viernes, noviembre 22, 2024

ISEGORÍA: Trabajar con un país quebrado

Sergio Gómez Montero*
Yo he leído en las calles.
Yo he caminado las ciudades
Ch. Ide Hintze: “Modelos de mi lugar”

Recordando mis escritos de entre 2017 y 2018, en varios de ellos me quejaba del México quebrado que los gobiernos del prianismo más reciente iban a heredar al gobierno que a partir de diciembre del 2018 iba a gobernar al país. Hoy, cuando se comienzan a conocer los datos de esa quiebra (SAT y Pemex), más los fraudes acumulados desde muchos años atrás y más lo que aún no se da a conocer a detalle (deudas interna y externa), uno, como Lenin cuando los bolcheviques se hicieron cargo del gobierno de la Rusia quebrada que el gobierno zarista había dejado, se preguntaron “¿Y ahora qué vamos a hacer?”, y fue cuando, con el rigor que ello implicaba, echaron a caminar la economía planificada como una manera de resistir los fuertes ataques que entonces enderezaron en contra de ellos varios países capitalistas de aquel entonces y sus corifeos.
Pero no sólo en lo económico se reciben países quebrados como México, España y Argentina hoy, sino también en lo moral y en todos los ámbitos de la vida pública, lo que dificulta en mucho resistir los ataques incesantes de los enemigos de esos gobiernos. Es pues inimaginable el paquete de dificultades que hay que enfrentar para poder gobernar con altibajos de naturaleza múltiple que, más de una vez, hace ver muy mal a esos gobiernos de transición. Nada pues de qué sorprenderse con el México de hoy: ni con las impunidades pactadas (EPN, Romero Deschamps), ni con alianzas inconfesables (Gordillo, PES, Romo, priismo en decadencia) ni con sobreexplotación de la figura caudillesca (mañaneras), todo sea por el sano propósito de gobernar para ir avanzando en la consolidación de un proyecto de país diferente que, ¿para el 2024?, ya pueda caminar sobre vías que garanticen lo que, entre 2019 y 2024, se piensa construir entre caudillo, aliados y fuerzas propias (MORENA). Gobierno complejo, pues, el actual, tanto por la problemática a la que está haciendo frente, como a las dificultades que implica su composición, ¿cómo es, entonces, que saldrá adelante con sus encomiendas? Va a salir raspado, sin duda, pero va a salir; con muchas deudas sociales, es cierto, pero se espera que no lo logren desconfigurar totalmente con lo que él se inició y que, si se concretan el no a la impunidad, no a la corrupción y una economía sana, ello será una gran ganancia.
Gobierno que le apuesta así al futuro conlleva eventualidades múltiples en el presente (desde enemigos muy inteligentes hasta muy tontejos), que hacen ir al gobierno en un subibaja que parece montaña rusa o en una feria en donde el gobernante es el blanco de los riflazos que se disparan por todos lados y a los cuales uno no sabe si esconderse o responder con balas del mismo calibre, aunque su obligación es la paciencia a toda costa, a fuer de dar la imagen de debilidad, por lo que el gobierno, así, pareciera nunca quedar bien.
Desde luego, vuelvo a insistir, la tarea se complica ya que da la apariencia política de que ella se realiza de manera unipersonal (Lenin y la revolución rusa) y que lo que falla es la tarea de grupo (los bolcheviques divididos en fracciones), hasta que llega el momento del decaimiento final (la caída del Muro de Berlín) y entonces hay que comenzar de nuevo: Putin y sus desplantes despóticos, para que así la tarea de gobernar se complique aún más que al principio.
Es cierto, quienes analizamos desde distancia al hecho de gobernar pocas veces atinamos a darnos cuentas de las dificultades que ello conlleva en la realidad y de allí la facilidad y lo falible de nuestro análisis y por eso el que éste todo lo lector lo puede fácilmente echar al bote de la basura, pero, como todo punto de vista también, nadie puede negar que él, asimismo, puede ser justo y certero.
Digo, ¿no? Nada más digo.

*Profesor jubilado de la UPN
gomeboka@yahoo.com.mx
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