martes, marzo 19, 2024

Desentierran pasado oculto de Taxco: el “baño de los judíos”

El arqueólogo Diego Martínez Serrano ha llevado a cabo estudios en los vestigios de un baño ritual judío que data del siglo XVI en la comunidad de Juliantla, en el municipio de Taxco de Alarcón, Guerrero. 

Durante algunas temporadas, el arqueólogo se ha dedicado a documentar este bien cultural, que ha sobrevivido casi cinco siglos. En sus investigaciones -parte de su tesis de maestría en el posgrado de la Escuela Nacional de Antropología e Historia- detalló que la mikve (espacio donde se realizan los baños de purificación que prescribe el judaísmo) está localizada en la plaza de Juliantla. A este lugar siempre se le ha conocido como el “baño de los judíos” y está compuesto por un pozo para el bautisterios; hacia el lado derecho de este, se encuentra una cúpula de piedra de 1m de diámetro. A su vez, cubre una fosa que contiene el agua de lluvia, alimentado por un conducto. 

 

La mikve de Juliantla cumple con las especificaciones sobre estos espacios que ordena la ley judaica, según la cual debe ser la primera construcción al fundarse una comunidad o judería. Eso es, incluso antes que una sinagoga y mediante levantamientos de fotogrametría terminaron que la fosa mide 2.5 m de diámetro y 2 m de profundidad; mientras que las dimensiones del bautisterio son de 6.5 por 7.11 m de diámetro, y una altura (del punto más bajo al más alto) de 4.43 m, más una escalinata de 1.25 m.

 

Con lo cual, al contrastar el dato arqueológico con la información documental, se desenterró un aspecto novedoso en la historia y costumbres que rodean a Taxco; partiendo desde un virreinato en el cual el judaísmo era perseguido.

 

 

 “Fue posible entender que la idea de pureza y santidad de esta comunidad estuvo sustentada en símiles bíblicos, como los referentes al profeta Esdras y el patriarca Jacob, buscando reforzar sus creencias con la construcción de esta mikve en Juliantla, alejada de sus propiedades para no ser descubierta, pero también cercana para limpiar su alma”, expuso el arqueólogo.

 

Con base en la historiografía anterior, que da cuenta de las familias asentadas en la ciudad durante el virreinato; el investigador pudo ubicar a las de origen judío que se ocultaron para evitar el Santo Oficio. Muchas de ellas eran propietarias de haciendas de beneficio minero y pertenecían a núcleos familiares en común.

 

Esto puede ejemplificarse con los casos de los hermanos Jorge de Almeyda y Héctor de Fonseca, propietarios de las haciendas de Cantarranas y de San Juan Bautista, respectivamente. El primero emigró de Portugal a la Nueva España, y una vez establecido en el lugar, entabló relación con la familia del gobernador del Nuevo Reino de León; Luis de Carvajal y de la Cueva, también cristianos nuevos con un origen judío portugués, desposando a su hermana Leonor.

 En los documentos sobre Jorge de Almeyda, se indican los ajuares y bienes de prestigio que les confiscó el Santo Oficio a él y a su esposa Leonor, acusada de judaizante. Asimismo, se citan los vínculos que Jorge de Almeyda y sus hermanos Héctor y Tomás, además de su cuñado Antonio Díaz de Cáceres, mantenían con la familia Carvajal. Un dato curioso es que las mujeres tenían entre 14 y 16 años al momento de casarse, mientras que los maridos rondaban los 40 y 50 años; que para la época no era algo poco común.

 

“En las declaraciones del proceso inquisitorial, fray Gaspar de Carvajal, uno de los hijos mayores del matrimonio de Jorge Almeyda y Leonor de Carvajal, narra la mala relación entre su hermana Isabel y su tío, el gobernador Luis de Carvajal, por intentar predicarle la antigua Ley Mosaica a través de su mujer, Guiomar de Ribera”, abundó el especialista.

 

Durante el proceso, Jorge de Almeyda se mantuvo prófugo en lugares como Puebla, Veracruz y La Habana; hasta llegar a Europa buscando el perdón de la familia Carvajal y el propio, por parte del papa. No obstante, esto no evitó que los Carvajal fueran procesados hacia 1590. Varios de sus integrantes (Francisca, hermana del gobernador, hijo e hijas) fueron quemados en la hoguera.

 

Del juicio de Héctor de Fonseca, destaca que al estar casado con una “cristiana vieja”, Antonia López, no tenía la misma oportunidad de practicar el judaísmo y por esta razón, visitaba de manera constante la Hacienda de Cantarranas; que era propiedad de su hermano Jorge de Almeyda. Al parecer, esta última era punto de reunión para la comunidad, pues ahí practicaban sus ritos ocultos. 

 

Aunado a esto, tuvo una estrecha relación con Isabel de Carvajal y Luis de Carvajal ‘El mozo’, que fue el presunto líder de los judíos asentados en Taxco.

El investigador Diego Martínez explicó que a pesar de estar casado por la ley cristiana, Héctor de Fonseca desposó a dos de las hermanas Carvajal, Mariana e Isabel, para mantener una “comunidad judía pura”; lo cual lo enfrentó a muerte con su hermano Jorge de Almeyda. De lo último que se supo de Héctor de Fonseca fue que este volvió a España a principios del siglo XVII, tras pasar un tiempo en las cárceles de la Inquisición.

 

Finalmente, consideró que es necesario poner en valor la mikve de Juliantla para una prospección geofísica con radar de penetración en sus alrededores; además de excavaciones controladas. Eso en el sitio como en las haciendas, para buscar elementos materiales asociados con las actividades de los criptojudíos.

 

 

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