sábado, abril 20, 2024

#DESDELABARRERA: El regreso a “La nueva normalidad”… tan idílico como distante

Aletia Molina

Cuando toda esta crisis del COVID19 comenzó. la actual administración anunció que el retorno a la denominada “nueva normalidad” en la Ciudad de México y a nivel nacional sería el primero de mayo… después se arrepintió, reculó y habló de que el pico más alto de la pandemia de COVID-19 vendría entre el 8 y el 10 de mayo.

Luego, dijo que no, que dicho pico sería más bien el 20 de mayo, cuando se supone que la curva de contagio ya se había aplanado, pero por lo menos hasta el momento, el regreso a clases no será el 1 de junio y en el caso de la CDMX y el Valle de México, continuarán en semáforo rojo hasta el 15 de junio para, después, evaluar si se puede transitar al color naranja, para de ahí llegar al amarillo, por lo que poder llegar al color verde se ve muy lejano aún.

Lo peor, lo que no ayuda, es que este gobierno recorra una y otra vez las fechas, no da seguridad de nada.

En primer lugar, nos desalienta como población, que hemos cumplido con las medidas establecidas por esta emergencia sanitaria y, en segundo, revela que el actual gobierno, ni ha “domado” la pandemia ni el regreso a la nueva normalidad está cerca.

Conforme se acerca el primer día de junio, en la Ciudad de México se puede observar cómo la gente empieza a salir, las medidas están relajándose y cada vez son más los casos de quienes no siguen la regla: usar cubre bocas y guardar sana distancia.

Ahí está el caso del “finísimo” diputado Gerardo Fernández Noroña, quien alegó su derecho a no utilizar cubrebocas y a contagiarse de COVID-19, en lo que sin duda es una actitud muy estúpidamente irresponsable, pues el legislador podría ser asintomático y contagiar a otras personas.

En la presentación del Plan Gradual hacia la Nueva Normalidad, que hiciera la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, se establece: “regresaremos más fuertes pero distintos. Lo vivido en estos meses nos marcará cuando volvamos a nuestras actividades, pero será bajo una nueva normalidad. En la Ciudad de México trabajaremos para que esté sustentada en la igualdad de derechos y en la innovación, hemos trabajado en este plan de reapertura equilibrando derechos, en especial el derecho a la salud y el derecho al bienestar económico”.

Al igual que en otras partes de la República, en la CDMX ya hemos conocido muchas historias en torno a la saturación de hospitales COVID-19; falta de atención a pacientes que llegan con síntomas de éste, que se ha vuelto el enemigo, y fallecen a las afueras de los nosocomios, así como la saturación de crematorios, las atenciones médicas en los estacionamientos hospitalarios, como del desempleo y la caída estrepitosa de la actividad económica.

Sin duda, recuperarse está significando mucho más difícil de lo que parece, o al menos de lo que debería ser, así que no sólo en el caso de la capital de la República se ha dimensionado el tamaño titánico del reto y qué gobernadores (incluida  Sheinbaum) lo lograrán, independientemente de las encuestas que se aplican y califican su actuación ante la emergencia.

Ya en estos días el gobierno de la 4T dio a conocer cuáles son las industrias que reiniciarán operaciones para restituir las cadenas productivas y de valor. Pero, ¿y las actividades administrativas?

La Secretaría del Trabajo, de Luisa María Alcalde, diseñó un manual muy, pero muy limitado. Serán cientos de miles de personas las que regresarán a sus oficinas en las principales ciudades del país.

Conforme se vaya estabilizando el efecto de la pandemia y las cuarentenas sean progresivamente levantadas, las empresas comenzarán a regresar a sus empleados a sus espacios de trabajo.

En México ya muchas organizaciones empiezan a vislumbrar y planear cómo sería este regreso y cuándo. Las respuestas son diferentes y dependen de las necesidades y condiciones de cada empresa.

Aunque la forma de trabajar se irá adaptando gradualmente al nuevo entorno, la mezcla de empleados que trabajan en el lugar tradicional y los que lo hacen de forma remota, se recalibrarán de forma permanente.

Los retos en las mentes de todos son ¿cómo y cuándo regresaremos al lugar físico de nuestros trabajos?, ¿cómo desfasar este regreso? ¿es posible mantener a la gente sana y sostener la productividad?

La pandemia por coronavirus azota prácticamente a todo el mundo. Casi no existen lugares en la faz de la tierra en el que no haya casos y, si sí, probablemente sea por omisión intencionada de los gobiernos como es el caso de Corea del Norte.

Los lugares más recónditos del planeta, islas lejanas, todos registran cuando menos un contagiado más allá de su estado de salud.

Por lo que la respuesta a la pregunta no es tan simple. Varía según el país y el estatus de este, el cual va cambiando día tras día y cada semana. Lo que hoy parece un país sin una emergencia sanitaria, en unas horas, literalmente, puede girar 180 grados.

Regresaremos a la nueva normalidad.

Nos urge, pero no a costa de nuestra vida o de la de nuestros seres queridos.

El sistema está completamente carente de una base sólida para sostener la vida.

Al momento de escribir la presente hay gente padeciendo, muriendo por culpa de las falsas expectativas que está dándonos el mismo gobierno.

Entonces, con el anuncio al regreso a “la nueva normalidad”, ¿qué se debe ponderar: la vida, la economía? ¿Qué respondemos? Pero más importante ¿¿¿Cuándo???

@AletiaMolina

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