Gregorio Ortega Molina
*El éxito del futuro pasa por la revisión exhaustiva del comportamiento ético, legal y constitucional de los protagonistas políticos del pasado inmediato, porque, ahora se ve, la corrupción no es exclusivamente pecuniaria
Los agravios de los gobiernos de EEUU al de México y los mexicanos son de diverso calibre, pero constantes. Para los WASP’S somos lo que definió Herman Melville en Moby Dick: una presa segura y siempre disponible. En términos diplomáticos, el hilo delgado.
Rasgarse las vestiduras por la militarización de su frontera sur resulta grotesco, porque dañan más, por ser menos conocidos y por resultar en una intromisión de la política interna de México, los acuerdos poco publicitados y suscritos para lograr el TLC, su posterior revisión, y la manera en que para cumplirlos se pasa por encima de la Constitución.
A pesar de Donald Trump, el proyecto original y vigente es la conformación del bloque de América del Norte, en el que la parte débil es México, y por ello debe acortar sus asimetrías en áreas fundamentales: legislación y juridicidad, de allí la reforma constitucional penal y la vigencia, a contracorriente, del Código Nacional de Procedimientos Penales, contrario al artículo 16 constitucional.
El otro aspecto es de vida o muerte. Me refiero al tratado de Aguas Internacionales y la manera tan grosera con la que establecieron complicidad el gobernador de Baja California, Kiko Vega, y la empresa Constelletion Brands, para despojar de agua a los habitantes de Mexicali y a los campesinos de la zona. Pero de esto nadie se avergüenza, mucho menos protesta.
En cuanto al cinismo, es preciso recordar que lo que más afecta la relación entre las instituciones públicas y la sociedad es la desconfianza. El abuso y la deformación legal y constitucional a que las sometieron sus administradores, escudados en la impunidad, distorsiona por anticipado el resultado electoral.
Hay un descuido absoluto en el discurso y las ideas, lo que ha facilitado que AMLO, en su <<prisa>> por hacerse con el poder, sin dar contexto y sin completar las propuestas, imponga agenda, lo que causa estupor en sus opositores y genera pánico en el gobierno que se despide, pero saca las castañas del comal con las manos de CANAERO.
El miembro non de Morena asusta con el petate del muerto, se favorece con el mal manejo de medios desde el gobierno que lo persigue. Olvidaron que en esta época de información en tiempo real, distorsionar la veracidad de lo dicho equivale a distorsionarse ellos mismos. AMLO nunca afirmó que él soltaría al tigre, sí dijo que no lo amarraría.
Su añagaza electoral sobre el NAICM ha corrido en diversas pistas, hasta que atemorizados dejaron de escuchar lo que él realmente quiere: revisar la pulcritud con la que se hicieron, o no, los contratos sobre la construcción de esa obra, que por lo pronto se consumió una buena cantidad del fondo de pensiones del ISSSTE.
AMLO tiene presente que todo aspirante al poder “que carezca de la legitimidad natural de la sangre y de los antepasados tiene que crearse a toda costa y a su debido tiempo una nueva”, como dejó anotado Stefan Zweig en su biografía de Fouché y en referencia a Napoleón.
De ahí el interés del candidato de MORENA por imponer agenda, de manera cínica, sí, pero con resultados para él: se conduce ya como el ganador.
La información de agencias y otros medios dada a conocer el 23 de marzo último, bajo la sombra del recuerdo del crimen de Luis Donaldo Colosio, indicó: “Andrés Manuel López Obrador y el Consejo Coordinador Empresarial acordaron una mesa técnica de revisión del proyecto del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) para decidir si se cancela o no.
<<Vamos a revisar técnicamente el proyecto, sin asustar a nadie>>, dijo el tabasqueño en su participación en el Encuentro Mexicano de la Industria de la Construcción en Guadalajara.
“Propongan ustedes (los empresarios) cinco técnicos, cinco técnicos del Gobierno, cinco técnicos de nosotros (de Morena), 15. Ya, a partir de hoy para la revisión y con toda honestidad decir ‘sí procede’, ‘no procede’, ‘estas son las alternativas’.
“Presente en el encuentro, el presidente del CCE, Juan Pablo Castañón, aceptó la propuesta que, dijo, reducirá la incertidumbre financiera.
“Con gusto, por supuesto”, expresó, “a nosotros nos interesa que se revise, además de técnicamente, la transparencia de las asignaciones, pero hagámoslo desde hoy, no generemos incertidumbre a partir del primero de diciembre”.
Las reacciones fueron diversas en su origen, pero unificadas en su contenido legal y político: el miedo a que la sociedad pudiera enterarse de si hay, o no, un sobreprecio que modifique, por anticipado, la intención del voto.
Pero el hecho es incontrovertible: el éxito del futuro pasa por la revisión exhaustiva del comportamiento ético, legal y constitucional de los protagonistas políticos del pasado inmediato, porque, ahora se ve, la corrupción no es exclusivamente pecuniaria.