Tania Itzel Vargas
CIUDAD DE MÉXICO, 14 de septiembre, (AlMomentoMX).- “Díaz Ordaz decía que éramos unos revoltosos. Y no. Nosotros éramos estudiantes. Por eso, ese 13 de septiembre organizamos una marcha silenciosa. Sí. La idea era ir en silencio total, con la boca tapada y en orden, porque si ellos nos querían desacreditar diciendo que éramos unos delincuentes y revoltosos, nosotros les íbamos a demostrar que éramos ciudadanos ejemplares, estudiantes, padres de familia, maestros, trabajadores, médicos y el rector de nuestra querida Universidad Nacional Autónoma de México, Barros Sierra, que solamente estábamos haciendo uso de nuestro derecho de expresarnos libremente y de exigirle al gobierno que cumpliera las demandas del pueblo.
Decidimos salir a las calles, nosotros, los estudiantes de las preparatorias, de las vocacionales; los alumnos de universidades, los profesores de todos nosotros y cuando llegamos al Museo de Antropología e Historia en la avenida Reforma no podíamos creer que aquél grito de “Únete pueblo” había sido escuchado por casi 300 mil personas.
Las pisadas de todas esas almas unidas por la dignidad se escuchaban más fuerte que los aplausos que todos los lamebotas del Congreso le ofrecieron a Díaz Ordaz aquél 1 de septiembre de 1968″, decía Luis Vargas, mi padre.
Parece mentira que él ya no esté aquí y que ahora seamos mi hija y yo las que recorremos el mismo camino, las mismas pisadas en el mismo silencio que él respetó hasta llegar al Zócalo capitalino, hace 50 años. La Marcha del Silencio pudo no haber significado nada más que una molestia para muchos automovilistas, y en verdad es triste saber que entre los mismos estudiantes había muchos que no conocían la historia. Me dolió saberlo, porque los sucesos ocurridos en 1968 son y serán por siempre un parte aguas en la vida de nuestro país. Le debemos eso a todos esos jóvenes que hace 50 años dieron su vida en la Plaza de Tlatelolco.
Recorrimos las calles aún lado de los estudiantes de la UNAM, del Instituto Politécnico Nacional (IPN), la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM), la Preparatoria Popular, la Universidad Autónoma del Estado de México, Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM), la Escuela Nacional de Bellas Artes, la Universidad Pedagógica Nacional (UPN), la Escuela Superior de Educación Física (ESEF) y el Colegio de México (Colmex), la ITAM y la Ibero que participaron ayer en la Marcha del Silencio. La demanda más importante es la expulsión definitiva de los grupos de choque de la UNAM: los mentados porros.
Estudiantes del ITAM y la Ibero se unieron a la marcha en apoyo a los estudiantes de la UNAM.
Varios llevan cintas en la boca y no gritan consignas. https://t.co/DQcWPvSqxs#MarchaDelSilencio pic.twitter.com/6AfMTOjZdn
— Periódico Excélsior (@Excelsior) September 13, 2018
Todos los que hemos tenido la oportunidad de estudiar en una preparatoria o en CCH de la UNAM sabemos de la existencia de estos grupos de choque al servicio de los directivos de algunos planteles. Jóvenes y no tan jóvenes que se dedican a amedrentar a los estudiantes, a golpearlos, a romper sus asambleas y como vimos el pasado 3 de septiembre, los integrantes de estos grupos porriles que nos son necesariamente alumnos de la UNAM, recurren a todo tipo de armas para atacar a los estudiantes, poniendo en riesgo sus vidas como sucedió con los alumnos atacados con armas punzo cortantes en la explanada de la Rectoría de Ciudad Universitaria.
“Fuera porros de la UNAM”, era el grito de los estudiantes que demandan, entre otras cosas, una justificación de todo el presupuesto monetario asignado a los diversos planteles y elecciones transparentes de los directores.
La marcha encabezada por los alumnos del CCH Azcapotzalco salió a las 4 de la tarde y los estudiantes caminaron en silencio y sin ningún contratiempo por Reforma. Al llegar hasta la glorieta del Caballito, donde los estudiantes rompieron el silencio para iniciar con las Goyas, los gritos de fuera porros y la Escuela Nacional de Música pudo finalmente hacer sonar sus instrumentos que como siempre llenan de alegría los corazones.
Al llegar a Juárez, justo enfrente del Palacio de Bellas Artes, una manta recibía a los jóvenes con la leyenda: A 50 años del 68 ¡Seguimos luchando! Los gritos de júbilo no se hicieron esperar. La Marcha del Silencio se convirtió en una fiesta en la que los jóvenes estudiantes caminaban por el centro de la avenida Juárez, mientras que sus padres, pumas del 99 que defendieron con toda la garra la gratuidad de la Máxima Casa de Estudios los acompañaban por los carriles laterales y en las banquetas los abuelos, los guerreros del 68, animaban a los jóvenes diciéndoles: “Les toca a ustedes”.
Esta es la primera marcha para muchos de los jóvenes de nivel bachillerato. Muchos de ellos se sentían asustados cuando vieron el poder de convocatoria que tiene un movimiento estudiantil. Y aunque todos tienen claro que quieren a los porros fuera de su escuela, parece ser que apenas ayer a muchos les cayó el veinte de que eran unos niños metidos en asuntos de gente grande. Lo que les toca: expulsar a los porros. ¿Cómo? A través del diálogo y de exigir el cumplimiento de sus demandas y de no rendirse. Nadie se rinde, les decía un abuelo que se separó de ellos llegando al Eje Central.
El Zócalo capitalino se pintó de azul y dorado, de guinda y de blanco, y fue ahí en la plancha del Centro Histórico donde padres de los jóvenes desaparecidos de Ayotzinapa dieron pequeños discursos alentando a los jóvenes a no claudicar en su lucha, tal y como ellos lo han venido haciendo. Los jóvenes estudiantes convocaron a una marcha en apoyo a los padres de los 43 el próximo 26 de septiembre.
Alrededor de las 7 de la noche, La marcha se dispersó. Sin embargo el Zócalo capitalino no se quedó solo, familias enteras, padres e hijos acudían a admirar los adornos que el gobierno de la ciudad ha colocado para los festejos del 15 de septiembre.
Parece mentira -pensé- hace 50 años esta misma plaza estaba llena de tanques militares. Hace 19 años, los paristas del 99 llegábamos rodeados de granaderos. Hace seis años los jóvenes integrantes del movimiento #YoSoy132 corrían para escapar de granaderos y grupos porriles.
No, esta vez no hubo tanques. Esta vez no hubo granaderos.
Puede ser que sí hayamos allanado el camino, pero la lucha sigue y les toca a ustedes…
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