viernes, diciembre 13, 2024

“Ellas. Las mujeres del 68” lectura obligada

CIUDAD DE MÉXICO / SemMéxico.- A los 55 años de la matanza de Tlatelolco, SemMéxico trae a colación el texto de Susana Cato, periodista y promotora cultural escribió el libro “Ellas. Las mujeres del 68”, con prólogo de Elena Poniatowska, que todavía circula y vale la pena leer.

En “Ellas. Las mujeres del 68”, Susana Cato reúne una veintena de entrevistas con testigos, protagonistas o participantes involuntarias, quienes, desde la milicia, la prisión, el arte callejero o la simple vida cotidiana nos transmiten la huella que dejó en ellas una de las mayores tragedias sociopolíticas del México contemporáneo.

Susana Cato, también escribió el libro “Isjir”, que retrata la vida de su abuelo paterno, Jorge Morat Cato, quien emigró de Irak a Ciudad Ixtepec, Oaxaca. Ella relata:

“Este libro es una suma de invaluables testimonios: entrevistas con un abanico de mujeres que vivieron en carne propia o ajena ese brutal episodio, hace ya más de 50 años. Ellas lo cuentan y recuerdan con una claridad política y una profundidad quizá de género, sorprendente que entreteje la ternura con la valentía, la lucha con el amor, el teatro con la inclemencia, el fervor revolucionario con la tragedia”.

Los textos incluyen a:
-Judith Reyes, capítulo “Cómo te escurre la sangre, Plaza de las Tres Culturas. -Elisa Ramírez, “Rebelde con causa”. María Rojo, “1968, Teatro, Pánico”; Rina Lazo, “¿Quién grita, quién llama?”; Eufrosina Rodríguez, “De los recuerdos”; Claudia Calderón, “Inocente participación”; María García, fotógrafa “Ser los ojos”; Martha Arias, “Limpiar la plaza”; -Patricia de los Ríos, “Quince años”; Margarita Castillejos, “Nacer progresista”; Beatriz y Arcelia Ramírez, “Las gemelas”; Olivia Revueltas, “Vivimos en el 68; Alicia Soust Scaffo, “Una leyenda insensata y transparente”; Cristina Barros, “Herencia liberal”; Mariángeles Comesaña, “Un espacio de resguardo”; Herlinda Sánchez Laurel Zúñiga, “La Esmeralda, ¡presente!”; Antonia Toña Candela, Épica desde Nueva York” y Ana Ignacia Rodríguez, alias La Nacha, “No me arrepiento de nada”.

Las protagonistas
“La Nacha” nació el 26 de julio de 1944 en Taxco. Estudió la carrera de Derecho en la UNAM y Derechos Humanos en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM). Fue detenida junto con Roberta Avendaño, La Tita, y hasta la fecha milita en el Comité 68. Para el prólogo de “Ellas. Las mujeres del 68”, Elena Poniatowska escribió:

Pocas veces se ha hablado de las mujeres del Movimiento Estudiantil de 1968 así las recordamos. Dos mujeres, La Tita y La Nacha, Roberta Avendaño y Ana Ignacia Rodríguez Márquez, son las primeras que mencionan los sesentayocheros… Hace 51 años, los estudiantes se apoyaron en las dos jóvenes líderes mujeres porque fueron esenciales, como es la tierra que pisamos. […] También debemos recordar a Rina Lazo, pintora y ayudante de Diego Rivera […] Cuando el ejército tomó la Universidad, el 18 de septiembre de 1968, Alcira Soust Scaffo, circulaba por los pasillos de la facultad de Filosofía y Letras de la UNAM; convertida en una leyenda “insensata y transparente” como la llamó José Revueltas, aterrada porque era uruguaya– se escondió en el baño de Mujeres y permaneció allí bebiendo agua. Hoy la recordamos entre otras justas razones porque Roberto Bolaños la consagró en su novela “El amuleto” […]

Elisa Ramírez, la guerrillera de ojos expresivos, hija del psicoanalista Santiago Ramírez, cargaba una bandera del Consejo Nacional de Huelga […] De tanto asistir a las interminables asambleas, los miembros más destacados del Consejo Nacional de Huelga se dieron cuenta de que las mujeres, con su sentido práctico llegaban en un tres por cinco a conclusiones que a ellos les tomaban días de discusión. Hoy son muchos los hombres que creen que no hay en México una fuerza mayor que la de las mujeres cuando deciden unirse para defender lo que creen”.

