jueves, marzo 28, 2024

LA COSTUMBRE DEL PODER: AMLO entre engaños e ilusiones

Gregorio Ortega Molina

*Necesitamos una propuesta clara, articulada para iniciar el ascenso a la regeneración nacional, para colocar la piedra angular de la IV República, pero descubro que hasta el momento nada nos indica que vayamos por el camino correcto, porque nadie se atreverá a colocar la justicia por delante de la ley

¿Podrá restablecerse la partidocracia, o pavimentarán el camino para reencausar a la patria, para reencontrar un proyecto de nación que pasa por la regeneración nacional, por fundar la IV República?

     Me cuesta trabajo depositar la confianza en AMLO, porque no percibo en su retórica ni en sus propuestas la conceptuación y articulación de un plan nacional que, en el entorno en que está enclavado el territorio y se mueve la globalización, permita motivar optimismo con un perfecto contrato de esperanza que dé a cada quien lo suyo. Cabalga como durante la campaña que lo llevó al poder, entre la denuncia del engaño y las ilusiones.

     El sábado 8 de septiembre último el Presidente Electo, Andrés Manuel López Obrador, dijo durante su visita a Tabasco que la reforma energética “fue un vil engaño, un rotundo fracaso”, porque continúa en descenso la producción de petróleo; para revertir sus efectos convocó a empresarios de la industria -con quienes se reunió esa mañana en privado- a reactivar la actividad, y previó que con el lanzamiento, en los primeros días de su gobierno, de las convocatorias para perforar pozos, construir la nueva refinería y rehabilitar las seis existentes en el país, a finales de 2019 se estará remontando la crisis de producción petrolera y habrá más extracción de crudo.

     ¿Es posible o es un ensueño? Me pregunto si debo creerle y al instante recuerdo mi lectura de ¿En qué creen los que no creen?, breve ensayo de Umberto Eco y Carlo María Martini, donde el prólogo de Esther Cohen enriquece la propuesta de reflexión de los autores: “Pareciera que, muy a pesar de la experiencia de la barbarie que ha vivido nuestro siglo (editado en 1997), el problema del otro y su derecho a la existencia como alguien diferente e irreductible, continúa interpelándonos hoy quizás con más urgencia que ayer, y nos obliga a responder,responsablemente, por un mundo por-venir. Porque un pensamiento que elimina por principio al otro es simple y sencillamente un pensamiento suicida”.

     Medito en el aserto final, le doy vueltas al discurso de AMLO y me esfuerzo por insertar, o ver, o encontrar una propuesta clara, articulada para iniciar el ascenso a la regeneración nacional, para colocar la piedra angular de la IV República, y descubro que hasta el momento nada nos indica que vayamos por el camino correcto, porque nadie se atreverá a colocar la justicia por delante de la ley, ni a castigar con dureza la corrupción que hoy todavía no concluye, guarecida en la oferta de una impunidad a futuro.

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