viernes, abril 19, 2024

LIBROS DE AYER Y HOY: Grandeza y miseria que generó un nombre: Roma

Teresa Gil

laislaquebrillaba@yahoo.com.mx

 

Paradójicamente, en el mismo día y en distintos continentes, el nombre Roma marcó una pauta fundamental en las conductas humanas. Una sobre el despliegue de oscuras pasiones que lesionan  de por vida a inocentes de parte de religiosos  y la otra, la exhibición  de una sociedad racista y discriminadora, que mantiene a un importante sector  en la minusvalía. Me refiero al encuentro La protección de los menores en la iglesia, convocado por el Vaticano los días del 21 al 24 de febrero, para tratar el tema de la pederastia y los mínimos resultados de tanta alharaca expuestos el día 24 y la segunda, la ceremonia de los Óscares en el teatro Dolby de Los Ángeles, cuya Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas, reconoció la valía del filme Roma en el que su director Alfonso Cuarón -premiado como mejor director-, expone la situación  que tuvieron -y tienen-  los habitantes originarios de México. En  declaraciones insistentes desde semanas atrás, el propio cineasta se refirió al racismo acendrado que existe en un país mestizo y  pluricultural, que por ello mismo debería de ser abierto y consecuente. Lo más deleznable se observó en las opiniones de actrices y actores a los que  ha favorecido con  su apoyo cierto  público que al parecer desconocía sus también  oscuras profundidades. Entre ellos están nombres que necesariamente deben repetirse porque  son públicos y violaron normas no solo legales al ofender a representantes de pueblos y etnias, sino sociales, humanitarias e irrespetuosas de derechos que  promueve la propia Constitución. Ellos son:  Sergio Goyri,  Karla Souza, Martha Higareda, Ana Claudia Talancón y Giovanna Zacarías, entre otros cuya pretensión ha sido presionar  a la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas, para que Yalitza Aparicio, actriz indígena de Roma, no sea nominada para los próximos Arieles.

 

EL FILME ROMA ROMPIÓ BARRERAS Y ESTIMULÓ LA LUCHA INDÍGENA

Frente a la pequeñez de quienes se confabularon contra Yalitza, se alzó un  pueblo emocionado en todo el país. Un pueblo que se evade de la definición de racista o que pretende superar el epíteto. Se vio en los muchos comentarios de admiración a la actriz que interpretó a la doméstica Cleo en Roma, los envíos de apoyo, las muestras de amistad. Y más, en la colonia Roma, en la calle Tepeji donde se filmó la película y  en las calles aledañas y el Fest masivo en el Monumento de la Revolución. Fue una fiesta de apoyo y solidaridad. Actores coherentes y respetuosos han hecho un llamado a la joven Yalitza a que se incorpore al estudio y refrende así sus grandes dotes de actriz. ¿Que será de ella, después de esta gran  publicidad que la elevó a la máximas alturas de la cinematografía comercial? El tiempo lo dirá pero ella, una  maestra normalista, tiene la palabra.

 

 

A LOS CURAS PEDERASTAS, NI CON EL PÉTALO DE UNA ROSA, EN IGLESIA Y ESTADO

La crisis que enfrenta el catolicismo en el mundo con la  pérdida de  números en aquellos países en los que ha dominado -América Latina sobre todo-, hace que la situación de los sacerdotes sea tratada con pinzas. No son muchos los que ahora deciden entregar sus vidas a una causa que se ve turbia y llena de recovecos. Y no es que eso sea nuevo, la larga historia de esa iglesia que se autoproclamó dueña del evangelio -frente a miles de iglesias y denominaciones en el mundo-, engloba secuencias de muertes, torturas, venganzas y depredación. La de la Inquisición es una historia de terror que  ni el peor dictador ha ejercido. Lo que sale a la superficie en la época moderna, la pederastia y las violaciones de  monjas, se trató de ocultar por largo tiempo, pero no pudo seguir en el anonimato; las propias víctimas se encargaron de denunciarlo. Lo coincidente es que los estados de alto porcentaje católico -México es uno de ellos aunque se proclame  laico-, han sido igual de omisos con esos delincuentes religiosos, quizá por la servidumbre que algunos expresan al estado vaticano, al que le permiten la intromisión descarada en los asuntos estatales, con nombramientos prohibidos, órdenes a mexicanos desde afuera y protección. El documento final del encuentro mencionado arriba, llamado por algunos cumbre antipederastia, dado a conocer en Roma el 24 de febrero por el papa Francisco, fue considerado tibio, insuficiente y la mayoría de las víctimas quedaron inconformes. Estos piden expulsión, cárcel, entrega a las autoridades civiles y proceso de parte de éstas. Muy pocos han estado en esa situación, sobre todo en México. Los propios feligreses mochos los protegen. Muy diferente fue lo que le hizo la jerarquía católica  de la Inquisición, a los curas próceres que luchaban por la Independencia y que según aquellos,  violaron sus reglas de obediencia. Los castigos, cárcel y destierro a Fray Servando y posteriores muertes de Miguel Hidalgo y José María Morelos, son terroríficos. Vida  muerte de la Inquisición en México, de Felipe Antín (Editorial Posada S.A. 1973) consigna que desde luego la purificación, -una de las propuestas de Francisco- no entraban en su línea. Va como un ejemplo, la degradación de Morelos:  “…A continuación se dice, se le raspó los dedos pulgar e índice de manos impuras y se le quitó la casulla y la estola. La degradación comprendía todas las órdenes sagradas de Morelos, diácono, subdiácono y las cuatro menores. Por último ya sin sobrepelliz y sin sotana, le cortaron el pelo donde la coronilla”, Veinticinco días después,-el 22 de diciembre de 1815-, fue fusilado.

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