A 55 años de distancia se pueden valorar sus logros políticos, sociales y culturales. En el Movimiento del 68, la participación de las mujeres fue crucial gracias a su lucidez, su capacidad de tomar decisiones, su objetividad y entre tantas otras cosas importantes, su ternura y su sentido del humor, una combinación explosiva.

En la obra está escrita la odisea de las18 mujeres que conforman los 20 capítulos del volumen, Susana Cato dijo en una presentación de su libro en 2019: “Hay gente quien piensa que ya no hay que hablar de la masacre de estudiantes de 1968 y yo pienso que sí debemos hablar no sólo de Tlatelolco, sino también de los 43 desparecidos de Ayotzinapa… Este libro es una suma de invaluables testimonios: entrevistas con un abanico de mujeres que vivieron en carne propia o ajena aquel brutal episodio, hace ya 51 años. Ellas lo cuentan y recuerdan con una claridad política y una profundidad quizá de género sorprendente, que entreteje la ternura con la valentía, la lucha con el amor, el teatro con la inclemencia, el fervor revolucionario con la tragedia.”

Ana Ignacia Rodríguez, La Nacha, “No me arrepiento de nada”. Herlinda Sánchez Laurel Zúñiga, “La Esmeralda, ¡presente!” Antonia Toña Candela, Épica desde Nueva York”. La muralista Rina Lazo Wasem (Guatemala, 23 de octubre de 1923) contó cómo fue a dar a la prisión de Lecumberri: “Me habían arrestado por firmar el 27 de agosto, con Juan Rulfo, José Revueltas, Carlos Monsiváis, Manuel Felguérez y otros, un desplegado del Comité de Intelectuales, Artistas y Escritores apoyando al movimiento estudiantil. Y, sin duda, por ser guatemalteca…

“Era un patiecito donde había unos cuartitos de lámina donde las celadoras te metían y ponían candado. En el que me asignaron había un montón de colchones llenos de ratoncitos… Yo buscaba algún lapicito para dibujar lo que viví, nos bañábamos con agua helada y en un momento pude dibujar a las presas bañándose bajo la regadera entre rejas.”

El editor Juan Guillermo López habló sobre su propia experiencia de aquel 2 de octubre. “En el Movimiento, la participación de las mujeres fue crucial gracias a su lucidez, su capacidad de tomar decisiones, su objetividad y entre tantas cosas importantes, su ternura y su sentido del humor, una combinación explosiva.”

Quien es Susana Cato
Cato nació en el D.F. en mayo de 1960. De 1979 al año 2000 trabajó en la revista Proceso, como reportera y crítica de cine. En el 2000 fue directora de Cultura de la delegación Coyoacán, bajo el gobierno de la actriz María Rojo. Años después creó y dirigió el Teatro Blanquito, foro que recorría las calles de la Ciudad de México, con los mismos espectáculos que se presentaban en Bellas Artes.

Para cine, Susana Cato escribió, con Gabriel García Márquez, “El espejo de dos lunas” (1969), dirigida por Carlos García Agraz. Ha escrito también programas para la radio indígena, de televisión, multimedia, cuentos y teatro, donde destaca la obra “El manicomio de afuera” (2016) dirigida por Noé Lynn.

Susana Cato es nieta de un migrante iraquí, nació en el año 1960 en la Ciudad de México. Trabajó como guionista de cine en el cortometraje ¡Qué grande eres, Mangazo! y en el largometraje en el que laboró junto a García Márquez.

En el 2019publicó el libro Ellas, las mujeres del 68, un texto testimonial de 18 mujeres que vivieron la matanza de los estudiantes en la plaza de Tlatelolco el 2 de octubre de aquel año. El prólogo de la obra fue escrito por la mexicana Elena Poniatowska.

Hoy la lectura de Ellas, las mujeres del 68 de Susana Cato, es una lectura obligatoria para comprender más ese pasaje de rebeldía estudiantil que llegó a México como influencia desde otros países europeos en ese mismo año, y que trastocó profundamente el orden gubernamental priista establecido que venía echando raíces desde el término de la revolución de 1910.

Herida dolorosa, honda y profunda que no ha podido sanarse, mucho menos hacérsele justicia.
AM.MX/fm

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