jueves, marzo 28, 2024

ISEGORÍA: Cobrando cuentas

Sergio Gómez Montero*

Ahora conoces lo que silba la sangre

de noche
como la oscura serpiente extraviada

S. Thénon: “Amor”

 

La historia de la política cotidiana, en el México de nuestros días (que se define por las turbulencias que lo azotan), no ha perdido desde meses atrás su objetivo central: cómo lograr la derrota de un candidato que tiene entre cuatro y cinco años de haberse definido: Andrés Manuel López Obrador. Esa claridad, desde que existe, se contrapone a las turbias maniobras que también desde entonces hasta hoy se han puesto en práctica para tratar de derrotarlo y que siguen caracterizando en la actualidad a la vida política del país. ¿En ese ambiente, entonces, cómo entender los ataques desmedidos que se están dando en contra del salinista (y no sólo panista) de Ricardo Anaya? ¿Cuál es la finalidad de ellos? ¿No acaso el “En el proceso electoral sólo participaré con mi voto” de EPN comienza a poner claridad al respecto?

En fin, lo que se trata de poner en claro aquí es sólo de qué manera tan oscura se maneja realmente la política cotidiana en el país.

Porque, ¿cuál es la verdadera historia de Ricardo Anaya y cómo es que ella está jugando un papel tan significativo en la actualidad en la historia política del país? El bebé robótico del PAN (carente totalmente de autonomía) nace cobijado desde los 21 años por el aparato partidario y los complejos aparatos religiosos de ese partido desde un tiempo atrás. Desde entonces el partido trabajó con él en proyectos de naturaleza compleja (¿o no, Jefe Diego?) hasta conducirlo a la Cámara de Diputados y a la Presidencia del PAN, teniendo desde entonces una relación cercana pero muy oscura con el PRI, que así lo involucró en triquiñuelas diversas y le permitió a ese partido conocer todos los secretos de ese su aliado eventual. Por eso hoy, en vinculación directa con Salinas, los supuestos ataques del PRI en contra de Anaya más suenan a fraude que a otra cosa, a fin de concretar el objetivo que no se ha perdido: derrotar a como dé lugar a López Obrador, porque si éste llegara a triunfar el proyecto de país capitalista actual sufriría modificaciones sensibles o al menos que no gustan a los grupos económicos y políticos que dominan al país. Hoy, pues, las agresiones políticas en contra de Anaya tienen otra razón de ser: aparte de ser supuestas, se inscriben ellas en la búsqueda del objetivo final de las campañas del PRIAN: evitar a como dé lugar el triunfo de López Obrador.

Allí es donde se inserta también el porqué de la agresividad oral de estos días de Meade Kuribreña, la cual tiene sus raíces y vinculaciones con un discurso aparentemente banal y superficial que se dio cuando dijo que su triunfo electoral se dará bajo la misma estrategia que llevó al PRI al triunfo en el estado de México y que tuvo dos facetas muy claras: volcar todo el aparato propagandístico y operativo del Estado en la entidad para así cubrir el fraude que se cometió durante el conteo electoral, y dos, mantener expectante al aparato militar por si fuera necesario su puesta en práctica.

Lo anterior lo platiqué el fin de semana con un compañero periodista de muchos años atrás, quien para culminar la charla me dijo que una variante muy importante de la estrategia anterior sería sólo la inversión de las premisas y el predominio de una tensión mayúscula, llevada al extremo, del ambiente electoral.

Hay que estar preparados. No digan que no se los dije.

*Profesor jubilado

gomeboka@yahoo.com.mx

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