jueves, diciembre 12, 2024

Leyendas de las selvas mayas

Adrián García Aguirre / Mérida, Yucatán

*La historia de Daniel Moreno, tseltal chiapaneco.
*La huella de Pie Grande figura en los mos.
*También es bien conocido como Sincinito.
*Son de Chichén Itzá, Palenque, Uxmal y Mayapán
*Che Winik, el gigante de la floresta.
*Princesas, héroes y flores son protagonistas.
*El villano simpático de Edzná, Campeche.

En alguna zona arqueológica o en la espesura de las selvas mayas es posible encontrarse con alguna criatura fascinante”, dice Daniel Moreno, tseltal, agricultor, ganadero y síndico de Zamora Pico de Oro, en el municipio de Marqués de Comillas, Chiapas.
Se refiere, por ejemplo, a la huella de Pie Grande (Che Uinic) en el Ac tun de San Andrés en Yucatán, sin que importe el día del año en que los mos de leyendas mayas aparecen.
Uxmal, Chichén Itzá, Palenque, Mayapán tienen a sus personajes, variantes y sorpresas relacionadas con animales o elementos naturales que tratan de explicarnos algunos sucesos de la vida.
Princesas, flores, héroes y tristeza son los elementos más esenciales de los mitos, pero esta vez hay historias mayas sobre algunos seres que habitan en las selvas chiapanecas, quintanarroenses. campechanas y yucatecas.
La península de Yucatán tiene a Che Winic, un gigante que habita en la selva y ha atemorizado a los integrantes de una etnia de sabia desde hace siglos, incluidos los visitantes que dicen haberse llevado cara de espanto.
Che Uinic es un nombre maya que deriva de winik –hombre-, chéej –monte, árbol, madera y palo-, así que puede traducirse de varias maneras: “el hombre de los montes” o “el hombre de la selva.”
Daniel recomienda correr o enfrentarlo con ramas de un árbol, bailar con éstas, hacer malabares y cantar al mismo tiempo, estrategia que no podrá controlar su risa y que por su peso, caerá al suelo y no podrá ponerse de pie dando tiempo para huir, aunque nadie ha podido corroborar esta fórmula de escape.
A este villano selvático se le ha visto en las zonas arqueológicas de Campe che, como Edzná, Tohcok, Chunhuhub, Xcalumkín y Kankí.
Esta criatura de la mitología maya vive en cavernas, en la espesura de la selva, alejada de los grandes poblados, como muchas leyendas, además de que sale por las noches a cazar para poder alimentarse preferiblemente de seres humanos.
A menudo se le describe como un monstruo de gran pelaje rojo, con una voz fulminante y grave, capaz de ensordecerte y dejar al intruso paralizado de miedo.
En el sur de Yucatán se conoce como Sincinito a esta especie de “Pie Grande de las tierras del Mayab”, cuya mención provoca escalofríos, ya que entre seis y diez de la noche, se podía ver caminando a un hombre al revés.
El Sincinito, también se dice, corre entre los senderos y la espesa maleza con unas largas zancadas, y en algunas partes de los límites de Campeche y Yucatán conserva su nombre maya de Kúulpach, que traducido al español es “el que camina de reversa”.
En la región de Tihosuco, por San Román, pueblo cercano al histórico Tepich, se conoce le como el Kúulpáach xímbal, el que sigue caminando al revés.
El Sincinito es una bestia que más recuerdan los abuelos que fueron chicleros y recorrían los montes en busca de zapotales, y se cree que no es uno sino cientos de seres que a veces son pequeños o gigantes.
Se les suele describir con forma humanoide, mucho pelo en espalda, pecho y extremidades, y justo, algunas veces más alto que todos los humanos y algunas veces mucho más pequeño; pero los encuentros suelen ser inciertos y esporádicos, sobre todo entre la maleza de la montaña.

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