viernes, abril 19, 2024

EN REDONDO: Los inaceptables ataques a la Prensa de Trump

Por: Mario Ruiz Redondo

Donald Trump, presidente de los Estados Unidos, tiene la virtud de pocos, que es la unir a todos, pero en su contra.

Esta vez el mandatario ha ido demasiado lejos en su estilo de injuriar impunemente al prójimo, desde la perspectiva de todo el poder que le otorga el ser líder de la potencia número uno del planeta.

En medio de su egocentrismo sin límites, el hombre que no ha sabido distinguir entre ser el jefe de la Unión Americana que debe respetar a todos en su país y el de continuar sus desmanes como todopoderoso empresario inmobiliario, empezará a partir de este jueves 16 de agosto, a sufrir las consecuencias de sus atropellos.

Hoy, más de 300 periódicos estadounidenses, que incluyen desde los influyentes The Boston Globe y The New York , hasta aquellos de de corto tiraje, publicarán de manera coordinada editoriales en los que elevarán su voz para condenar los insultos del magnate-presidente en contra de los medios de comunicación y de la libertad de expresión.

En un hecho sin precedentes, a iniciativa del matutino The Boston Globe, los más importantes medios impresos en el territorio norteamericano, denunciaran los ataques de Trump a la prensa de la nación, a la que ha calificado reiteradamente en las últimas semanas de ser enemiga del pueblo  de los Estados Unidos.

Trump se lo buscó y ahora tendrá que enfrentar las consecuencias ante el endurecimiento en su contra de los más influyentes medios de comunicación impresos, que han aceptado la invitación del importante medio de Boston, realizada el pasado 10 viernes 10 de agosto, de sumarse como un todo para levantar la voz y decir a la sociedad nacional, desde cada una de sus trincheras, que no con enemigos de nadie y que consideran inauditos los insultos del jefe de la Casa Blanca, en el país que abandera la causa de la libertad de expresión.

Adelanto de la historia de mañana, los mensajes online, bajo el lema de #EnemyOfNone (Enemigo de Nadie), que lidera la tarde del miércoles The New York Times, al publicar: Insistir en que las noticias que no te gustan son noticias falsas, es peligroso para la vitalidad de la democracia. Y llamar a los periodistas ‘enemigos del pueblo’, es peligroso, sin más”.

Cascada de repudios a la conducta presidencial, en la que The Boston Globe advierte: “La libertad de prensa es esencial para asegurar la libertad’, escribió John Adams. Durante más de dos siglos, este principio fundacional norteamericano ha protegido a los periodistas en el país y ha servido de modelo para otras naciones libres. Hoy está seriamente amenazado. Y envía la señal alarmante a los déspotas, desde Ankara hasta Moscú, Pekín o Bagdad, de que los periodistas pueden ser tratados como un enemigo interior”.

La exigencia común al desquiciado gobernante, de apegarse a la primera enmienda constitucional que prohíbe la limitación de la libertad de expresión y prensa, como hasta ahora se deja sentir en la actitud de Trump.

El rotativo líder en Texas, Dallas Morning News, ha externado también su posición crítica ante la ofensiva del gobernante republicano: “Si el presidente ve información errónea, tiene el derecho y el deber de denunciarlo y mostrar los datos. No vamos a fingir que todas las historias que han aparecido en todos los medios que cubren al presidente han sido impecables. Pero tampoco vamos a fingir que no está en juego aquí una cuestión más amplia, que afecta a la libertad de la prensa de cuestionar las cosas y que afecta a los verdaderos fundamentos de nuestra República”.

Voces en común que vislumbran tiempos de tormenta en las relaciones del poder omnímodo de la Unión Americana con la prensa, al que de igual forma se suma Arizona Daily Star, de Tucson, Arizona: “En la práctica, los periodistas nos tragamos aburridas reuniones de gobierno y nos estudiamos las fórmulas de financiación de las escuelas públicas para que usted no tenga que hacerlo. No es una declaración tan idealista como la Primera Enmienda, pero vale igual”.

Toda la intención coincidente, para hacer entender a los lectores y en general a la opinión pública estadounidense, de que atacar a la Primera Enmienda de la Constitución, es inaceptable.

The Houston Chronicle, Minneapolis Star Tribune, Miami Herald y Denver Post, son parte de esta contraofensiva que mostrará el músculo periodístico, para denunciar los peligros de lo que consideran un asalto de la Administración federal a la prensa norteamericana, en el final de la segunda década del siglo XX.

Pero la posición irrespetuosa de Trump hacia los periodistas y sus medios de comunicación, no es nueva como tampoco es únicamente contra los periódicos, sino también incluye a las cadenas de televisión como CNN y NBNC, a quienes ha hecho blanco de sus insultos y gritos.

El mandatario se ha ido de la lengua, cuando utilizando su estilo de injuriar detrás de su cuenta de Twitter, ha manifestado que “los medios de comunicación falsos odian que diga que son los enemigos del pueblo, sólo porque saben que es verdad.      Causan gran división y desconfianza a propósito. ¡También pueden causar guerra! ¡Son muy peligrosos y enfermos”.

