CIUDAD DE MÉXICO, 1 de marzo (AlmomentoMX).- La discriminación es un fenómeno que afecta potencialmente a todas las personas y que pretende negar la diversidad humana, entendiendo cada diferencia como un aspecto negativo. Tiene su raíz en los estigmas y los prejuicios que pesan sobre los grupos que históricamente han sido relegados, es decir, las mujeres, las personas indígenas, las personas LGBT, las y los migrantes y las personas con discapacidad, entre muchos otros, señaló la vicecoordinadora del PRD en el Senado de la República, Dolores Padierna.
Sus manifestaciones más graves, dijo, ocurren cuando a una persona le es negado un derecho o cuando su seguridad es puesta en peligro. En el Día Internacional para la Cero Discriminación abrazamos todas las expresiones que la vida humana ha desarrollado y celebramos las diferencias que hay entre cada uno de nosotros y nosotras.
“El mundo atestiguó, durante el siglo pasado, los resultados más crueles del odio y de la marginación. No sólo la Segunda Guerra Mundial es un ejemplo de ello, lo es también la falta de atención de la que fueron víctima los pacientes con VIH-SIDA en la década de los 80. Aunque hemos aprendido de estas tragedias, la realidad es que la discriminación sigue presente en niveles preocupantes. Prueba de ello es el bajo nivel de escolarización que los niños y, con especial acento, las niñas tienen alrededor del mundo, así como el hecho de que existan 75 países con legislación que criminalice las relaciones homosexuales. Es tiempo de trabajar por sociedades donde la inclusión sea la meta”.
Indicó que este 1 de marzo de 2013, la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó éste como el Día para la Cero Discriminación. Su objetivo es que la comunidad internacional se comprometa en la lucha contra este fenómeno, persiguiendo el fin de las violaciones de derechos humanos que ocurren en razón del género, la nacionalidad, la edad, la religión, la lengua, el color de piel, el origen étnico, la orientación sexual, la condición médica o la discapacidad. Se trata de un llamado al respeto de la dignidad de todas las personas y a la solidaridad entre los pueblos. Como lo dijera el entonces Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki-Moon, “cuando los más vulnerables y marginados se enfrentan a la discriminación y al abuso, todos nos vemos afectados”.
“La discriminación perjudica a la sociedad entera, introduciendo la violencia donde debería habitar la paz. Nuestro país debe prestar oídos sordos a los discursos de odio que, hoy por hoy, se propagan por el mundo y debe comprometerse con la inclusión. No hay lugar en una democracia para las divisiones basadas en prejuicios. Los derechos humanos no son selectivos y el Estado no puede cumplirlos sólo parcialmente. No discriminar no es sólo tolerar, sino reconocer plenamente los derechos de todas las personas”.
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