viernes, diciembre 13, 2024

Recordando a Janis Joplin a 81 años de su nacimiento

Francisco Medina

 

CIUDAD DE MÉXICO.- Recuerdo que fue en agosto de 1968, en el departamento de mi amigo, Robert, en Tlatelolco, su hermano Edward estaba escuchando uno de sus discos. Era un blues que cantaba una chava acompañada sólo con una guitarra y un piano. La música se oía padrísima y la voz de chava era fenomenal, arrastraba la voz y llegaba a unas notas agudísimas para después entonar algunas frases con una voz grave como la de los negros. Me senté frente a Edward quien solo se limitó a saludarme levantando la mano derecha haciendo una “v” con sus dedos. Al termino de unas frases y en medio de un requinteo se oía como se estrellaba lo que parecía ser un vaso o una botella contra el piso y como después era barrido. Era algo nuevo, algo espontáneo en una canción. Me imagine que trataría de una grabación en vivo, tal vez en una taberna. Cuando terminó la canción le pregunté a Edward, quién era. -Janis, la gran Janis Joplin con The Big Brother and The Holding Company- respondió.

 

Edwar me acercó la funda del disco, en la parte frontal con letras grandes estaba el título del disco. Cheap Thrills a un lado con letras  más pequeñas, The Big Brother and The Holding Company. Se veían unas caricaturas a colores de una chava güera con el pelo largo con un micrófono en la mano y con un globito como el de los comics que decía: “Playin’ an’ singin’fer yew the following tunes…en otro recuadro se veía solo la cara de la chava como si estuviera gritando con otro globito que decía Janis Joplin vocal. Arriba de ese cuadro había la de una negra gorda con una mascada en la cabeza y un bebe en los brazos que decía Sumertime, al lado la de un hombre gordo con unos cubiertos en las manos ante un plato con un corazón con la leyenda Piece of my heart. También se podía ver a un tortuga con un bombim y fumando un puro leyendo un periódico con un letrero que decía Turtle Blues. En la esquina inferior izquierda había un dibujo de un chavo con un ojo (como un cíclope) y con una aureola dorada sobre la cabeza.

 

En la contraportada estaba la mismísima Janis Joplin, era una foto en blanco y negro, se podía ver que era güera y con pelo largo, estaba sonriendo y vestía unos pantalones acampanadísimos y estaba en una pose con las piernas abiertas, las rodillas flexionadas y las manos sobre ellas y una especie de chal tejido sobre le caía desde los hombros. Ocho eran las canciones que integraban el disco, en la cara a: Combination of the two, I need a man to love, Summertime y Piece of my heart. En el lado b: Turtle blues, Oh swett mary y Ball and chain.

Ese fue mi primer rencuentro con Janis Joplin.

Con sólo cuatro discos, uno editado después de su muerte, Janis Joplin se convirtió en un modelo para otras mujeres que vieron en ella la posibilidad de labrarse un camino en el mundo del rock.

La historia siempre tendrá catalogada a Janis Joplin como una de las cantantes más importantes de la historia, pues su aportación al desarrollo y consolidación del rock fueron determinantes, por lo que es pertinente recordar sus mejores obras.

El lunes 5 de octubre de 1970, las agencias de noticias anunciaban la muerte de Janis Joplin por sobredosis de heroína, ocurrida el día anterior en el Landmark Motor Hotel en Hollywood, California. La vida de Janis se extinguía a los 27 años de edad, desafiando los convencionalismos de la época, había conquistado el mundo con sólo tres discos editados en vida.

 

Nacida en Port Arthur, Texas, en 1943, Joplin cayó bajo el dominio de Leadbelly, Bessie Smith y Big Mama Thornton en su adolescencia, y la autenticidad de estas voces influyó fuertemente en su decisión de convertirse en cantante. Una autodenominada “inadaptada” en la escuela secundaria, sufrió el ostracismo virtual, pero incursionó en la música folclórica con sus amigos y pintó. Asistió brevemente a la universidad en Beaumont y Austin, pero se sintió más atraída por las leyendas del blues y la poesía beat que por sus estudios; pronto se retiró y, en 1963, se dirigió a san francisco, y finalmente se encontró en el notorio vecindario de Haight Ashbury, lleno de drogas. Se reunió con el guitarrista Jorma Kaukonen (más tarde del legendario grupo de rock de San Francisco, Jefferson Airplane) y la pareja grabó un conjunto de canciones con su esposa, Margareta, proporcionando el ritmo en su máquina de escribir.

Regresó a Texas para escapar de los excesos de Haight, matriculándose como estudiante de sociología en la universidad de Lamar, adoptando un peinado de colmena y viviendo una vida generalmente “tranquila” a pesar de incursiones ocasionales para actuar en Austin. Pero California la atrajo de nuevo a su brillante abrazo en 1966, cuando se unió a la banda de rock psicodélico con sede en Haight, The Big Brother and The Holding Company. Su adopción de un estilo sartorial salvaje, con lentes de abuela, cabello encrespado y un atuendo extravagante que guiñaba un ojo, al estilo hippie, en la era burlesca, aumentó aún más su floreciente reputación.

