Sergio Gómez Montero*
Desde el 2018, la situación social del país, poco a poco, ha sido otra. En general, piénsese, es muy difícil de dudar. De entonces para acá lo que durante mucho tiempo –casi cien años– fue repetición de los rituales, pum, de pronto todo comenzó a cambiar porque otra comenzó a ser la realidad. Aunque, dado que aún no todo cambia del todo, algunas cosas, malévolas, permanecen, porque forman parte de una serie de procesos económicos de los cuales el país forma aún parte.
Es decir, la pregunta: ¿qué tanto lo que hoy sucede con nuestra moneda y con el mercado financiero es sólo parte de los cambios que registra el país y qué tanto es parte de los cambios que está registrando en particular la economía de Estados Unidos, que, dada su próxima etapa electoral, se encuentra sumamente inquieta? ¿No valdría la pena que alguien dijera, desde acá, algo al respecto? Es decir, ¿cambios naturales de la economía nacional los actuales o inducidos por quienes ven amenazados sus privilegios? Si lo segundo, ¿ello significa que la soberanía del país, de aquí en adelante, deberá acostumbrarse a actuar teniendo siempre amenazante esa Espada de Damocles? Como sea, la lucha no se vislumbra sencilla: soberanía vs intervencionismo, sin posibilidad de continuar con los cambios leves y paulatinos que la 4T tiene en perspectiva sin modificar sustancialmente el sistema económico actual.
Esa es la cuestión, ¿cómo países como el nuestro, que vivieron agobiados y agotados luego de 36 años de un neoliberalismo que los dejó virtualmente sumidos en una polarización social abusiva y brutal van a poder ponerle fin a ello, sin que los mercados financieros internacionales se alteren y busquen frenar la soberanía autónoma de los países para dirigir sus destinos? Ya Varoufakis, el economista griego lo intentó inútilmente, hasta que Grecia, su país, fue virtualmente obligado a someterse de nuevo al neoliberalismo del Mercomún europeo. Hoy, sus consejos, expresados en los diferentes libros que ha publicado tratan de ilustrar sobre cómo actuar para evitar las tiranías financieras, como pronto se tendrá que hacer en el país si se quiere seguir adelante con los programas sociales que tiene trazados el sistema social delineado desde hace seis años y que recién acaba de triunfar en las elecciones para seguir adelante.
Como sea, mucho se puede especular sobre el futuro del país, más aún si luego de 200 años de república por primera vez el Ejecutivo lo ocupa una mujer –inteligente, universitaria, científica– que, además, está sólidamente vinculada con el programa social que desde hace seis años (cuando Peña Nieto delegó el gobierno a su sucesor) se inauguró en el país y desde entonces arraigó con fuerza, dando frutos diversos desde entonces. Programa el cual la mayoría de la población quiere que siga.
He ahí, pues, el futuro inmediato: ¿cómo concretar los primeros meses del nuevo gobierno el programa social por el cual se votó?
*Profesor jubilado de la UPN/Ensenada