De acuerdo a un análisis de la Unidad de Epidemiología del Consejo de Investigación Médica de la Universidad de Cambridge, consultado por el Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO), las políticas alimentarias no deben formularse bajo la lógica de “todo o nada”.
La falta de agua en el organismo puede producir lipólisis, que consiste en la descomposición de triglicéridos (grasa almacenada) para generar energía, toda vez que en condiciones de deshidratación, el cuerpo encuentra más dificultad para acceder a su reserva lipídica y tiende a utilizar carbohidratos como fuente principal, lo que limita la quema de grasa.