Ciudad de México, 21 de marzo (AlmomentoMX/Conacyt). – Alrededor de 95 por ciento de los casos de insomnio están asociados a trastornos de ansiedad y depresión, señaló Margarita Reyes Zúñiga, psiquiatra especialista en trastornos del sueño de la Clínica del Sueño del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER).
Otras causas médicas de este padecimiento son las enfermedades respiratorias como el asma o EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica); los síntomas de éstas se agravan al anochecer y los afectados pueden tener dificultades para iniciar y mantener el sueño.
El insomnio afecta a 18.8 por ciento de la población mexicana y es más frecuente en mujeres, según datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición de Medio Camino 2016 (Ensanut MC).
Reyes Zúñiga refirió que todo individuo en algún momento de su vida ha padecido o padecerá insomnio como respuesta a alguna preocupación o estrés de la vida cotidiana.
“La dificultad para iniciar el sueño o mantenerse dormido es el síntoma más constante después del dolor, es causa y consecuencia de otros padecimientos; el insomnio crónico afecta entre 10 y 15 por ciento de la población general”, comentó la especialista.
Las dificultades para conciliar el sueño, permanecer dormido o cualquier otro problema con el dormir forman parte de un conjunto de trastornos del sueño que son considerados por los especialistas como un importante problema de salud.
Las diferentes alteraciones que pueden presentarse durante esta actividad reparadora afectan la calidad de vida del individuo, además, juegan un papel en el desarrollo de enfermedades cardiovasculares, metabólicas y, en última instancia, una menor esperanza de vida.
Pese a que el insomnio es el trastorno del dormir más frecuente, la privación del sueño es un incipiente problema de salud pública. En palabras de la psiquiatra Margarita Reyes Zúñiga, cerca de 40 por ciento de la población duerme menos del tiempo requerido según el grupo de edad.
“La privación de sueño es cada vez más frecuente en la población, afecta calidad de vida, y aunque no sabemos si la privación de sueño es un factor de riesgo de mortalidad o muerte prematura, es un hecho que incrementa la morbilidad”, señaló.
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