viernes, abril 19, 2024

El muro fronterizo de Donald Trump puso al jaguar en agonía

Luis Alberto García / Zamora Pico de Oro, Chiapas

*Un ejemplar capturado en Arizona, señal de muerte.
*”Macho B”, único especímen vivo observado en EU.
*Su hábitat natural incluye selvas de Centro y Sudamérica.
*Su existencia está estrechamente relacionada con el agua.

La captura de un ejemplar de jaguar Panthera onca en el estado de Arizona, se produjo más al norte de lo que se había considerado anteriormente, lo que representa una señal de muerte por extinción y de que podría haber una población reproductiva permanente al sur de ese estado fronterizo con México.
Posteriormente se confirmó que el animal era el mismo macho (conocido como «Macho B») que había sido fotografiado en 2004 y que por entonces era el ejemplar más viejo conocido en libertad (aproximadamente quince años).
En marzo de 2009, «Macho B», el único ejemplar observado en Estados Unidos desde hacía más de una década, fue recapturado y sacrificado tras descubrir que padecía de insuficiencia renal. Un macho fue fotografiado el 19 de noviembre de 2011 en el condado de Cochise, en el estado de Arizona, bastante al norte de la frontera internacional, confirmando un avistamiento previo desde un helicóptero.​
Organizaciones ecologistas consideran que la finalización del muro fronterizo Estados Unidos-México, tal como lo propuso absurda y desquiciadamente Donald Trump, puso en agonía a la especie y redujo la viabilidad de cualquier población que se encuentre actualmente en los Estados Unidos al disminuir el flujo génico con las poblaciones mexicanas e impedir cualquier expansión de la especie hacia el norte.
El hábitat de Panthera onca incluye las selvas húmedas de Centro y Sudamérica, zonas húmedas abiertas y de forma estacional inundadas, y praderas secas. De entre estos hábitats, prefiere el bosque denso;​ este félido ha perdido terreno más rápidamente en las regiones más secas, como la pampa argentina o las praderas áridas de México y el suroeste de Estados Unidos.
Puede vivir en bosques tropicales, subtropicales y caducifolios secos, y su existencia está estrechamente relacionada con el agua y a menudo prefiere vivir al lado de ríos, pantanales y selvas densas con mucha vegetación que le permiten asediar a sus presas.
Se han encontrado ejemplares a altitudes de hasta 3800 m, pero suelen evitar los bosques de montaña y no viven ni en el Eje Neovolcánico ni en la cordillera de los Andes, sino en zonas que les garanticen resguardo,
El jaguat-Panthera onca adulto es un superpredador, por lo tanto se encuentra en lo más alto de la cadena trófica y no tiene predadores en estado salvaje, además de ser considerado como especie clave en cuanto predador focal, teniendo en cuenta que estos félidos mantienen la integridad estructural de los sistemas forestales mediante el control de los niveles de población de sus presas, como mamíferos herbívoros y granívoros.
Sin embargo resulta difícil determinar con precisión el efecto que tienen especies como esta sobre los ecosistemas, pues es necesario comparar los datos de regiones donde la especie está ausente y sus hábitats actuales, a la vez que se controlan los efectos de la actividad humana.
Se acepta que la población de las especies de sus presas de tamaño medio aumenta cuando no hay super depredadores, y se supone que esto tiene efectos negativos en cascada sobre su entorno.
Algunos estudios de campo realizados en lugares donde los grandes félidos están ausentes han mostrado que las variaciones podrían ser naturales y que los incrementos de población de sus presas podrían no ser significativos, por lo que la hipótesis de Panthera onca como especie clave no está apoyada por toda la comunidad científica.
También tiene efecto sobre otros predadores. Panthera onca y el puma, el segundo mayor félido de América, a menudo son simpátricos (especies relacionadas que comparten territorios que se superponen) y a menudo se los ha estudiado conjuntamente.
El puma es más pequeño de lo normal y más pequeño que los fenotipos locales de Panthera onca, que tiende a capturar las presas más grandes, y el puma piezas más pequeñas, lo que redunda en un menor tamaño de este último.
Sin embargo, esta situación puede resultar ventajosa para el puma, pues su abanico de presas más amplio y su capacidad de capturar presas más pequeñas, podría darle ventaja en entornos alterados por los humanos. El puma tiene actualmente una distribución significativamente más amplia.

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