Por Gabriel Pereyra
Hace un año que más de treinta millones de mexicanos votaron por una transformación en los objetivos, estrategias y prácticas de gobierno en la República Mexicana. Como en otros aniversarios, se aprestan hacer numerarias y comparaciones que resultan ociosas. No se puede comparar que pasó hace seis doce o diez y ocho años con lo que ocurre ahora. Los escenarios son distintos. No había un presidente como Donald Trump en los Estados Unidos con todo lo que representa de voluntarioso y prepotente, no había la avalancha de migrantes, no había la proliferación del sargazo, no se habían realizado tantos y tantos cambios en las estructuras del poder: la desaparición del Estado Mayor, el cierre de Los Pinos como casa oficial, la desaparición de cientos y miles de intermediarios que existían en las compras que hacía en gobierno, en la distribución de los programas de atención a los pobres, en la forma de tomar decisiones, en el modelo de comunicación del gobierno con el pueblo y sobre todo en los objetivos de la nación. El lema de Primero los pobres era una frase hueca hasta que llegó Andrés Manuel López Obrador a darle contenido, estrategias y sentido.
López Obrador Como un estadista, ha establecido reglas básicas de su gobierno para conformar un México con menos miseria, más equitativo, busca con medidas políticas y económicas disminuir la brecha que existe entre miseria y opulencia, entre los pocos muy pocos ricos y los millones de pobres. Busca acabar con privilegios de la clase gobernante detentadores del aparato oficial que utilizaba el aparato oficial para hacer negocios. Busca con una obsesión casi enfermiza qué el gobierno sea un organismo sano, eficiente, capaz y limpio de corrupción. La corrupción es un cáncer que, en las dimensiones que existen en México impiden que el país prospere, corroe todos los sistemas. Y solo beneficia a una elite de corruptos.
Cuando la corrupción invade todo el sistema las posibilidades de hacer una cirugía en las partes afectadas es imposible, el huachicoleo invadía a todo PEMEX, estaban involucrados operadores, técnicos, directivos y hasta las mismas personas que tenían la obligación de evitar que se robaran el combustible, se lo robaban, el capo era Eduardo León Trauwitz que ahora anda prófugo y han dicho ni lo busquen porque no lo van a encontrar.. Nunca nos imaginamos una institución tan brutalmente corrompida. Por eso hubo que hacer un tajo completo, cerrar los ductos, aunque se creará una crisis de abastecimiento temporal. Hay que recordar que de los depósitos que se encontraban dentro de las plantas salían tubos directos a una serie de locales de abastecimiento clandestino, además del “robo” de pipas y ordeña de ductos.
Lo mismo ocurrió con la compra masiva de medicinas, el director Germán Martínez miembro destacado del PAN que había nombrado AMLO, renunció cuando vio que la compra se llevaría a cabo desde la Secretaría de Hacienda y no en el IMSS. Las compras son ahora masivas y en las mejores condiciones para el gobierno de México. Lo mismo pasaba con los sueldos, había cientos de formas de cobrar sueldos estratosféricos: compensaciones, comisiones, contratos, etcétera. En las últimas investigaciones sobre Emilio Lozoya se ha involucrado a Enrique Peña Nieto, quien cubría con un manto protector el modelito de corrupción, de excesos faraónicos y millonarios a los que nos sometieron. Así podríamos seguir área por área encontrado formas de corrupción cada vez más sofisticadas que se utilizaban para violar la ley y propiciar una ganancia ilícita.
