viernes, abril 19, 2024

ISEGORÍA: Migración: la roca en el zapato

Sergio Gómez Montero*
Voy a meterme en la boca un trozo de pan
no importa que esté rancio o esté duro
o que las moscas y otros dientes
se hayan cebado largo tiempo con él
K. Larios: “Desayuno”

En efecto, los fenómenos migratorios del presente pertenecen a la geopolítica de la actualidad, cuya raíz se puede remontar a las tareas colonizadoras que desde el siglo XV se manifestaron intermitentemente en el mundo hasta el siglo XIX y principios del XX. Las tareas de conquista de los pueblos que se consideraban poderosos y que no eran sino los capitanes del capitalismo del presente, una vez que arrasaron con las riquezas de los llamados pueblos del Sur en Oceanía, África, Asia y América, hoy han provocado que esas poblaciones que se quedaron sin riqueza de la cual vivir se vean obligadas, hoy también, a migrar irremediablemente. Esa es la realidad que hoy explica, pero no frena para nada, las caravanas que por mar o por tierra buscan llegar a las tierras en donde sus antiguas riquezas hoy se encuentran concentradas pero no disponibles para ellos, que allí, en las tierras de ensueño a donde llegan, como en las tierras de donde fueron expulsados, también viven en una miseria quizá no tan escandalosa (les permite enviar remesas a sus tierras de origen), pero que no deja ser miseria.
El problema está para países como el nuestro, que es sólo tierra de paso de esas caravanas migratorias, pero que, por presiones del país a donde se busca llegar con la migración (en nuestro caso Estados Unidos), nos presiona de tal forma (aranceles, cese de inversiones productivas, intervencionismo descarado) para que seamos nosotros los que evitemos el paso de esas caravanas migrantes con todo tipo de medidas de fuerza (violatorias de los derechos humanos), como si los migrantes fueran nuestros enemigos declarados y no vecinos territoriales agobiados por la miseria provocada por los colonialistas que exprimieron sus tierras.
Es triste que hoy, particularmente, esa tarea represiva de contención migratoria no se haya evitado, tomando en consideración que el problema, de raíz no es nuestro, pues el ser tierra de paso, mal que bien la hemos podido librar (controlando, mal que bien, a quienes lucran con el tráfico ilegal de personas), pero, lo que hasta hoy persiste, es la insistencia del gobierno estadounidense por considerarnos país tercero en discordia en un conflicto que sólo, insisto, no nos compete directamente, pero en el cual el gobierno mencionado insiste en hacernos parte de él, sin que nosotros, allí, tengamos algo que ver, como nada tuvimos que ver con las bananeras que arrasaron con Centroamérica u otras compañías estadounidense que acabaron con las riquezas naturales de esos territorios y hoy se enorgullecen de la sociedad del desperdicio en que viven (el famoso sueño americano), que es como miel sobre hojuelas para los migrantes.
Tristes y muy duros, desde el punto de vista humano, son hoy los fenómenos migratorios a nivel mundial. Pero ellos no van a cesar (por el contrario, se van a agudizar) mientras el capitalismo siga imponiendo su bota dura, como hasta hoy lo hace a nivel mundial. ¿Qué caso tiene entonces seguir contemporizando con ese régimen social?
Puestas las cosas así, suenan simples y sencillas… en apariencia, sólo en apariencia.

*Profesor jubilado de la UPN/Ensenada
gomeboka@yahoo.com.mx

Artículos relacionados