José Sánchez López
DE la filtración a la farsa, luego a la soberbia, después al arrepentimiento y finalmente al ridículo.
Eso fue la última aventura de SANTIAGO NIETO CASTILLO, como titular de la Fiscalía Especial de Atención para Delitos Electorales, en la que ni siquiera la Cámara de Senadores pudo defenderlo y menos sostenerlo.
Tras darse el cese fulminante de NIETO CASTILLO por violar el Código de Ética de la Procuraduría General de la República, según versión oficial, aunque después se conocería la entrevista en la que dio a conocer la carta enviada por EMILIO LOZOYA AUSTIN, asegurando que le había pedido exculparlo y además lo amenazaba, el encargado de
despacho de la institución federal, ALBERTO ELÍAS BELTRÁN dispuso echarlo de la PGR.
Los opositores no perdieron tiempo para tratar de llevar agua a su molino y fue hasta entonces que “se dieron cuenta” que ALBERTO ELÍAS BELTRÁN no podía suplir a RAÚL CERVANTES ANDRADE, por no tener 10 años de ejercer la abogacía, detallito en el que no habían reparado hasta que les “tumbaron” a su fiscal.
En opinión de los abogados de LOZOYA, en la misiva su cliente no pedía que no fuera inculpado, ni tampoco amenazó, se trató únicamente de apreciaciones personales y una flagrante violación a la secrecía y sigilo de la carpeta de investigación, por parte de SANTIAGO.
Tras ser defenestrado, líderes de partidos políticos, principalmente del PRD, aquellos a los que recién había defendido el entonces fiscal, cuando se propuso retirarles el financiamiento gubernamental y eliminar a los plurinominales, pusieron el grito en el cielo y exigieron que fuera restituido.
Y como no, si NIETO había afirmado que en lugar de quitarles el dinero y desaparecer a los plurinominales ( hay no menos de 200 por los que nadie votó), habría que cuidar y consolidar el modelo electoral, “porque de otra manera se abrirían la puertas al narco y a empresarios poco confiables para financiar las campañas”, dijo.
¿Y entonces, no es que la FEPADE está precisamente para vigilar, detectar, investigar e impedir que eso suceda?
Pero no era la primera vez que al indiscreto y parlanchín SANTIAGO le había dado por abrir la boca y filtrar información, sólo que esta vez sí le costó el puesto.
En 2015 quiso llevar ante los tribunales a ARTURO ESCOBAR Y VEGA, entonces secretario de Procesos Electorales del Partido Verde Ecologista.
Locuaz, presumió que en 18 meses de investigación había recabado las pruebas suficientes para fincarle responsabilidad penal por la compra de tarjetas “Premia Platino”.
Quizá la investigación estuvo bien hecha, pero el boquiflojo SANTIAGO echó todo a perder pues aun estando la indagatoria en curso, filtró a los medios la solicitud de la orden de aprehensión, con lo que abrió la puerta, como en esta ocasión, a un “indebido proceso” que propicia la libertad del inculpado, sea culpable o no.
La respuesta del PVEM no se hizo esperar, denunció a SANTIAGO por violar la secrecía de la investigación y además por omitir en su currículum, para ser nombrado fiscal electoral, que había trabajado año y medio como asesor del PRD, cobrando un millón 80 mil pesos.
Curiosamente, la denuncia contra ESCOBAR había sido presentada por el PRD, antiguo patrón de SANTIAGO.
De haberlo incluido en su currícula, lógicamente, no hubiera sido aceptado como titular de la FEPADE.
Quedó entonces al descubierto el conflicto de intereses, por lo que la jueza ROSA MARÍA CERVANTES, desechó el caso y si en cambio, SANTIAGO tuvo que declarar en calidad de indiciado, pero siguió siendo fiscal electoral.
Esta vez quiso hacer lo mismo, pero no corrió con la misma suerte y fue corrido.
Tras su cese, se dio una rebatiña en Cámara Alta, con tomas de tribuna, aplazamientos de otros asuntos y demás, para exigir que SANTIAGO fuera restituido y, ya picados, total, estamos platicando, que al que corrieran fuera a ALBERTO ELÍAS, porque “ese sí, no cumple con los requisitos para ser procurador”, dijeron.
Los días transcurrieron y finalmente SANTIAGO tuvo un destello de cordura, recapacitó o lo hicieron reflexionar, y envió una carta al Senado en la que dijo que declinaba a ser restituido, “porque no hay condiciones para desempeñar el cargo con la misma libertad que tuve”, advirtió.
Nuevamente los partidos de oposición hicieron correr la especie de que SANTIAGO tuvo que renunciar porque fue amenazado, pero ya nadie hizo caso.
Pero la pesadilla de SANTIAGO apenas empieza, ahora, ya sin cargo oficial, tendrá que afrontar las demandas de LOZOYA AUSTIN y a ver cómo la libra.
Lo que sí es cierto es que ni NIETO CASTILLO ni ESCOBAR DE LA VEGA y menos aún, LOZOYA AUSTIN, resultan gente de fiar, uno por ocultar sus vínculos partidistas, otro por no poder explicar la posesión del millón de pesos en efectivo y el tercero, por verse involucrado en millonarios sobornos como director de PEMEX.
¿Cómo para dónde hacerse?
¿Será que DIEGO FERNÁNDEZ DE CEBALLOS, quien recomendó a SANTIAGO para fiscal electoral, habría negociado con JAVIER COELLO TREJO, defensor de LOZOYA AUSTIN, para sacrificar a su pupilo y librar, en cualquier escenario posible, a EMILIO, al PRI y a ENRIQUE PEÑA NIETO del escándalo Odebrecht?
Lo irónico de este vodevil, es que en abierta carrera hacia las próximas elecciones, entre ellas la presidencial que es la más importante, no hay procurador general de la República (recordemos que ALBERTO ELÍAS no reúne los requisitos, según la oposición), tampoco
hay Fiscalía General de la Nación y, por ende, tampoco fiscal, menos aún fiscal anticorrupción y, para acabarla de amolar, tampoco un fiscal electoral que saque el buey de la barranca.
¿Qué va a pasar?***EL SILENCIO ES SABIDURÍA, LA LOCUACIDAD,ESTUPIDEZ.***AU REVOIR.