viernes, marzo 29, 2024

CONCATENACIONES: Colosio, a 25 años

Fernando Irala

Hace un cuarto de siglo, una vez más, el rumbo de nuestro país se trastocó.

El fin de semana pasado se cumplieron veinticinco años del asesinato de Luis Donaldo Colosio, el candidato presidencial que sin oposición de peso se encaminaba a una elección donde se habría hecho del triunfo sin problemas.

Un asesino solitario, según la versión oficial, sesgó su vida y su proyecto, y cimbró de paso al sistema político.

Desde entonces y hasta la fecha, mucha gente ha dudado de esa versión, y al crimen se le han querido adosar los más diversos autores intelectuales, comenzando por el entonces Presidente de la República, Carlos Salinas de Gortari y personajes de su entorno, líderes del narcotráfico –que ya había no tenía el despliegue ni la audacia que ahora presume— u otros interesados en apartarlo del mando.

El hecho es que ahí cambió la historia en México. Frente a las intenciones expresadas por el candidato en campaña de atender los reclamos de justicia y de combate a la desigualdad, al relevo después de su muerte llegó Ernesto Zedillo, un hombre de reconocidas habilidades técnicas pero de notoria inexperiencia política y de pocas preocupaciones sociales. Su gobierno sirvió sólo como puente para que un sexenio después el panismo arribara al poder y se postergara aún más la solución a las inconformidades populares.

Ahora que se vive una etapa muy revuelta, entre los anhelos de una profunda transformación y los indicios de que en realidad estamos empantanados y en retroceso, la efeméride ha generado la rememoración no sólo del político sacrificado, sino de todo un México que probablemente habría terminado bien el siglo y habría empezado bien la actual centuria.

Lo que hace un par de balas.

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