jueves, marzo 28, 2024

ISEGORÍA: Una economía sospechosa

Sergio Gómez Montero*

A la caza de la paloma
ha salido el verdugo,
porque no hay verdugo sin paloma

E. Astrada: “Poema”

Una pregunta me gustaría hacerle a Arturo Herrera, secretario de Hacienda (¿o me equivoco y se la debo hacer directamente a AMLO?), en mi calidad de jubilado, 74 años de edad y amputado de mis dos piernas: “¿En dónde señor secretario, dice, en la Constitución y en la ley del ISSSTE, que nuestras pensiones se deben pagar con cálculo en “umas” y no, como sí dice y debiera ser, de acuerdo a salarios mínimos? Le pregunto, porque me dicen que usted es el que tiene la última palabra, aunque corro el peligro de que, como a los diputados, me deje usted plantado. Pero en fin, por ahora platicaré solo sobre el panorama hacendario del país, que la mera verdad, más allá de algunos indicadores macro, no veo por qué algunos dicen que es alentadora.

Es decir, la cuestión es sencilla: ¿no se considera que seguir en los marcos actuales por los que se camina, lo único que va a producir es que más temprano que tarde la economía del país truene como cuete, ante los múltiples cerillos encendidos a su alrededor empeñados en llegar a la mecha? Por un lado, eso puede suceder, por un factor interno relevante: porque no hay, en los hechos, plan de desarrollo que marque con claridad el qué hacer. Por otro lado, en segundo lugar, igualmente relevante, porque la economía capitalista, en la que la nuestra está inscrita, en este momento no sabe cómo evitar los graves problemas recesivos que la agobian y que lo mismo tienen que ver con el Brexit, que con la pugna de las economías chino-estadounidense. Es difícil, pues, que nuestra economía crezca en ese panorama, y si no crece (si en lugar de empleo hay desempleo) la pobreza se incrementará y el salvataje vía subsidios y magnoproyectos de rendimientos insuficientes y de largo plazo será insuficiente para sacar al buey de la barranca.

Es cierto, ahorita los que están más preocupados son los pequeñoburgueses: la venta de autos ha decaído, el consumo suntuario ha bajado, el crédito bancario se incrementa. Pero, ¿cuánto falta para que la pobreza extrema alcance, pronto ya, a los más pobres? ¿Para cuando haya petróleo y gasolina habrá todavía pobres? El problema no es, pues, para mañana, ya que los fondos de salvataje que ya se comenzaron a utilizar se pueden agotar en un plazo muy corto y el sistema económico del país no pareciera estar preparado para esa falta de fondos que ya se vislumbra, y que, como lo escribe hoy Piketty, en su libro Capital e ideología (sólo en inglés y francés por ahora), en donde más fuerte va a pegar es en la organización política de las sociedades contemporáneas, pues éstas para subsistir tendrán que llevar a grado extremo, dramático, la polarización de la riqueza (adiós género, adiós medio ambiente, adiós etnicidad y migración), y nuevas formas de organización social, que van a borrar la presencia del Estado, serán pronto las dominantes.

Frente a lo anterior hay que tener respuestas desde ayer, y hoy, en México, esas respuestas no se vislumbran. ¿Será que no irá a pasar nada y las remesas de nuestros paisanos nos van a sacar del hoyo?

No, no sé si algo de eso le iban a preguntar los diputados a Herrera, pero de que les tuvo miedo, les tuvo. Allá él, a mí, conque que me diga que adiós a las “umas” y le dé la bienvenida a la Constitución con los salarios mínimos, habrá avance.

*Profesor jubilado de la UPN

gomeboka@yahoo.com.mx

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