jueves, diciembre 12, 2024

En la Liga de las Naciones, Europa apostó por el dinero

Luis Alberto García / Moscú

*Como deporte, el futbol quedó atrás: todo es mercado.

*La Copa FIFA / Rusia 2018 demostró que los negocios están primero.

*Entre estos aparece la delincuencia global y bien organizada.

*La UEFA Nations League llegó para quedarse y generar grandes ganancias.

*Calendarios complicados, acertijos únicamente para públicos fanatizados. 

 

 

La implacable e imparable lógica mercantil ha destruido las grandes tradiciones futbolísticas, en las que, lo que antes era bello y emotivo, ahora es lo contrario, sin que haya resistencia al dinero y a la opulencia, al estrellato, narcisismo, fama y culto a la personalidad de divos que ganan cantidades estratosféricas, verdaderas fortunas en dólares, euros, yenes o rublos.

 

En otras palabras, el futbol está entre los más redituables negocios globales, con el “Dios Mercado” como única alternativa, basándose en ingredientes que han hecho de él una compra y venta sin concesiones ni descuentos, con la aparición de auténticos acertijos, consistentes en la genialidad de elaborar calendarios únicamente para públicos fanatizados.

En el nuevo planeta-futbol –de sobra está decirlo, pero hay que reiterarlo-, la publicidad, los patrocinadores, los medios de comunicación, los clubes y sus directivos, las federaciones de mafiosos y las asociaciones que dirigen o administran un deporte que mueve miles de millones de dólares permanentemente, son factores predominantes para que su actividad no se detenga.

El futbol mundial y todo aquello que lo rodea son comparables a un avión o un taxi sin uso; una casa o un edificio sin habitar: si no se ponen en actividad, solamente generarán pérdidas; es decir, que cada minuto, hora o día sin actividad significa dejar de ganar dinero, mucho dinero.

Así lo aseguran, sin más dichos de por medio, los expertos en cálculos de riesgo, los especialistas en negocios internacionales y otros estudiosos de carreras –licenciaturas, maestrías y doctorados de nuevo cuño-, dedicados a analizar los fenómenos de la globalización, que incluye a la delincuencia bien organizada.

La pelota no para de rodar, no bastan los torneos de liga locales, los de copa, los torneos continentales de clubes y de selecciones, y es por eso que los dirigentes del futbol europeo inventaron la Liga de Naciones de la UEFA 2018-19 (UEFA Nations League, en inglés), que llegó para quedarse y generar grandes recursos y un cambio en el panorama de los calendarios internacionales.

Éstos tienen que acomodarse a los requerimientos de las televisoras, de acuerdo con los husos horarios distintos y en otras latitudes, alterando los torneos nacionales con otros formatos, partiendo de una idea aprobada el 27 de marzo de 2014 en el Congreso Ordinario de la Unión Europea de Futbol, tres meses antes de la inauguración de la Copa FIFA / Brasil 2014.

Esta nueva serie de encuentros –que no sustituye a la Copa Europea de Naciones creada en 1960- fue diseñada para llevarse a cabo cada dos años, sustituyendo los encuentros que se pactan en las llamadas “Fechas FIFA”, cuando, suspendiendo los torneos habituales, las selecciones nacionales se concentran para enfrentarse en juegos amistosos, cuya existencia y reanudación se puso en duda.

Éstos seguirán disputándose; pero su número disminuirá notablemente: como se explica más adelante, las selecciones de la “Liga A”, “B” y “C” tendrán dos fechas internacionales con partidos amistosos organizados por la UEFA, debido a que todos ellos integran grupos de cada liga, de donde saldrán los ganadores de la cuatro lugares de la Eurocopa de 2020.

Entre septiembre y noviembre de 2018 inició el equivalente a la fase de grupos, mientras en las fases finales (semifinales, partido por el tercer lugar y final) se disputarán en junio de 2019: en el banderazo inicial participó Francia, campeón mundial de la Copa FIFA / Rusia 2018.

Los franceses tuvieron el derecho de inaugurar la UEFA Nations League enfrentando a Alemania, que perdió la Copa del Mundo en Kazán ante Corea del Sur, después de haberla conseguido en Río de Janeiro cuatro años antes, venciendo (1-0) a Argentina en la final.

Este tipo de juegos son los que se esperaban dentro del novedoso torneo del futbol europeo, conformado por 55 equipos, divididos en cuatro distintas divisiones –llamadas “Ligas”-, basándose en el lugar que ocupaban según la colocación oficial de selecciones nacionales de la UEFA hasta el 17 de noviembre de 2017, con las más poderosas en los primeros doce sitios.

La “Liga A” la integraron doce: Francia Alemania, España y Holanda; Islandia, Suiza, Bélgica e Inglaterra; Croacia, Polonia, Portugal e Italia, sin tomar en cuenta que holandeses e italianos estuvieron presentes en la Copa del Mundo de Rusia, ausencias notables, cuando ambas han sido campeonas y subcampeonas mundiales en distintos torneos desde 1930.

En la “Liga B” está otra docena: Eslovaquia, Rusia, Austria y Gales; Ucrania, Suecia, Bosnia-Herzegovina; e Irlanda; República Checa, Turquía, Irlanda del Norte y Dinamarca, en tanto la “Liga C” incluye a quince representativos, que no necesariamente han participado en torneos mundialistas, aunque si hayan tenido actuaciones relevantes, como Hungría en 1954, que arras{o con todos; pero cayó (3-2) ante Alemania.

En esta tercera liga la “C” van Escocia, Hungría, Eslovenia y Rumania; Albania, Grecia, Noruega y Serbia; Israel, Finlandia, Bulgaria y Montenegro; Estonia, Chipre y Lituania, y por último la “Liga D” con cuadros que nunca han participado en Copas del Mundo, buena parte de ellas pertenecientes a la ex Unión Soviética.

Estos son Georgia, Bielorrusia, Azerbaiján, Macedonia, Letonia, Luxemburgo, Islas Feroe, Armenia, Kazajistán, Moldavia, Malta, Liechtenstein, Andorra, San Marino, Kosovo y Gibraltar, que ha tenido su oportunidad debido a que, gracias a este formato, crecen las posibilidades de que conjuntos que nunca han podido disputar una fase final en la Copa Europea de Campeones puedan obtener una plaza.

Estas últimas selecciones tienen nulas posibilidades de conseguir un boleto, ya que deben enfrentarse en “mano a mano” a potencias como Francia, España, Alemania, Croacia o a cualquiera otro equipo de la “Liga A”.

Comprobado en la Copa FIFA / Rusia 2018 que los negocios están primero, de este fabuloso mercantilismo se han mantenido las principales actividades futbolísticas del mundo, con efectos aplastantes sobe el mapamundi que conocemos, beneficiando lo grande y desdeñando lo demás, en especial la nostalgia, de la cual aún viven y sobreviven los viejos aficionados que recuerdan las Copas del Mundo del siglo anterior.

A partir de 2002, en Corea del Sur y Japón, parece que los pensamientos añejos no cuentan ni contaran, luego de ver la automatización y las trampas mostradas en XVII torneo mundialista –por primera vez realizado en dos países-, que conducen a esa lógica irremediable: el mercantilismo que se menciona en el primer párrafo de esta crónica con aroma a “saudade”, como dirían los brasileños.

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