domingo, abril 28, 2024

Migración, origen y destino

Carmen Lila Romero / Círculo Latino de Estudios Internacionales (CLEI)

*El fenómeno es de dos tipos: humano y animal.
*Consiste en un desplazamiento poblacional especial.
*Lleva consigo un cambio de la residencia habitual.
*Hay casos de seres humanos o del hábitat en los animales.

Según opinión de estudiosos de un fenómeno que es tan antiguo como el género humano, se pueden considerar dos tipos de migraciones: humanas y animales: las primeras se estudian por la demografía y por la geografía de la población, y las segundas se estudian en las áreas de la zoología, la biogeografía y la ecología.
La migración humana, que integra dos procesos: el de la emigración, desde el punto de vista del lugar o país de donde sale la población; y el de la inmigración, desde el punto de vista del lugar o país a donde llegan los “migrantes”.
Ellos migran por variadas causas, por ejemplo: motivos económicos, la forma de gobierno en su país, por violencia o falta de trabajo; la migración se convierte así en una práctica cotidiana y tradicional de los pueblos que llega a configurar una cultura.​
Migración animal: desplazamientos periódicos, estacionales o permanentes, de algunas especies de animales, de un hábitat a otro.
La historia de la humanidad hace referencia a los grandes movimientos culturales, económicos, geográficos y políticos que dieron origen a desplazamientos en masa de la población, espontáneos y forzados.
En la prehistoria se inició la expansión de la humanidad, alcanzando casi todas las regiones habitables del planeta, y en la antigüedad, Grecia, Cartago y Roma organizaban flujos emigratorios como método para establecer las colonias para expandir el comercio de la metrópoli, el cual constituía su principal medio de subsistencia.
La Edad Media duró mil años en Europa y fue testigo de tres procesos migratorios masivos: las invasiones bárbaras, la expansión del Islam y la formación del Imperio bizantino, el cual vino a ser sustituido, ya en la Edad Moderna, por el Imperio otomano o turco.
A partir del descubrimiento de América de Cristóbal Colón el 12 de octubre de 1492, varios millones de seres humanos emigraron de Europa a los territorios del llamado Nuevo Mundo revelado por los viajes patrocinados por Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, reyes de España.
En el siglo XIX, con la Revolución industrial, ya iniciada en el siglo anterior en Europa, se inició una época de expansión del capitalismo, a través del imperialismo, lo que llevó a un aumento masivo de los flujos migratorios transoceánicos de Europa y Asia a América y Oceanía.
Y en el siglo XX -continuado en el XXI-, un extraordinario desarrollo de los medios de comunicación y transporte (automóviles, ferrocarriles, aviones, barcos) han hecho posible las migraciones masivas de personas en una escala global nunca antes vista.
Se trata de migraciones de tipo socioeconómico, estimuladas por un proceso de desigualdad creciente entre los países desarrollados y subdesarrollados y acentuados, en especial en este último caso, por malos y hasta pésimos gobiernos.
En Japón, durante la Restauración Meiji, se produjo un fuerte proceso de tecnificación que generó excedente de mano de obra, y emigraciones a distantes países como Estados Unidos, Brasil, Perú, Argentina, entre otros.
Hubo procesos relevantes como la revolución neolítica de hace nueve mil años, y que consistió básicamente en el desarrollo de la agricultura intensiva bajo riego, lo cual trajo consigo un desplazamiento enorme de la población en los continentes africano, asiático primero, europeo y americano después.
Millones de personas abandonaron su modo de vida nómada para hacerse sedentarios, y el proceso de esta primera revolución ocurrida en la historia de la humanidad está bien explicado en varias obras de Vincent Gordon Childe, especialmente en su obra Los orígenes de la civilización.​
La formación de los primeros imperios en el Oriente Medio y en el Mediterráneo oriental (Mesopotamia, Egipto, Persia, Media, Grecia, Macedonia, Fenicia) y en el Mediterráneo occidental (Cartago y Roma) trajo consigo grandes desplazamientos de pobladores y soldados, que se encargaron de ocupar libremente o por la fuerza nuevas tierras.

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