Desde su fundación, TallentiaMX, como asociación de empresas de subcontratación, ha insistido en la necesidad de fortalecer el empleo formal, proteger a los trabajadores y renovar la estructura laboral para que beneficie más a los mexicanos. Hemos apuntado que la tercerización —cuando es responsable y profesional, y cumple con lo que la ley señala— ayuda a crear puestos de trabajo formales y a aumentar la productividad. Sin embargo, ahora tenemos que alzar la voz con preocupación: ante la pandemia del COVID-19, las autoridades están siendo negligentes. Esto perjudicará a millones de connacionales.
En la Cámara de Senadores, aunque todo estaba puesto para llegar a un acuerdo y sacar adelante una iniciativa inmejorable en materia de subcontratación, un grupo de legisladores rompió los compromisos e impulsó una reforma regresiva y criminalizadora, que ahora está detenida. Ahora, cuando según todas las predicciones (destaca la de la OIT) el desempleo se multiplicará, ni las empresas de subcontratación ni las MIPYMES ni los trabajadores tienen la certidumbre jurídica necesaria que hubiera generado la aprobación de la iniciativa consensuada por autoridades, empresarios y trabajadores. Algunos actores del legislativo promovieron el desempleo.
Las medidas del Plan Económico contra los efectos del COVID-19 que el Ejecutivo Federal propuso el pasado 5 de abril son, a grandes rasgos, las siguientes: a) dar créditos a pequeños empresarios, b) crear 2 millones de empleos (sin aclarar exactamente cómo), c) regresar de manera inmediata el IVA a los contribuyentes y d) reducir salarios de altos funcionarios.
Las críticas no se han hecho esperar (y con razón). Otorgar créditos a las MIPYMES es, en este momento, una pésima idea. Por un lado, en un contexto tan desfavorable, determinado por la incertidumbre, muchas personas decidirán no recibir los préstamos por temor a no poder pagarlos. Es posible que la recuperación de la pandemia sea muy lenta y que los negocios no sean capaces de conseguir el dinero en los plazos fijados. Además, innumerables expertos han señalado que los trabajadores son quienes se encuentran en un estado de mayor vulnerabilidad. Por este motivo, deberían hacerse reducciones de impuestos (o préstamos) a cambio de no disminuir la nómina. Se trata de que la gente no pierda su fuente de ingresos.
Prometer 2 millones de empleos, sin decir cómo, no sirve. Reembolsar de manera inmediata el IVA, más que una medida de emergencia, tendría que ser la norma del SAT. Sus dilaciones hacen muy difícil la correcta operación para todas las unidades económicas (pero más para las pequeñas). Reducir salarios de altos funcionarios atenta contra los derechos laborales de dichos servidores públicos. Además, la cantidad de dinero que se puede conseguir por ese medio es ínfima en comparación con la magnitud del problema del coronavirus. Continuar con los programas sociales está bien; pero ellos, más que una solución, son un parche, pues no serían necesarios si todo marchara como debe, si la gente tuviera empleos.
Los perjudicados serán, como siempre, los que menos tienen. Los trabajadores informales, los pequeños empresarios y los millones de mexicanos que viven al día. A nivel macroeconómico, las calificaciones crediticias del país bajarán. El coronavirus está cambiando el rumbo mundial y nosotros seguimos marchando en la misma dirección. Para proteger a dichos sectores, sería necesario hacer modificaciones al gasto público (suspender temporalmente los mega proyectos de esta administración), adquirir deuda, otorgar de manera estratégica privilegios fiscales (siempre viendo por quienes más lo necesitan), dar confianza a los mercados e inversionistas (en la medida de lo posible), ofrecer seguros de desempleo y tomar acciones contracíclicas… Todo lo que no se está haciendo.
Ahora más que nunca debemos acabar los mitos económicos y laborales que existen y que terminan por destruir la vida de las personas a las que se quiere defender. Se tiene que impulsar, por medio de la subcontratación, el empleo formal; se tiene que aprovechar este modelo para que las MIPYMES salgan delante de la crisis. Se tienen que proponer cuanto antes soluciones flexibles. De lo contrario, las consecuencias serán catastróficas.
AM.MX/cctp