Los programas cada vez más destacados de la banda les valieron una base de fans devotos y una atención seria de la industria; firmaron con columbia records y lanzaron su debut en un sello discográfico importante en 1967. Por supuesto, fue la presencia sísmica de Joplin la que causó toda la conmoción, como lo demuestra su impactante actuación en el Monterey pop festival, que fue capturada para la posteridad por el cineasta da Pennebaker ; en la película, se puede ver a su compañera estrella del pop Mama Cass ( de The mamas and the papas) pronunciando la palabra “wow” mientras Joplin se abre camino a través de “Ball and chain”.

 

“Piece of my heart” de Big Brother, en el lp Cheap Thrills de 1968, alcanzó el puesto número 1, el álbum vendió un millón de copias en un mes y Joplin se convirtió en una sensación, ganando elogios entusiastas de Time y Vogue, apareciendo en The Dick Cavett Show y capturando la imaginación de un público que nunca había experimentado una intensidad tan ardiente en una cantante de rock. Su salida de The Big Brother y su aparición como estrella solista fueron inevitables; armó su propio equipo, la Kozmic Blues Band, y en 1969 lanzó I got dem ol ‘kozmic blues again mama !, que se convirtió en oro. Ese año también se le vio actuar en el festival de Woodstock.

 

La cantante, que se convirtió en un modelo a seguir por otras mujeres que vieron en ella la posibilidad de labrarse un camino propio en el mundo del rock, preponderantemente masculino, afirmó en una entrevista: “toda mi vida solo quería ser una beatnik. Quería conocer a todos los pesados, drogarme, tener sexo, pasármela bien. Eso era todo lo que quería, excepto que sabía que tenía una buena voz y que siempre podía conseguir con ella un par de cervezas. De repente alguien me aventó en esta banda de rock and roll; me aventaron a estos músicos y el sonido venía detrás de mí, el bajo me prendía. Entonces decidí que eso era: nunca quise hacer otra cosa. ¿sabes?, era mejor de lo que había sido con cualquier hombre”.

 

Después de su incendiaria actuación en el Monterey Pop Festival con Big Brother & The Holding Company en 1967, grabó el mismo año su primer disco, bautizado con el nombre del grupo, el cual no tuvo gran repercusión. La explosión llegó al año siguiente con Cheap Thrills, que en un mes vendió un millón de copias. El álbum, con dibujos del irreverente George Crumb en la portada, incluye tres versiones estrujantes de “Summertime” de George Gershwin, “Ball and chain” de Big Mama Thorton y “Piece of my heart” de Jerry Ragovoy y Bert Berns. También muestra su progreso como compositora en “I need a man to love” y “Turtle blues”.

Tensiones internas, alimentadas por el deseo de sus agentes y la disquera por volverla una estrella, terminaron por apartarla de la banda con la que había triunfado. Se formó entonces la Kozmic Blues Band, con la que grabó I got dem ol’ kozmic blues again mama! En 1969 Con una orientación más hacia el soul, la crítica lo recibió con tibieza por alejarse un poco del rock ácido, pero el público lo convirtió en disco de oro. Entre sus joyas figuran “Try (Just a little big harder)” de Jerry Ragovoy y Chip Taylor, “To love somebody” de los Bee Gees y su propia composición “Kozmic blues”, escrita en colaboración con Gabriel Mekler.

 

La vida de la Kozmic Blues Band fue breve, por lo que el productor Steve Grossman le propuso trabajar con la Full Tilt Boogie Band. En un ambiente relajado, en septiembre de 1970 comenzaron las sesiones de grabación del que sería su cuarto álbum, pero el 4 de octubre el sueño se derrumbó cuando el cuerpo de Janis Joplin fue encontrado sin vida.

 

Tres meses después, la disquera capitalizaba la muerte de la cantante con la edición de Pearl, que resultó un éxito de ventas inmediato, con canciones como “Move over”, de la propia Janis, “Cry baby” de Jerry Ragovoy y Bert Berns y la jubilosa “Me and my Bobby McGee” de Kris Kristofferson. “Mercedes Benz”, canto a capella, grabado en la última sesión, refleja su deuda con el mundo beat.

 

El emblemático Pearl mostró el dominio de Joplin en prácticamente todos los géneros pop. Y su propia queja a cappella, “Mercedes Benz” podemos decir que Mercedes Benz es de  manera irónica la primer alabanza de la que después sería llamada como la “teología de la prosperidad”, pues la mayoría de los cristianos piden a dios los bendiga con prosperidad a través de lujos y riquezas, muy alejados de la espiritualidad.

