Francisco Gómez Maza
- Cuántas barbaridades en nombre de la libertad de expresión, Paco Ignacio II
- Tan populista (en su sentido peyorativo) serían AMLO como EPN, Meade y Anaya
No habrá expropiaciones: AMLO
AMLO contradijo a Paco Ignacio Taibo II sobre la expropiación de empresas; respecto al capítulo de la serie “Populismo”, afirmó que ya lo vio y lo definió como ‘un somnífero’
Excélsior 28/04/2018 17:39 ARTURO PÁRAMO
Indudablemente que la libertad de expresión es sagrada. Puedo no estar de acuerdo con lo que usted defiende, pero defendería con la vida su derecho a expresarse, como dicen que dijo´, que no es cierto, el gran filósofo francés, François-Marie Arouet, mejor conocido como Voltaire, aunque yo no me llevo con los filósofos no obstante que he hecho de la Filosofía mi norma de vida.
Sin embargo, en nombre de la libertad de expresión se dicen y se hacen estúpidas barbaridades, como la que expresó hace horas el escritor Francisco Taibo, más conocido como Paco Ignacio Taibo II, quien solemnemente advirtió, en un arranque pasional por su amor desamorado a Andrés Manuel: Empresas que chantajeen a AMLO deben ser expropiadas. Hay que ser honestos. Simplemente honesto. El candidato de Morena siempre ha asegurado que, de llegar a la presidencia, respetará la propiedad llamada privada. No sé privada de qué. Más bien, si se refiere a la propiedad, a una gran empresa, de un dueño que no es el gobierno, se llamaría propiedad particular. Privados son los que fueron expropiados; fueron privados. Jajajajaja. Y las expropiaciones no las practica ni el más radical de los líderes comunistas que hay en el mundo.
Y por lo que toca al coco de los neoliberales, el populismo (en sentido peyorativo), puedo aceptar que el tabasqueño sea populista porque se presenta como defensor de los intereses del pueblo frente a un gobierno que está en contra de los intereses del pueblo, como los gobiernos neoliberales que los mexicanos han padecido, más groseramente desde que asumió la presidencia Miguel de la Madrid Hurtado y siguió con Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, que combinaron una política económica que privilegia a los detentadores del capital y excluye de los beneficios de la economía a los millones de trabajadores que son quienes contribuyen con su fuerza de trabajo a aumentar la riqueza de los grandes empresarios.
Si defender los intereses del pueblo trabajador es populismo, yo soy populista. Pero no con expropiar a los ricos voy a resolver los grandes problemas de los pobres. Al contrario. Voy a matar, teóricamente, la gallina de los huevos de oro, aunque debe de haber un equilibrio sano de la balanza que pesa al capital y al trabajo, porque uno no puede existir sin el otro.
Ahora, algunos colegas me cuestionaron por decir, en el Feisbuc, que el populismo no sería malo si lograra abatir la pobreza, la pobreza extrema, la miseria, la indigencia cosa que jamás han logrado, ni les importa lograr, los genios del neoliberalismo, quienes, desde hace 36 años, han enriquecido exponencialmente a los grandes ricos encabezados por Carlos Slim Helú y sus compinches, enriqueciéndose ellos mismos gracias al asalto impune de las Arcas de la Nación. Y a pingües moches.
Pero si vamos a darle a la palabra populismo el sentido peyorativo que le dan los neoliberales (Peña Nieto pidió hace unos días no votar con el estómago), tenemos que reconocer que los candidatos del PRI no solamente son populistas, sino, lo que es más grave, corruptores. Por qué populistas. Porque le prometen el oro y el moro a sus audiencias, que son pueblo con tan de atraerse su simpatía. Por qué corruptores. Porque compran el voto corrompiendo a los más pobres, a los muertos de hambre, a los que no les queda más que votar por el PRI incluso a cambio de una sopa Maruchan. Las campañas del PRI son insultantemente populistas. Puras promesas a los campesinos, a los indios, a las clases trabajadoras, a las clases medias, a las organizaciones populares. ¿Alguien se atreve a contradecirme, señor Peña? Llegan al poder gracias a la compra de conciencias, a la burla de la pobreza, a la compra de votos, al reparto de regalos en especie y en dinero contante y sonante, que al votante no le sirve más que para cualquier chuchería, y por el fraude electoral perpetrado, como se dice ahora, gracias al algoritmo.
Estos sí que son expropiadores. Expropian la libertad de los individuos. De los más pobres, a cambio de espejitos, para que ellos se apoderen del poder político y se enriquezcan gracias a su habilidad de ladrones de cuenta.
Así que, no se crean ni declaraciones estúpidas como las de mi Tocayo Taibo, ni las hipocresías de los bandos. Convirtámonos en nuestro propio médico y dejemos de vivir en el paraíso de la neurosis; como dice Henry Miller, mezcla de temor y ansiedad, a la cual quizá quedemos pegados para siempre, a menos que estemos dispuestos a rescatarnos a nosotros mismos.
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