Francisco Gómez Maza
Es verdaderamente lamentable la conducta del doctor José Manuel Mireles Valverde. De héroe a villano. De defensor de su pueblo ante las agresiones de la delincuencia organizada, a denostador de la buena fama de las mujeres, Y todo lo ha echado a perder por su ignorancia,
Así ha ocurrido con personalidades que aparentemente están más allá del bien y del mal como el cantante Plácido Domingo, acusado por un grupo nutrido de mujeres de acoso sexual.
El doctor Mireles Valverde se hizo un héroe popular dirigiendo las defensas comunitarias en Michoacán ante la desidia de los gobiernos para defender a los pueblos del estado, tanto que esta actitud le valió que el mismo gobierno lo encarcelara varios años. Por ahora, el doctor no ha llegado a ser acusado de acoso. Nadie lo ha acusado de delito sexual, pero él mismo, el héroe que defiende a sus hermanos, el líder que encabeza la defensa de pueblos agredidos por las bandas del crimen organizado se cae por su propia ignorancia, por su inconciencia en el trato a las mujeres como se lo enseño, cuando niño, su progenitora. Mireles es un ícono del machismo de los hombres que tratan a las mujeres con bajeza. Y en contra de esta perversidad han estado luchando mujeres y hombres conscientes que buscan la igualdad de género.
El machismo y, por tanto, el acoso sexual a las mujeres (también se da acoso sexual de mujeres hacia hombres), el maltrato llevado al extremo del feminicidio es un fenómeno que ha crecido con la historia del mundo, pero en estas contemporaneidades ha crecido la conciencia de la igualdad de sexos, de la paridad de género, está detrás de personajes importantes acusados de delitos sexuales, como por ejemplo representantes trascendentes de la vida eclesiástica o del empresariado.
Los deslices mediáticos del doctor Mireles Valverde no sé si merezcan el calificativo de delitos, es posible que sí, pero más que nada revelan la personalidad del mexicano y del hombre universal, porque tanto hay machos en el mundo subdesarrollado como en las grandes civilizaciones impregnadas de educación. Mireles no ha sido acusado de acosador. Su lenguaje prosaico es el que le ha caído en el hígado a los defensores de los derechos de las mujeres. Tampoco sé si tenga que ser castigado con el cese de sus funciones en el ISSSTE, o tenga que ser amonestado fuertemente por sus superiores.
Recuerden quienes están indignados con el doctor Mireles que, en realidad, todos somos asesinos como dicen los sicólogos y siquiatras. O sea que quien no haya cometido ninguna injusticia que tire la primera piedra.
Y este escribidor tiene siempre una gran preocupación. Que será más difícil cambiar las cosas, lograr eliminar el machismo y sus consecuencias, hasta el feminicidio, difícilmente se va a desterrar de la conciencia de los mexicanos, mientras no se eduque a la mujer. Porque en general es la mujer la que crea machos desde que el niño ve la luz primera. La madre es quien crea a los machos, cuando manda a la hija a prepararle el desayuno a su hermano; cuando la manda a que le lave la ropa; cuando no le permite jugar con juguetes que son equivocadamente juguetes para niños. Y el color de su ropa ciertamente nunca es color de rosa.
Al niño se le compran carritos, caballos, pistolas rifles, bicicletas, balones. A las niñas, muñecas y rosas, casas de muñecas, vestiditos de muñecas, juegos de cocina de plástico o de hoja de lata.
O sea que se les da sexo a los juguetes. Pero lo más grave es que se les enseña a las mujeres a que son menores, más débiles, menos inteligentes que los varones.
De ahí vienen los machos, que de ellos estamos hablando. Mireles Valverde no creció como ser humano hombre. Se quedó en la etapa del macho, como muchos hombres, millones de varones, no sólo en México sino en todo el mundo. Cómo me acordé de aquel símbolo del anti periodismo: Carlos Denegri, azote de las mujeres.