Jorge Meléndez Preciado
Sus leales, que todavía son muchos, aunque tienden a evaporarse, felicitaron a Enrique Peña Nieto por su 52 aniversario. Destacaron, entre varios, René Juárez Cisneros y míster Socavón, Gerardo Ruiz Esparza, ambos no muy apreciados por la ciudadanía. Ahora no estuvieron para prenderle las velitas al pastel: Jesús Zambrano, del PRD, e Isabel Miranda de Wallace, aparente defensora de los secuestrados.
El hombre de Atlacomulco se va con un 17 por ciento de aprobación entre los mexicanos, la más baja de cualquier presidente, y claro que hemos tenido verdugos del pueblo en los últimos decenios. Antes de soltar el mando, Enrique de Atlacomulco, todavía se dio varios lujos que es necesario anotar.
Obtuvo un préstamo internacional de 10 mil millones de dólares, supuestamente para refinanciar la deuda externa que en su administración aumentó a más de 45 por ciento del PIB, algo terrible ya que recibió el país con empréstitos de 33 por ciento. Más de doce puntos en seis años.
Propuso un alza salarial a los funcionarios de primer nivel, autorizado por la siempre dócil Cámara de Diputados, que permitirá a muchos de ellos irse en diciembre con liquidaciones súper millonarias, más de las que percibirán los legisladores que son increíbles para una nación empobrecida.
El encargado de la Procuraduría General de la República (PGR), Elías Beltrán, ha informado que en los próximos meses se concluirán las investigaciones de Odebrecht, las cuales su antecesor Raúl Cervantes, había apuntado que ya estaban casi terminadas hace casi un año. Y de llegarse a resultados, los servidores que lavaron dinero y malversaron el erario, serán duramente castigados: los inhabilitarán.
Tres medidas que presentan el rostro del sexenio: fraudes, apoyo económico desmedido a los colaboradores, impunidad a los amigos y derroche al por mayor.
Adiós, señor Peña Nieto.
@jamelendez44