Todas las medidas contra la corrupción han generado focos de resistencia y un malestar económico en sectores que han perdido el acceso al robo indiscriminado de los bienes públicos. Es evidente que ellos han establecido una narrativa tóxica de crítica, una canción de desesperanza, de condenar por condenar. Se dice que algunos miembros del PAN pagan 800 pesos porque te hagas un protestante profesional y circules en las redes información falsa, tendenciosa, distorsionada en contra de la 4a Transformación. El país sigue unido y adelante contra todo lo que quisieran los enemigos de AMLO, el descontento está en los medios que pertenecen a consorcios económicos privados, y cuyos operadores los periodistas de prensa radio y televisión fueron descubiertos por los negocios fabulosos que hacían vendiendo protección periodística. Ellos y los rumorólogos son los que encabezan las manifestaciones de descontento. Otro grupo localizado de inconformes es el del voto útil de todos los partidos que votaron por AMLO y que querían que todo siguiera igual. ¡Claro que están decepcionados!
Toda transición trae ajustes y problemas, en este caso son mínimos. Con Zedillo nos fuimos a la quiebra, con Fox dejamos de crecer y el robo de la derecha que llegó al poder fue vergonzoso, tuvimos un gobierno de opereta con un presidente tonto, iletrado, ignorante y estúpido. Calderón desató el baño de sangre en que está envuelto el país y Peña Nieto llevo la corrupción a extremos de enfermos mentales.
Los cambios son ciertos, visibles y modifican estructuras, México ya no podrá ser el mismo, hemos tomado conciencia del daño que hace la corrupción y quienes la practican, se ha modificado la estructura que representaba el estado neoliberal y por los menos Morena estará en el poder otro sexenio.
Los mexicanos contentos o enojados con Andrés Manuel López Obrador somos otros, tenemos conciencia de clase y de quienes nos roban, identificamos y responsabilizamos a los corruptos que sufren una condena social y otros que están en proceso penal. Es posible que algunos tengan condenas de privación de la libertad. La apatía ha disminuido y ahora todos participan polemizan con el mismo Presidente y se informan. Quieren ser actores, aunque sea en el papel de oposiciones de esta nueva etapa de Mexico.
Hoy sabemos que se puede cambiar un gobierno corrupto y que la fuerza de las mayorías existe. Que una organización política real de defensa de las personas puede cambiar nuestro destino. López Obrador anuncia sus propuestas y propósitos, sus movimientos administrativos, la inversión del gobierno, por primera vez sabemos para donde va la administración pública, en que se invierten nuestros impuestos. Tenemos que entender que hay movimientos que están en proceso y no se pueden dar a conocer a la opinión pública, son movimientos de gobierno que si bien no son secretos, si deben de ser discretos. No confundamos lo deseable con lo posible, no nos equivoquemos, hay una real política y hay una política de que esta en la imaginación. Andrés Manuel se mueve, actúa y trabaja en la real política, sin dejar de ser un soñador que busca lo mejor para su pueblo.
Oaxaca: Le llegó la hora
La ceremonia realizada el viernes pasado en Oaxaca que presidio el Presidente AMLO, en relación con los tramos carreteros que unirán la capital del estado con la costa parece ser que serán una realidad en el año 2022. Este día se establecido un compromiso de hombres entre el Presidente de la República y los habitantes del Estado que habitan los municipios donde van a pasar las carreteras. Hubo nuevas formas de trabajo. La carretera se construirá utilizando gran cantidad de mano de obra de los habitantes de esa zona, se hará con maquinaria moderna, pero también con tecnología que privilegie el uso intensivo de trabajadores, para que los beneficios que produzca la construcción se queden en la región, fortalezcan el mercado interno y propicien el apego y cuidado de esas nuevas vías de comunicación en las comunidades.
Inteligente y novedosa la forma de llegar a una solución final para que se terminen esas vías de comunicación esenciales para el desarrollo. Con ello se incorporar el estado al desarrollo integral del sureste, al fortalecimiento del paso ferroviario transismico, a la modernización de las ciudades de Salina Cruz y Coatzacoalcos, al Tren maya y a todo ese complejo de esfuerzo e inversiones que va hacer el país para incorporar esta región al desarrollo. Yo espero que todo esté planchado, aunque no es extraño que salga algún descastado, corrupto y provocador a buscar privilegios y canonjías para él y su grupo. Toca a los gobiernos federal, estatal y municipal mantener el orden.
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