partido.

 

Pero de algo sirve ser aliado de Morena y su gran poder. El presidente de la Mesa Directiva, Martí Batres, le enmienda la plana a la ley y dice que estos senadores si pueden constituirse en grupo parlamentario. Y así será, porque en el juego de vencidas entre el peso político de Morena y la observancia de la ley, la aplanadora dará una muestra más de quién tiene el poder.

 

Y ya despejado el panorama de desequilibrio de fuerzas en el Congreso, surge el pragmatismo de quienes ahora ven que las alianzas no sirvieron para solucionar su débil posicionamiento político y, vueltos a la realidad, a su realidad, se acercan a quien tiene el mando, la fuerza y los votos, en busca de cobijo y protección. Y es que, tienen claro que sólo así podrán sobrevivir. Por eso, el PRD y Movimiento Ciudadano rompen su pacto con el PAN y dejan entrever, cada uno por su lado y a su estilo, que “estarían dispuestos” a apoyar lo que sea mejor para el país y que decida el nuevo gobierno.  Su oportunismo no es novedad.

 

Es también el caso del PVEM, que rompe con su otrora aliado, el PRI, y recordando su historia cuando se sumó al PAN en la elección presidencial de 2000 y luego al tricolor, no nos extraña verlo ahora, más cerca de Morena de lo imaginable. Este partido ha hecho alianzas con quien se ha dejado, obviamente, con los que ve con posibilidades de alcanzar el poder. A fin de cuentas, se trata de ser y estar como sea, pero con prerrogativas y qué mejor que cerca del partido ganador.

 

Con este propósito, el Verde es capaz de ceder los diputados que le pida Morena para alcanzar la mayoría absoluta y, así, amarrar la presidencia de la JUCOPO, con lo que hará más dramática y difícil la vida y el trabajo legislativo de las bancadas de la oposición. Bueno de las que queden.

 

Los otros dos partidos comparsa, el PES y el PANAL, están en vías de extinción por la pérdida su registro. La terca realidad se impone y queda claro que estas organizaciones no justifican su presencia como partidos políticos nacionales ni menos merecen prerrogativas que sólo han servido para enriquecer a sus dirigentes.

 

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