martes, noviembre 26, 2024

CONCATENACIONES: Una tragedia más

Fernando Irala

La inundación de un pozo carbonífero en Coahuila el pasado miércoles generó un saldo trágico de una decena de mineros atrapados, sin que hasta el momento se tenga idea clara de su situación.

Como ocurre en estos siniestros, cada día que pasa se alejan las posibilidades de supervivencia y crece la incertidumbre, lo mismo de sus familias, que entre los equipos que tienen la misión de intentar el rescate lo más pronto posible, mientras haya esperanzas de vida.

Aquí, sólo se sabe que el pozo siniestrado y otros dos más contiguos están inundados, y la carencia de bombas de gran capacidad, sobre todo al principio, han hecho lenta la extracción del agua.

Cuatro días después, el Presidente primero evaluó y luego decidió visitar el lugar de la calamidad.

Lo hizo contra la extraña estrategia que ha seguido a lo largo de su gobierno de no asistir a los lugares de desgracia. En ese lapso han ocurrido terremotos, inundaciones ciclónicas, incendios y otras desgracias colectivas, pero nunca había acudido a los lugares respectivos.

Alguna vez he escuchado que las visitas presidenciales sólo distraen a quienes están trabajando sin descanso para resolver o al menos paliar el infortunio. Eso puede ocurrir en parte, pero de otro puede decirse que al hacerse cargo la máxima autoridad nacional en cada caso puede girar instrucciones oportunas, supervisar lo que se hace, corregir sobre la marcha y apresurar los resultados.

El propio mandatario ha señalado que en sus giras prefiere hacer largos trechos por carretera que le permiten conocer el estado de los caminos y platicar con la gente. ¿Por qué esa regla no aplica en las adversidades, cuando tal vez se necesita más?

El hecho es que esta ocasión la regla se rompió. No resultó bien porque se actuó tardíamente, y cuando acudió al pozo lo hizo sin traer alguna buena noticia, un plan de acción o al menos la disposición para escuchar y dialogar con los familiares de las víctimas.

Por ello su breve visita causó más descontento e irritación en la población minera.

Lo cierto es que la prioridad se centra en encontrar a los mineros atrapados, y ojalá que sea con vida.

A lo demás ya estamos acostumbrados.

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