jueves, abril 25, 2024

ISEGORÍA: Estrategia de lucha

Sergio Gómez Montero*

Toda mi claridad es noche oscura,

sol negro desviado por un muro

blanco de cal

L. Ivo:”Claridad”

En el panorama actual del país, cargado de incertidumbres, renace, sin duda, entre nosotros, hoy, una de las inquietudes que siempre recorrió el pensamiento de Foucault y que él, sólo desde la teoría, en su obra, pudo abordar: qué hacer y cómo hacerlo en términos de política, partiendo del supuesto que la política, sustentada en una teoría muy sólida, siempre es práctica, y por eso afirma en “Metodología para el conocimiento del mundo” lo siguiente: “Lo que me gustaría debatir, a partir de Marx, no es el problema de la sociología de las clases, sino el método estratégico concerniente a la lucha. Ese es el punto en que tiene anclaje mi interés por Marx, y desde él me gustaría plantear los problemas (…) Mi interés se centra en la incidencia de los propios antagonismos: ¿quién se incorpora a la lucha? ¿Con qué y cómo? ¿Por qué existe esta lucha?” Cito, largo, al maestro francés porque creo que sus palabras y lo que ello significan son de utilidad para entender lo que hoy pasa en el país, sobre todo porque aquí, entre nosotros, el problema de la estrategia de lucha sigue siendo central por una razón muy sencilla: porque no hay, desde el grupo hoy dominante (el de AMLO), estrategia de lucha bien definida.

No la hay, porque ese grupo dominante (que no es el partido Morena) se mantiene a la defensiva por lo común y obligado a actuar ofensivamente sólo cuando el aguacero ya está encima y sin permitirle delinear al grupo dominante, previamente, el qué hará y cómo lo hará sin titubear y mostrando, como sucede en la realidad, que cuenta con el apoyo mayoritario de la población, porque es allí en donde radica su verdadera fortaleza, que hasta hoy no ha despertado (el famoso tigre al que es mejor no despertar) y que más vale no despertar.

Sí, en efecto, hoy Brasil (Bolsonaro) y México (AMLO) despegan juntos un nuevo gobierno y ambos con estrategias de gobierno supuestamente encontradas y sustentadas ambas en la mayoría de votos obtenidos en la elección. Lo que en el caso de los dos gobiernos hará la diferencia es cómo funcionará con cada uno de ellos la estrategia de lucha: cuál de las dos llegará al final con el apoyo de las mayorías poblacionales o sin él, probablemente sumidos en el caos si es que ese apoyo se perdió. No es pues gratuita la estrategia de lucha, que sea ofensiva desde ahora, que demuestre que se sabe qué se quiere hacer, cómo y con quién, pues las tareas a emprender no son sencillas, sino todo lo contrario: arduas y que requieren el entendimiento y la acción de la mayoría de la población, pues solamente así se obtendrá el triunfo paso a paso y al final. Es decir que, si los votantes de AMLO, desde el principio (el primero de diciembre de este año) no vemos claro hacia dónde va el país, la sonrisa amplia que ilumina nuestra cara se irá desvaneciendo, pues de nueva cuenta, sobre nuestras espaldas, vamos a resentir el peso de un neoliberalismo matizado que nos seguirá hundiendo en la miseria (¿cuánto nos pesa a nosotros, los maestros, el regreso imparable de Elba Esther a la dirigencia del SNTE, por ejemplo?)

No es pues gratuito insistir en la estrategia de lucha. Mantenernos sin ella es ir otra vez al fracaso.

*Profesor jubilado de la UPN

gomeboka@yahoo.com.mx

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