 

Janis Joplin es sin duda una potencia musical. Para muchos fanáticos de la música, aunque sigue siendo una figura distante de la música, una de la que rara vez se habla y se destaca en la actualidad, a diferencia de actos como The Doors o The Grateful Dead. Sin embargo, si hubo una forma segura de entender por qué cada muso que vale su peso en notas musicales ama a Janis, es viendo esta increíble actuación en vivo de ‘Cry baby’.

 

La canción fue originalmente cantada por Garnett Mims y The Enchanters, pero solo encontró notoriedad cuando Joplin tomó el micrófono y agregó sus propios pulmones únicos a los procedimientos de la canción. Grabado por Joplin para su disco en solitario  Pearl  Joplin lamentablemente fallecería antes de que el single fuera lanzado en 1971, respaldado por el lado b ‘Mercedes Benz’. Sigue siendo hoy una de las baladas más poderosas que probablemente escuches.

“¿y qué?” te escuchamos (estúpidamente) preguntar. Bueno, la diferencia entre Janis Joplin y casi todos los demás cantantes desde entonces era que, por encima de todo, Joplin se veía a sí misma como una artista vocal. Ella no estaba al frente del escenario para la gloria o el oro, estaba bajo ese foco de atención para poder usar sus pinceladas vocales para pintar una imagen cruda, emotiva y apasionada. No hay mejor lienzo para joplin que una canción como ‘Cry baby’.

 

La última canción fue, junto con un mensaje telefónico de felicitación de cumpleaños para John Lennon, lo último que grabó; ella murió en octubre de 1970, y Pearl fue liberada póstumamente al año siguiente. El conjunto de cuádruple platino se convirtió en el lanzamiento más vendido de la carrera de Joplin y, en 2003,

 

En los años transcurridos desde entonces, las grabaciones y actuaciones filmadas de Janis Joplin han consolidado su condición de icono, inspirando a innumerables imitadores y devotos musicales. En 1988, el Janis Joplin memorial, con una escultura de bronce del artista Douglas Clark, se inauguró en Port Arthur.

 

Una miríada de colecciones de éxitos, antologías en vivo y otros lanzamientos reempaquetados han mantenido viva su leyenda, al igual que el exitoso programa de una sola mujer love, Janis (que la hermana de Joplin, Laura, ayudó a crear) y el aclamado musical de Broadway a Might with Janis Joplin. Una película documental Janis: Little girl blue dirigida y escrita por la célebre documentalista nominada por la academia Amy Berg y producida por el ganador de la academia Alex Gibney, es un retrato íntimo de la icónica pero atribulada cantante de rock ‘n’ roll.

 

Janis Joplin ha pasado a la leyenda como una artista impetuosa y apasionada condenada por el dolor que produjo una de las voces más extraordinarias de la historia del rock. Pero en estas páginas, Holly George-Warren ofrece un retrato revelador y profundamente satisfactorio de una mujer que no se trataba solo del sufrimiento. Janis era un perfeccionista: un músico apasionado y erudito que nació con talento pero también trabajó excepcionalmente duro para desarrollarlo.

 

Era una mujer que traspasó los límites de la sexualidad y la bisexualidad en una época en la que cualquier la desviación de la visión de los años 60 de una américa homogénea y heterosexual se consideraba un tabú social. Ella era un alma sensible que quería casarse y establecerse, pero no podía o no quería. Era una texana que anhelaba huir de Texas pero nunca pudo escapar, incluso después de convertirse en un ícono contracultural en san francisco.

 

Joplin fue incluida en el salón de la fama del rock and roll en 1995 y, póstumamente, recibió un premio Grammy Lifetime Achievement Award en 2005. Pero tales honores solo hicieron oficial lo que los fanáticos del rock ya sabían: que ella estaba entre las cantantes más grandes y poderosas que jamás haya existido, y conocido, y que había abierto la puerta a innumerables artistas de todo el espectro musical.

 

Por fortuna tenemos la música de cuatro discos oficiales, varias grabaciones en vivo, recopilaciones y muchas ediciones piratas de la cantante que le confió al crítico Nat Hentoff: “siempre he sido una víctima de mí misma. Tal vez no dure tanto como otras cantantes, pero creo que puedes destruir tu ahora si te preocupas por el mañana. Si me retraigo, no sirvo para nada ahora, y prefiero ser buena algunas veces que retraerme todo el tiempo. Muchos de mi generación, y más jóvenes, vemos como nuestros padres se rindieron, adquirieron compromisos y acabaron con muy pocas cosas. Si no hubiera sido por la música, probablemente habría hecho lo mismo”.

 

Peter Albin, integrante de Big Brother and The Holding Company dijo cuando vino a tocar a México con el grupo: “cuando pienso en Janis siempre trato de recordar –y así sucede siempre– en los momentos divertidos y en su carcajada. Tenía una risa diferente a la de cualquiera. Eso era signo de que la estaba pasando bien. ‘vamos al bar a pasar un buen rato’, decía y entonces surgía su inconfundible carcajada”.

AM.MX/fm

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