Cual vulgar dictador bananero, Trump ha llegado al extremo de ordenar el pasado miércoles 26 de julio,  la prohibición del acceso a eventos en la Casa Blanca a varios representantes de medios de comunicación, entre los que destacan Kaitlan Collins de la cadena de televisión CNN.

La periodista informaría que el bloqueo ella y su medio, según le argumentarían, en respuesta a su “conducta incorrecta e inapropiada”, por preguntas que no le gustaron al presidente, el día anterior, en su despacho conocido como la “Oficina Oval”, en Washington, que incluyeron a su ex abogado Michel Cohen.

Ese martes 25, CNN transmitió al mundo una grabación secreta de audio, en la que el presidente y Cohen discuten el pago potencial a una ex modelo de Playboy, que asegura haber tenido relaciones sexuales con el magnate convertido en político.

La respuesta represiva de la oficina de prensa se dio para evitar que estuviera presente en los jardines de la Residencia Oficial, en el encuentro entre Trump y el presidente de la Comisión Europea.

Días antes, el 13 de julio, el gobernante calificó a los medios de comunicación de falsos y enemigos del país, acusando en especial a las cadenas de noticias CNN y NBC, por su menosprecio al acuerdo que obtuvo recientemente con Corea del Norte.

Una guerra de descalificaciones a ambos medios de comunicación, que lleva lo que va de su gestión, de quienes esta vez se burlaría al afirmar que “hace 500 días habrían mendigado por este acuerdo, pues parecía que iba a desencadenarse una guerra”.

Y olvidándose que toda su campaña para llegar a la Presidencia estuvo sustentada en mucho en las Fake News (Noticias falsas), y que surtieron el efecto deseado por él y sus estrategas de campaña para ganarle a su contrincante del Partido demócrata Hillary Clinton, ahora Trump, sin ningún sustento en sus declaraciones, asevera que ellas son actualmente especialidad de la Prensa, al considerar que “realizan una cobertura informativa injusta de su gobierno”.

Obligado frente común en los últimos meses de agresiones permanentes de Trump, que ha llevado los diarios diarios The New York Times y The Washington Post a señalar que la frase de “enemigo del pueblo” fue empleada por el régimen nazi para referirse a los judíos, junto con la Unión Soviética, para denigrar a sus rivales. Nunca había sido pronunciado por el líder del mundo libre. Otro ejemplo más de cómo la presidencia Trump no tiene verdaderamente precedentes en la historia de Estados Unidos”.

Y es que el mandatario ha sido poco respetuoso, al asegurar que “lLas noticias falsas de los medios fallidos (The New York Times, NBC, ABC, CBS, CNN) no son mi enemigo, son el enemigo del pueblo americano”. Añadiría un segundo tuit en el que calificó a los medios de distribuir información “falsa” y “deshonesta”.

Uno de los políticos más críticos del Trump y que por lo mismo ha condenado sus arbitrariedades, ha sido el senador de su mismo Partido Republicano, John McCain, quien advertiría al gobernante: “Cuando miras las historia, lo primero que hacen los dictadores es reprimir a la prensa”.

Le diría: “Si quieres preservar la democracia como la conocemos, tienes que tener una prensa libre y, muchas veces, adversaria. Y sin ella, me temo que perderíamos muchas de las libertades individuales con el tiempo. Así es como empiezan los dictadores”.

Bueno, hasta el Trump el ex todopoderoso estratega de la campaña presidencial y posterior todopoderoso asesor principal, Steve Bannon, ahora fuera de la esfera del poder, ha opinado que su ex jefe ha hecho de la prensa su mayor enemigo desde que asumió el poder, subrayando que el  partido de la oposición para la Administración Trump es la prensa, y no el Partido Demócrata.

Definitivamente que la conducta del presidente Donald Trump se circunscribe al perfil de todo un dictador, que en su caso se evidencia en su intolerancia permanente a no aceptar las críticas de los medios de comunicación, sobre todo por su estilo ambivalente, de mostrar a diario posiciones diferentes sobre el mismo tema, que llenan de confusión al país.

Una mentalidad peligrosa incluso para los intereses de las grandes Corporaciones estadounidenses, que antes y ahora ven en su presidente un líder que ha empezado a llevarlos por caminos incorrectos en su relación, ya no solamente con sus vecinos inmediatos como Canadá y México, sino distantes como China, la Unión Europea, Rusia y ahora Turquía, que han empezado a responder en defensa de sus intereses.

Por lo pronto, la libertad de prensa y en general de expresión en la Unión Americana, está en riesgo y sus medios de comunicación no están dispuestos a permitirlo.

Premio Nacional de Periodismo 1983 y 2013. Club de Periodistas de México.

Premio al Mérito Periodístico 2015 y 2017 del Senado de la República y Comunicadores por la Unidad A.C.

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