Sergio Gómez Montero*
gente de bravas índoles y de modales feos,
juntos hemos bebido del vino del escándalo
y le hemos bajado los calzones al tiempo
Tejada Gómez: “Poeta de la legua”
Si bien es cierto que para el 2024 no se esperan sorpresas (Morena y sus aliados arrasarán con los votos de nuevo), sí se abren algunas expectativas para dicho año electoral. Una de ellas, indefinible hasta este momento, es el qué va a pasar, para entonces, con el sistema electoral. ¿Puede ser que él se mantenga, a futuro, inconmovible y que a pesar de ello los resultados electorales que hoy se vislumbran se mantengan sin modificaciones o los diputados y senadores habrán considerado conveniente hincarle el diente a ese sistema electoral? Ya, hoy, las instituciones (tanto el INE como el TSJE) que regulan al sistema antedicho, han demostrado debilidades marcadas y al Legislativo corresponde decidir si esas instituciones se mantienen o cambian, siempre en coordinación estrecha con el Ejecutivo. Es decir, compleja tarea tiene bajo su responsabilidad hoy el Legislativo a fin de adecuar a la realidad actual a las instituciones que regulan lo electoral, pues ellas operan hoy con base a los criterios que las crearon y que no fueron otros que aquellos que devienen de un neoliberalismo, cuyos principios ideológicos, hoy, ya no debieran estar vigentes.
Se trataría, pues, de una cuestión sencilla: crear instituciones que estén de acuerdo con la actual realidad social del país, la de ahora y particularmente la de 2024, que cada día responderá más a los intereses sociales de aquellos sectores mayoritarios de la población, que nada tienen que ver con los principios ideológicos que le dieron vida a las instituciones que hoy rigen lo electoral entre nosotros. Tomar eso en consideración es una tarea que hasta hoy no se realiza y que valdría la pena analizar si se ejecuta para antes de 2024 o si se deja para las calendas.
Lo anterior no es estratégico, en tanto no va a modificar lo que ya hoy está plenamente anunciado, por más que la ñoña oposición anuncie con júbilo desmedido que ella tiene la fuerza suficiente como para impedir la consolidación de la 4T, refiriéndose en particular al 2024, ya que esperan que el sistema institucional electoral siga vigente y operando con los criterios neoliberales que hoy opera, lo cual sería un apoyo desmedido para alcanzar los fines en 2024 que se plantea alcanzar dicha oposición, lo que desde hoy está negado si se intuye también desde hoy, que los votos van a favorecer abrumadoramente a Morena y sus aliados y a sus candidatos, toda vez que los votantes tienen cada vez más claro que, el camino que quieren que siga el país, es el ya delineado hasta hoy por la 4T y que lo único que ellos esperan es que ese camino se profundice y amplíe para darle mayor celeridad a lo que hasta hoy está cambiando.
¿Que nada cambie, pues, en lo electoral para 2024? ¿Qué opinan los poderes Legislativo y Ejecutivo al respecto? ¿Es tiempo de pensar en ello, o no?
*Profesor jubilado de la UPN/Ensenada
gomeboka@yahoo.com.mx