martes, mayo 14, 2024

LA COSTUMBRE DEL PODER: Norma laboral en TLC

Gregorio Ortega Molina

*¿Son incapaces de comprender que esa pobreza económica, anímica y de formación para la vida, es la que enriquece las filas de sicarios, las aspiraciones a convertirse en narcotraficante, o convocar a la formación de grupos armados?

Negar los beneficios que el TLC ha dejado a México como país sería tonto, como también resulta estúpido ocultar que sólo una minoría de mexicanos ha hecho crecer sus fortunas debido al libre comercio con EEUU y otras naciones.

     Los asalariados, los burócratas de medio pelo, los informales de todo tipo, las que se ganan el estipendio como amas de casa, las empleadas domésticas, los obreros y campesinos, profesionistas, pequeños comerciantes y emprendedores, e incluso esa delincuencia organizada a la que tanto persiguen, nada han mejorado en bienestar, servicios y prestaciones gracias a ese acuerdo comercial ahora en renegociación.

     En lugar de cerrarse las asimetrías económicas, sociales y políticas entre los tres países cuyo destino lógico sería conformar el bloque de América del Norte, por consideraciones geoestratégicas que Donald Trump prefirió olvidar, las diferencias son mayores. No puede haber ninguna equivalencia entre los obreros de la Ford México y los de Estados Unidos, como tampoco pueden establecerse entre los médicos del Obamacare con los del ISSSTE, IMSS y Seguro Popular, por mencionar ejemplos.

     ¿Por qué a los negociadores mexicanos se les hace cuesta arriba poner sobre el tapete del nuevo TLC los salarios? ¿Debe castigarse o, al menos, posponerse sine die la posibilidad de un mejoramiento en el bienestar de los que dicen gobernar y de los cuales esperan el voto? ¿Son incapaces de comprender que esa pobreza económica, anímica y de formación para la vida, es la que enriquece las filas de sicarios, las aspiraciones a convertirse en narcotraficante, o convocar a la formación de grupos armados?

     ¿Por qué los ingresos adicionales debidos al TLC, no sirvieron para construir refinerías, mejorar la calidad educativa, apoyar la calidad en los servicios de salud, crear programas anticorrupción eficientes, disminuir la impunidad, fortalecer la democracia?

     El TLC tiene vida desde hace 23 años: ¿cuántos millones de mexicanos vieron modificada su vida, transformada sus aspiraciones y enriquecido su futuro gracias a ese instrumento comercial?

     ¡Vamos! No cerremos los ojos a la realidad. Sí, el TLC ha sido útil, benéfico, desafortunadamente no para todos, sino para una minoría, y ni así quieren comprometerse a revisar los salarios, que equivale a abrir las puertas de la dignificación del trabajo.

     El TLC de América del Norte también es un instrumento de seguridad regional, diseñado para una geopolítica del futuro, porque China puede darse el lujo de desequilibrar la economía mundial en cualquier momento, mientras Rusia apuesta al juego de espejos de la injerencia electoral, el espionaje y el terrorismo bajo su control.

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