Por: Tania Itzel Vargas
A partir de la revolución sexual se defendió la idea de que todos somos libres de acostarnos con quien queramos, pero que no se nos olvide que también somos libres de no acostarnos
Mientras caminamos hacia la librería Voces en Tinta, donde quedamos de vernos con Álvaro, un chico de 24 años, asexual, que amablemente aceptó contarnos su historia, hemos pasado frente a una sex shop y una que otra tienda de disfraces eróticos y lencería.
En el camino, mis compañeros y yo pensamos en la pornografía que abunda en las redes sociales y, antes de cruzar la calle, nos detenemos junto a un puesto de periódicos y no puedo evitar mirar la fotografía de una chica en bikini, en la contraportada de El Gráfico.
Definitivamente vivimos en un mundo en extremo sexualizado, tanto, que es casi imposible tratar de entender y de imaginarse cómo puede sobrevivir a todo ello una persona asexual.
Es la primera vez que vemos a Álvaro en persona, pues hasta ese momento solo habíamos tenido una conversación en Messenger. Me sorprendió la manera en que se veía: un chico “normal”, vestido de manera formal, tal y como se espera de alguien que trabaja en un ambiente de la administración pública. No. Álvaro no se veía diferente. No tiene una estrella en la frente que nos anuncie que se trata de una persona asexual. ¿No sé, en verdad, qué es lo que yo esperaba encontrar?
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Soy asexual, no padezco de disfunción eréctil
Lo primero que le comento a Álvaro es la dificultad que hubo para encontrar a una persona que se declarara abiertamente asexual y que quisiera relatarnos sus historia. Al parecer dentro de la misma comunidad LGBT+, el colectivo asexual es muy invisibilizado.
Álvaro nos habla acerca de la discriminación que sufre una persona que se declara asexual, pues esta orientación suele confundirse con disfunción eréctil y otro tipo de trastornos.
—Pero, ¿por qué a la sociedad le cuesta tanto trabajo aceptar que existen las personas asexuales, Álvaro?
—A mucha gente le da pavor decirlo en público, porque se nos tilda de estar confundidos, se dice que nos falta madurar, que no ha llegado la persona correcta o simplemente, a los hombres nos dicen que padecemos de disfunción eréctil y, a las chicas, las acusan de ser frígidas.
—Los asexuales no sufrimos de ningún padecimiento; los asexuales, simple y sencillamente no sentimos atracción sexual por ninguna persona.
—También hemos tenido que enfrentarnos a los famosos estudios de los que todos hemos escuchado, que aseguran que tener relaciones sexuales mejora tu calidad de vida como si comieras sano o hicieras ejercicio. Sin embargo, yo llevo una vida normal, nada ajena a la experiencia de mucha gente.
Una cosa es el sexo y otra el amor
La asexualidad es una orientación sexual que no está dirigida hacia ninguna persona. Sin embargo, las personas asexuales podemos sentir amor, a esto lo llamamos orientación romántica. Es importante entender la diferencia entre estos dos conceptos para que aparezca en el mapa la asexualidad.
Existen asexuales que no sienten ni atracción sexual ni amor por nadie y existimos quienes no sentimos atracción sexual, pero sí sentimos amor por las personas y podemos crear lazos profundos con nuestras parejas. Existen asexuales que no desean tener una pareja y habemos quienes sí queremos.
—¿Qué tal han funcionado tus relaciones de pareja? ¿Cómo les dices que eres asexual?
Hasta ahora han ido mal. He tenido parejas y me di cuenta de que soy asexual a partir de que empecé a tener relaciones sexuales. La sexualidad no era importante para mí como para mis parejas. A partir de los 21 años empecé a sospechar de mi orientación sexual y a los 23 años fue mi momento de asumirlo.
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Los otros quieren tener sexo y en una sociedad sexualizada es lo normal y como yo no quiero, soy el que está mal. Pasé a formar parte de esta minoría tan incomprendida, discriminada, juzgada e invisibilizada aún dentro de la misma población LGBT+.
Por otra parte, mis amigos reaccionaron bien, pues mi entorno es muy liberal y de alguna manera ya estaban familiarizados con el término. En realidad, lo que me costó trabajo fue aceptarlo y asumirlo yo, porque de alguna manera, pesaban mucho sobre mí los estereotipos acerca de lo que es ser un hombre heterosexual y esto me generó no solo conflictos sino actitudes y conductas de riesgo en ese afán que yo tenía de reafirmarme como hombre heterosexual.
Conocer a una posible pareja es complicado, porque no sé si debo de presentarme así: Soy Álvaro y soy asexual, porque en seguida siento que se levanta una muralla entre nosotros.
—¿Te ves con una familia, Álvaro?
— Sí. Me gustaría tener una familia, hijos.
—¿Para los asexuales es posible llegar a arreglos con sus parejas no asexuales respecto a las relaciones sexuales?
Sí. Ya lo he hecho; por ejemplo, he llegado a acuerdos de tener relaciones sexuales una o dos veces al mes y también estaría dispuesto a tener una relación abierta.
Encontrar ayuda no fue fácil
—¿Cómo diste con Asexualidad.MX?
En el proceso de descubrirme como asexual me encontré con Asexualidad.mx. Se trata de una organización donde se da difusión para informar a la gente acerca de la asexualidad. En Asexualidad.mx encontré el poyo que necesitaba, porque como se trata de una orientación muy invisibilizada tiendes a sentir que estás solo en el mundo y que no tienes a nadie que te apoye o que te pueda contar su experiencia.
Es difícil encontrar ayuda, pues tienes que ir con gente que esté concientizada en el tema, porque corres el riesgo de caer con médicos que confunden disfunción eréctil con asexualidad y, al revés, también sucede que hay personas que sí padecen de alguno de esos trastornos y creen que se trata de asexualidad.
En Asexualidad.mx hay un esfuerzo, por parte de especialistas en psicología, también miembros del colectivo, por apoyar a las personas el tema de averiguar si la asexualidad es su caso o no.
Somos libres de acostarnos y de NO acostarnos
Si consideramos que tan solo el 1% de la población mundial es asexual, estamos hablando de la minoría dentro de la minoría. Es comprensible que para el otro 99% de la población, una vida sin sexo sea algo fuera de su entendimiento. Pero las personas asexuales existimos y merecemos respeto a nuestra manera de vivir nuestra sexualidad.
—¿Se puede vivir sin sentir atracción sexual? ¿Un asexual nunca se masturba?
La libido es muy distinta de lo que es la atracción sexual. Existen asexuales que se masturban, porque tenemos un cuerpo sexuado, pero no porque sientan atracción sexual.
Sin embargo, dentro del espectro de la asexualidad existen personas grisexuales, esto se refiere a que son personas que sí sienten atracción sexual, pero en muy raras ocasiones; por ejemplo, cuando llegan a crear un vínculo romántico muy profundo con su pareja. Es importante entender que la asexualidad es un espectro muy grande y no hay una regla ni etiquetas que definan a cada ser humano.
Yo soy Álvaro, soy asexual y mi consejo para ti que sospechas que tienes esta orientación sexual es que no te lo guardes. Eso me hizo daño, hice cosas que no tenían por qué pasar. No tengas miedo de buscar ayuda e investiga.
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