Pablo Cabañas Díaz
Vinculada al nacionalismo revolucionario, la literatura de “lo mexicano”, cuyo propósito era descifrar el carácter de lo “mexicano” y las características de nuestra identidad desde la Filosofía, la Psicología, la Sociología y la Historia, tuvo como referente fundacional a Samuel Ramos y, en particular, a su libro: ·El perfil del hombre y la cultura en México (1934). A partir de este libro los estudios aumentaron, y hacia principios de los años cuarenta, con la llegada de intelectuales españoles, especialmente José Gaos, y la conformación del Grupo Iperion y la revista Cuadernos Americanos, el tema adquirió auge hasta alcanzar su obra cumbre con El laberinto de la soledad de Octavio Paz, en 1950.
Aparecieron otros importantes libros sobre el tema: Análisis del ser del mexicano de Emilio Uranga (1952); La estructura social y cultural de México de José Iturriaga (1951); La X en la frente de Alfonso Reyes (1952); El amor y la amistad en el mexicano de Salvador Reyes Nevares (1952); Cornucopia de México de José Moreno Villa (1952); El guadalupanismo mexicano de Francisco de la Maza (1953); La filosofía de lo mexicano de Abelardo Villegas (1960); Conciencia y posibilidad del mexicano de Leopoldo Zea (1952); Fenomenología del relajo de Jorge Portilla (1966); El mexicano. Psicología de sus motivaciones, de Santiago Ramírez (1959); El estereotipo del mexicano de María Luisa Rodríguez Sala (1965) y El mito del mexicano y El mexicano. Aspectos culturales y psicosociales de Raúl Bejar (1968 y 1969, respectivamente).
Aunque muy diversas entre sí, estas obras se diferenciaron de la literatura nacionalista de la Revolución en virtud de que fueron menos ideológicas y más interpretativas. Los intelectuales nacionalistas de la Revolución: buscaban explicar y exaltar el movimiento armado, buscando el ideal de la identidad común. Otros, en cambio, se ocuparon de la cultura en México sin nacionalismo, o incluso contra el nacionalismo revolucionario. En este caso, algunos autores habían recogido la tradición liberal. El caso de Daniel Cossio Villegas es emblematico ya que a diferencia de los intelectuales nacionalistas, la preocupación fundamental de estos liberales no era la “independencia nacional” sino la democracia y el desarrollo económico.